Capítulo Seis: Recorrer un camino

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Horas después, ella caminaba por el pasillo que llevaba al campo de fútbol de la Academia Allius, para así entrenar por su cuenta e intentar conseguir que se calme la tormenta que arrasaba en su mente. Que solo piensa, y piensa, y no deja de pensar. 

Fue cuando se topó con Jordan, quien se acercó sin ningún problema a Dianora, siendo ella la primera en hablar.

—¿Cómo estuvo?

—Terminó minutos después de que te fueras —Su postura recta le dijo lo orgulloso que estaba de eso—. Debiste habernos esperado.

—Esos minutos no quería ver.

Silencio. Esos ojos negros la analizan.

—Decidí mostrarles una super técnica para que no volvieran a buscarnos.

Dianora sonrió con tristeza.

—Eso no los detendrá. Mucho menos con Mark entre ellos.

—¿El portero y capitán? —Asintió, consintiendo sus palabras—.  Él me sorprendió. Logró utilizar una súper técnica cuando lancé la mía.

—Todo acabará más rápido de lo esperado, ¿eh? —Sonrió ligeramente. Y eso significaba que tenía que apresurarse a realizar su siguiente movimiento. Tenía que estar con ellos. Su familia.

—¿Eso qué significa? —cuestionó el de cabello verde oliva.

—Nada —Cambia de tema—. ¿Qué pasó con Axel? ¿Lo tienen amenazado?

Solo la miró fijamente.

—Deberías dejarlo así.

Y se fue.

Esa fue respuesta suficiente. Dianora sabía que la entrenadora, al tener ojos más agudos que los de ella, debió darse cuenta mucho antes y trataría de resolver de inmediato el problema. Axel Blaze iba a tener que dejar el equipo si querían ganar.

Siguió su camino con una punzada en el pecho.

***

Natalie Jones

—Esto es demasiado, Natalie. Deberías conocer tus límites cuando de berrinches se trata, ¿eh?

—No es ningún berrinche —refunfuñó la de cabello negro.

Apartó el aparato de su oído con un suspiro cuando su madre empezó a despotricar insultos a través de él. Inútil, inútil y más inútil. Eso era para su familia. Desde que había dejado el patinaje por su lesión, Natalie había pasado de ser la hija favorita a ser la marginada de su casa.

—Mamá —dijo, interrumpiendo su monólogo de hija buenaparanada que tenía—. Voy a volver al patinaje.

Silencio.

—¿En serio? —preguntó con una nota de seriedad en su voz.

—Sí.

Miró a sus pies. Mordió su labio.

Su madre siguió sin decir nada.

Hasta que...

—¿Por fin recapacitastes, bebé? ¡Es excelente! Le diré a tu padre que hable con tu antigua maestra y así planear tus días de entrenamiento y...

Estaba preparada para el cambio de actitud en cuanto soltó las palabras, pero igual una punzada se instaló en su pecho, recordándole lo hipócritas e indiferentes que eran sus padres.

—No, no quiero seguir con mi anterior entrenadora —La interrumpió, añadiendo rápidamente—. No era tan buena como parecía. Me iría mejor con uno de sus antiguos alumnos. Dejo el patinaje hace unos años por lesión, pero ganó el primer lugar en varias competiciones y se volvió lo suficientemente famoso y bueno en el hielo como para estar cerca del primer lugar en Japón.

𝐃𝐄𝐂𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍 • 𝑱𝒖𝒅𝒆 𝑺𝒉𝒂𝒓𝒑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora