Capítulo Veintisiete: Me gustas

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—No sabía que Nelly estuviera enferma —comentó en cuanto se encontraron con la chica a la salida del hospital, donde Samford y King se encontraban internados—. Pensé que estaba aburrida de encontrarse en los entrenamientos solo sentada cuando no llegaba.

Supo que se encontraba confundido cuando vio su entrecejo arrugarse.

—Nelly no está enferma.

—¿Ah, no?

—Su padre está internado aquí.

Lo miró sorprendida.

—¿En serio? No lo sabía.

Ahora se sentía mal por haber sonado como alguien insensible al preguntarle a ella cómo estaba, en vez de por su padre.

—Ni yo lo sabía. Eso pasó antes de que nos uniéramos al equipo —se encoje de hombros, como si no fuera importante.

Le dirigió una mirada indignada.

—Pero de todas formas tú lo sabías y yo no.

Jude la miró con atención por un momento, hasta que soltó una carcajada.

Habían pasado media hora hablando con Joseph y David. Al principio fue incómodo, ya que con Dianora todavía no tenían la confianza necesaria para mantener conversaciones largas como con su anterior capitán. Pero gracias a Jude, Dianora pudo pasar un buen rato con ellos. Olvidando por un momento su condición y la actitud de Jude hacia ella, la que había cambiado drásticamente desde que habían decidido visitar a ambos compañeros.

Suspiró.

Todavía se sentía un poco resentida por esos cambios de actitud.

***

En ese momento, con el atardecer variando entre el naranja y el rojo sobre el cielo, Jude se percató de algo. Normalmente, en sus caminatas y salidas juntos, estar agarrados de las manos se les hacía de lo más natural. Eran amigos de la infancia, ¡Claro que era natural! Pero no fue hasta que Natalie lo mencionó —sin darse cuenta, pero lo hizo—, que se puso a pensar en la perspectiva que daban a las demás personas. Natalie la había llamado su novia, Axel la apoyaba, y él no había tomado conciencia de lo fuerte que era la palabra cuando decidió ignorarlos.

Él sabía que estaba enamorado de Dianora. Lo tuvo claro desde el momento que salió de su casa la noche anterior. Cuando sintió que en cualquier momento moriría de un infarto por el dolor en su pecho y los pensamientos negativos que lo inundaron.

Ya la había visto caer desmayada una vez, no quería vivir esa experiencia una vez más.

Su mirada se detuvo en la chica que tenía a su cerebro trabajando y a su corazón latiendo con fuerza. En algún momento del camino se había hecho una cola alta para conseguir que no se le fuera a la cara y tapara su campo de visión; ahora mechones de pelo están fuera de su sitio, provocando que de vez en cuando levantara una mano y se los acomodara. Sus ojos avellanas se perdían en algún punto del camino mientras dejaba que sus pies la guíen de forma automática. No había mencionado palabra desde que se encontraron con Nelly y descubriera la condición de su padre, se había quedado callada tan de repente que él tampoco se había esforzado por cambiarlo, porque se había dado cuenta de eso: su distracción. Y su semblante que denotaba tristeza.

Se preguntó, no por primera vez en ese día, si era su culpa.

Como si sintiera su mirada, esos cálidos ojos se posaron en los suyos, ocultos detrás de las gafas. Fue lo único que necesito para que esas dos palabras que había estado conteniendo salieran de su boca sin poder evitarlo.

𝐃𝐄𝐂𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍 • 𝑱𝒖𝒅𝒆 𝑺𝒉𝒂𝒓𝒑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora