Capítulo Veintitrés: Erick Eagle

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No la reconoció. Su amigo estaba tan emocionado por el encuentro con Bobby y Silvia que no la reconoció cuando pasó por su lado. Dianora no se sintió mal por eso, sabía que estaba emocionado; y no quería interrumpir el encuentro entre amigos que, era consciente, Erick había estado esperando con ansias desde que volvió al fútbol.

Nelly, Celia y Natalie se encontraban con ella, a unos metros de los tres amigos que se estaban reencontrando. Natalie alentaba con porras recién inventadas por ella a los chicos que habían vuelto al entrenamiento después de la sorpresa de antes, las otras dos se mantenían en silencio mientras observaban a sus compañeros de club. Pero no sabían disimularlo, porque Dianora era consciente de que estaban pendientes de ella.

—Didi... —la voz de Celia llamó su atención.

—¿Qué pasa? —cuestionó, fingiendo confusión ante su tono cauteloso.

—¿Te gusta mi chico? —Natalie se plantó frente a ella, sus manos a cada lado de su cintura. La seriedad con la que lo preguntó sorprendió a Dianora, descolocando su compostura anterior.

Da un paso atrás, un tanto incómoda por la repentina cercanía.

—¿Qué dices, Nat? —suelta una risa nerviosa—. No veo a Erick de ese modo.

—¿Y cómo lo ves? Además de guapo.

—Como un amigo —declaró, ignorando el último comentario—. Además, no veo que lo vayas a saludar si dices ser su chica.

—¡Lo soy! —dio un pisotón en el suelo, como una niña que quiere demostrar que lo que dice es verdad—. Yo lo sé, solo me falta que él también lo haga.

Dianora soltó una risita.

—¿Es la primera vez que lo miras en persona?

—¡No! Nos conocimos cuando viajé y ya hablábamos por teléfono antes de hacerlo —se cruzó de brazos, asintiendo con firmeza—. Silvia siempre se la pasaba hablando de él, pensando que estaba en el tercer cielo. Pero cuando lo investigué y descubrí que eso no era verdad, me puse en contacto y ambos planeamos este encuentro —abrió sus ojos azules con sorpresa—. ¡Ay! ¡Ahora ya no hay excusas para hablar con él por teléfono!

—No te desvíes del tema, Nat.

La chica de pelo corto puso sus dos manos sobre su boca y se alejó de Dianora para volver al lado de Nelly, quien había hablado.

—Es una chica graciosa, ¿No? —Celia sonrió, divertida.

Dianora asintió a eso.

—Bueno, Dianora, dices que lo ves como un amigo, pero desde que vino lo miras con tristeza, como si todavía te doliera su rota relación. —Nelly ni siquiera la miró al pronunciar las palabras, sus brazos cruzados sobre el pecho mientras observaba cada uno de los movimientos de los chicos. Dianora no había podido evitar notar que la pelirroja siempre mantenía la mirada por más tiempo en Mark Evans.

«Hay una razón», quiso responder, pero tampoco quería estarle revelando su vida personal a todo el mundo, mucho menos la de Erick. Él lo contaría si así quisiera, ella no tenía ese derecho. Por su parte, hablar de su madre con personas que apenas acaba de conocer —además de Celia—, no se le hacía correcto.

—¿Acaso fueron novios? —cuestionó Celia, sorprendiéndola.

Quiso negarlo, pero Natalie se adelantó, acercándose a ella una vez más, para acribillarla de preguntas.

—¿Te rompió el corazón? ¿Te dejó por otra? ¿Te engañó? ¿No dijiste que solo habías tenido un novio y que se llamaba Giorgio?

Una pregunta cada vez más incómoda que la otra, por lo que se excusó rápidamente con la mentira de que Erick la estaba llamando. Natalie intentó detenerla, pero ella fue más rápida y se acercó casi corriendo hasta donde esos tres se encontraban riendo felices. A último minuto, se acercó con timidez al no poder volver atrás en su decisión, captando la atención de los tres.

𝐃𝐄𝐂𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍 • 𝑱𝒖𝒅𝒆 𝑺𝒉𝒂𝒓𝒑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora