Capítulo Dieciocho: Mucho miedo

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—Y dime —dijo Natalie, ahora sentada en el lugar que había ocupado Jude, quién todavía no regresaba—, ya que no eres novia del guapo estratega...

Dianora rodó los ojos ante la ironía en la voz de la chica, una sonrisa divertida adornando sus labios.

—¿Tienes novio?

—No —dijo de inmediato, decepcionando a la chica.

—Lo dijiste muy rápido —se quejó, su labio inferior sobresaliendo en un puchero.

Dianora soltó una risa.

—Pero tuve uno —admitió, arrepintiéndose de sus palabras nada más salieron de su boca.

Compuso una mueca cuando Natalie aplaudió, feliz.

—Muy bien, cuéntame —pidió entusiasmada, acercando más la silla a su cama—. Soy una chismosa que necesita de chismes para vivir. Tal vez esto pueda poner celoso a Jude, me encantaría ver a esa cara de cubo de hielo arrugarse del enojo.

Dianora se sonrojó ante sus palabras.

—Jude solo es un amigo —aclaró por quinta vez en esa hora juntas.

—Sí, sí —sacudió la mano, quitándole importancia a sus palabras.

—Bueno, su nombre es Giorgio —empezó Dianora cuando la gerente la instó a hablar. Hizo lo posible para que no se notará en el tono de su voz lo mucho que le afectaba hablar de él—. Fuimos compañeros en el Orfeo.

—¡Espera, ¿qué?! —la interrumpió inclinándose hacia ella—. ¿Estuviste en el Orfeo? ¿De Italia?

—La mayor parte de mi vida crecí ahí —dijo nada más como explicación. No le gustaba mucho contar sobre su vida a personas a las que apenas conocía. Pero Natalie era demasiado extrovertida y se le hacía difícil no contestar a eso.

—¡Oh, es genial! —la tomó de la mano— ¡Eres una jugadora extranjera!

Dianora volvió a sonrojarse mientras Natalie seguía comentando lo alegre que estaba de ser amiga de una jugadora de Italia. Aunque Dianora no estaba del todo segura de cuando empezaron a relacionarse de ese modo.

—He visto algunos partidos de Orfeo —seguía—, son brutales.

A Dianora comenzó a pesarle la cabeza y sus ojos ya ardían ligeramente, lo que le decía que no podía ignorar el cansancio un minuto más.

—Natalie...

—¿Por qué terminaste con Giorgio? —preguntó de pronto la chica, dejándola muda por unos segundos. No había pensado que ella le preguntaría sobre eso, aún cuando era muy obvio.

—Estoy muy cansada —se alegró de poder ser creíble está vez con una mentira—. Se supone que debería de estar descansando.

—¡Ah, sí! —La de pelo negro le soltó la mano con rapidez, sin insistir más al ver que realmente estaba cansada—. Te dejo descansar.

Natalie se despidió de Dianora, prometiendo visitarla al día siguiente. Pero, a pesar del dolor de cabeza que empezaba a hacer acto de presencia, Dianora no pudo dormir. Sus pensamientos estaban siendo invadidos por un chico de pelo azul oscuro, rizado y con una sonrisa que la enamoraba.

***

Después de una semana internada en el hospital, recibiendo exámenes de sangre junto a diversos tratamientos que se le hicieron innecesarios a Dianora, por fin le dieron de alta.

En todo ese tiempo, Jude y Natalie no habían dejado de visitarla, siendo de gran ayuda y apoyo con los pensamientos intrusivos que de vez en cuando aparecían para atormentar su mente. Pocas veces llegaban Mark, Axel y Celia, el primero contándole del partido que tuvieron con Suriken y sus habilidades ninjas, y el segundo dirigiéndose a ella con apenas un seco saludo, pero agradeció los intentos que tuvo de hablar con ella, por mucho que después quedarán en un incómodo silencio. Celia, por el contrario, se pasó hablando de su nueva familia y lo feliz que estaba de haber recuperado a su hermano y hermana mayor.

𝐃𝐄𝐂𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍 • 𝑱𝒖𝒅𝒆 𝑺𝒉𝒂𝒓𝒑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora