Capítulo Dos: Información

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El lugar de siempre era algo parecido a un desván abandonado que Dianora descubrió por accidente. Había estado ordenando sus pertenencias, asombrada de que hubiera un pequeño cuarto de por lo menos diez metros de ancho, donde podría mantener su ropa nueva. Ahí fue donde notó el borde de lo que parecía una puerta detrás de lo que se suponía era pared. Extrañada, se había agachado para inspeccionar. Un lugar secreto, fue lo único que pudo pensar mientras metía los dedos en la rendija y una pequeña parte de la pared se desprendía, mostrando lo que en efecto era una puerta, donde podría pasar un niño de casi diez años.

Pasó ahí metida como media hora, posiblemente más, sin darse cuenta, explorando cada rincón de la estancia y rebuscando en los baúles llenos de polvo. No sé habría dado cuenta de lo tarde que era de no ser por Xavier, que fue a dejarle la comida después de que no apareciera para cenar. Fue en ese momento, cuando el chico escuchó ruidos dentro del closet y decidió ver que era, que Dianora descubrió el motivo de la fuerza de los demás equipos y el Génesis. Con dos días residiendo en la Academia Alius había notado la fuerza sobrehumana de los cinco equipos. El único motivo que pensó fue experimentos, y Xavier se lo confirmó esa noche.

—Esto no es lo que yo quiero que pase —Fue lo que respondió cuando le preguntó por sus intenciones de estar ahí con ella, contándole todo eso. Ella sospechaba de que quería ganarse su confianza y así atraparla queriendo hacer algo en contra de sus ideales. ¿Habían notado lo poco dispuesta que estaba por cooperar a pesar de sus coacciones?

Pero sus ojos fueron los que terminaron por convencerla de lo contrario, además de su discurso.

—Pero amo a mi padre y es por eso que soy parte de sus planes. Te voy a ayudar para que regreses con los tuyos, pero no creas que traicionare a mi padre, o a los que considero mis hermanos. Puede sonar egoísta, pero no quiero que ninguno pague por lo que está haciendo. No te daré toda la información y mantendré ocultos muchos datos. ¿Creés poder soportarlo?

Mientras abría la pequeña puerta de madera pensó en esa pregunta una vez más. Soportar el hecho de obtener solo un poco de ayuda de quién tenía mucha información y contactos para conseguirla. Su respuesta sería igual que en ese momento: sí, lo soportaría, porque era mucho más de lo que conseguiría sola.

Subió las cortas escaleras encorvada y se encontró con que Xavier ya se encontraba ahí sentado sobre un baúl con un libro a mano.

—¿Qué es tan importante? —Parecía bastante entretenido, pero la curiosidad la estaba matando. Se suponía que iban a reunirse en dos días para no atraer sospechas innecesarias por la ausencia de ambos.

—¿Cómo estuvo la sesión de hoy? —preguntó, en cambio.

Apretó los dientes, frustrada. Pero al final respondió.

—Al parecer estoy llegando a tu mismo nivel. Clark piensa que el néctar es lo que me está dando esa mejoría.

—¿Se equivoca?

Su falta de respuesta debió haber sido suficiente para él, ya que asintió. El doctor Clark, el mismo que la estuvo atendiendo las veces que llegó a parar al hospital, terminó siendo una de las personas pagadas por Ray Dark que veían su progreso en secreto. Cuando la secuestraron se encontró en un edificio de dos pisos y con una estructura de apariencia frágil, rodeado por rejas e iluminado por antorchas. Por dentro las paredes mantenían un color azul desgastado, mezclándose con el gris del cemento. Por lo que pudo notar, muchas ventanas estaban rotas. Ahí fue que se encontró con Ray Dark y el doctor, una de las paradas para despistar a la policía.

—El néctar de los dioses da poder al que lo ingiere —Le había ido explicando el Dr. Clark en su camino al instituto Zeus—. Solo lo hemos llegado a probar con jugadores que no experimentaron con otra forma de poder, por lo que he estado proporcionando pequeñas cantidades en tu suero. Tu respuesta ha sido magnífica.

Dianora todavía podía recordar la furia y la vergüenza que sintió mientras ese hombre soltaba como seguirán observando los resultados de dosis más altas con naturalidad. En ese momento había visto a Ray Dark de reojo, consciente de que no le había interesado los efectos secundarios al mandar a suministrarle ese líquido. Era el conejillo de indias, con el que hacía lo que le diera la gana y no podía seguir permitiéndolo. Él solo quería ganar y se lo demostró una vez más esa misma noche.

—¿Qué es eso? —preguntó cuando unos vasos llenos de un líquido fue entregado a los jugadores del Zeus después del discurso que Ray Dark les dio.

—Lo que nos asegura la victoria —había respondido—, Néctar de los dioses.

—Vamos, Dianora —uno de los vasos fue extendido frente a ella, como una condenación eterna—. Tú también debes beber.

«Por mi libertad», se dijo cuando lo tuvo entre sus manos. Inclinó la cabeza para atrás y se tragó el líquido transparente sin parar a respirar.

Por su familia.

Apartó ese recuerdo de inmediato.

—Pero no estoy aquí por eso, Xavier.

Un suspiro salió de sus labios mientras cerraba el libro y lo dejaba junto a él.

—Lina se fue.

En un principio le pareció absurdo, pero el hecho de que le dijera una acción que cualquiera podía hacer cuando gustará —excepto ella—, hizo que frunciera el ceño, confundida.

—¿Qué significa eso? —cuestionó.

—Que ha decidido ir en contra de nuestro padre. Se ha unido a las personas que intentan detener lo que estamos haciendo.

Mentiría si dijera que se sorprendió. Después del poco tiempo que se estuvo relacionando con la hija del entrenador, se dio cuenta que era alguien que se juntaría con el enemigo llegado el caso. Lo que si la intrigó fue lo último.

—¿Y quiénes son esos?

—El Raimon —sonrió, consciente de que eso sí la descolocaría.

—Pensé que estaban jugando contra el Zeus cuando pasó —dijo, refiriéndose a cuando Jordan fue a desafiar al Raimon—. Es imposible que hayan coincidido.

—Jordan fue en busca de contrincantes —Le recordó—. Lo más seguro es que haya decidido ir en busca del Raimon después de escuchar que ellos fueron los vencedores. Tal vez hasta se haya tomado el atrevimiento de quedarse esperando por su llegada.

—Yo creo que es lo contrario —Conociendo a Mark y a todos los del Raimon, no iban a quedarse de brazos cruzados viendo cómo las escuelas eran destruidas.

—Bueno, las teorías están de más — Pronunció Xavier levantándose del baúl para acercarse a Dianora—. En dos días se le fue asignado a Jordan transmitir un mensaje desde las instalaciones NARA.

—¿Qué mensaje?

—Solo vine a informarte de esos dos acontecimientos, tú decides qué hacer con la información.

Dedicándole una sonrisa, se alejó de ella y salió del cuarto secreto. Dianora se quedó ahí parada, analizando cada una de sus palabras con cuidado. Lo más seguro era que alguien del equipo Génesis sea el encargado de llevar a cabo la tarea de transmitir el mensaje. Teniendo a alguien con esas habilidades, el entrenador no se arriesgaría a utilizar a alguien de fuera. Era cuestión de confianza.

Suspiró. No se llevaba bien con todos, por no decir que solo con dos: Xavier e Isabella. Iba a ser difícil, pero sabía que lo conseguiría. Tenía que descubrir quién era el encargado de transmitir ese mensaje.

No pensaba estar atrapada por mucho más tiempo en ese lugar.

𝐃𝐄𝐂𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍 • 𝑱𝒖𝒅𝒆 𝑺𝒉𝒂𝒓𝒑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora