Capítulo Ocho: Chico coqueto

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Natalie Jones

Natalie bajaba las escaleras junto a Celia, riéndose o burlándose de vez en cuando de los chicos que no paraban de resbalarse o temblar de frío. Ella también temblaba, pero siempre había sido buena soportándolo, por lo que también se enfocaba en toda la nieve que la rodeaba, formando pequeñitas bolas con ella que lanzaba discretamente a los que se encontraban más abajo. Celia solo sonreía ante su comportamiento infantil y la esperaba pacientemente cuando se detenía por sus travesuras.

Y fue por ese motivo que la hermana menor de Jude casi terminó en el suelo ante el resbalón que se pego. Caída que le fue evitada por el chico que las había estado siguiendo detrás en silencio.

—Ten cuidado —dijo con esa voz baja y suave que parecía llamar mucho la atención de Natalie—. Es fácil resbalarse en estos escalones.

—Ah, sí —Soltó incómoda Celia mientras enderezaba su bolso—. Muchas gracias.

Los ojos de la de cabello negro se encontraron por un segundo con los del jugador, quien le dedicó una inocente sonrisa. Natalie trató de no mostrar su diversión. Shawn Frost parecía ser todo un coqueto.

Cuando se disponía a seguir a su amiga, un fuerte retumbar llamó su atención e hizo que mirará hacia arriba con confusión. Nieve caía de la roca por sobre sus cabezas, lo que hizo que su corazón se acelerará ligeramente al imaginar que una avalancha les cayera encima, por lo que retrocedió hasta quedar con su espalda pegada a la barandilla.

Se relajó un poco al notar que no era mucha nieve la que estaba cayendo. Y fue cuando notó que el chico a su lado ya no estaba, cuando hace un segundo lo había visto de reojo.

Al girar hacia él, Natalie lo vio agachado, abrazando sus rodillas mientras temblaba casi de forma imperceptible.

Su cuerpo se movió por cuenta propia, agachándose frente a él, quedando un poco más baja al estar un escalón más arriba. Sus manos se posaron en sus brazos, sin saber qué decir al verlo de ese modo. Quería reconfortarlo, pero siempre había sido mala para eso. Natalie era de esas que siempre mostraba una sonrisa, bromeaba o reía a carcajadas. Pero en situaciones serias como esa, su mente se quedaba en blanco. Su cuerpo reaccionaba, pero sus labios se quedaban pegados, apretados en una fina línea.

—Frost, no ha pasado nada —La chica con el sombrero de paja en la cabeza se acercó al de cabello grisáceo. Una sonrisa tranquila estirando sus labios—. Solo se ha caído la nieve del tejado.

El chico, al escucharla, levantó la mirada hacia ella y después observó confundido hacia arriba, desde donde la nieve se había precipitado.

—Es verdad —Los ojos grises del chico mostraban una profunda tristeza que hizo que su pecho se apretara dolorosamente—. Ha sido la nieve del tejado.

—¿Te encuentras bien? —preguntó Natalie tímidamente, llamando su atención. Sus ojos se abrieron ligeramente por la sorpresa, ya que no la había notado frente a él.

—¿Qué ocurre? ¿Te pasó algo? —Se escuchó a Mark gritar.

—No, no ha sido nada —respondió con una ligera risa.

—Sí por un poco de nieve te pones así, es porque eres mucho más gallina de lo que imaginaba —dijo Nelly a unos escalones más abajo que ellos.

Natalie apretó los dientes molesta.

Shawn Frost se levantó con una mano en la nuca, riendo del comentario de la chica pelirroja como si fuera realmente cierto.

—Vamos, sigamos —alentó el chico, rodeando a la de cabello negro que miraba a su amiga con ganas de arrancarle cada uno de sus cabellos. Al notar que el chico se alejaba, Natalie lo siguió detrás, llamando su atención con un ligero jalón a su manga.

𝐃𝐄𝐂𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍 • 𝑱𝒖𝒅𝒆 𝑺𝒉𝒂𝒓𝒑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora