Capítulo Siete: Un abrazo

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El aire fresco era algo que Dianora necesitaba para relajarse. Motivo por el que rechazó ir en coche al parque que encontró en su paseo del día anterior... o mejor dicho, un día antes de quedar inconsciente.

El chico de las gafas dudó por unos segundos, analizando el pálido rostro de Dianora. Terminó aceptando porque la palidez de la chica no le gustaba y esperaba que el aire fresco le ayudará, por lo menos un poco.

Ella pareció relajarse nada más pisar el suelo fuera de su casa, y fuera cuál fuera el motivo de su ausencia y su mal estado, en algo Jude estaba seguro; Dianora intentaba escapar de algo dentro de su casa. ¿Una persona que la lastimó? ¿Su padre? No lo sabía y eso le molestaba. Se sentía impotente.

El aire fresco chocando en su rostro le hacía cerrar ligeramente los ojos de vez en cuando, por unos segundos en los que se encontraba extasiada por lo relajada que se sentía con Jude a su lado. Cómo si lo de ayer nunca hubiera pasado. Cómo si nunca se hubiera sentido sola en todas esas caminatas que daba hasta la casa de Ray Dark —no su casa, la de Ray Dark—.

Pero toda esa paz no duraba para siempre, por mucho que ella deseara que fuera así, y fue justamente Jude quien cortó ese momento de relajación.

—¿Me contarás lo que te pasó? —Jude la miró con esa seriedad típica de él, evitando mostrar sus emociones. Fue ahí cuando la realidad pegó a Dianora de nuevo, los ahora ligeros dolores en sus músculos le recordaban el motivo de su salida.

—No quiero, pero debo —musitó soltando un suspiro resignado. Paseó la mirada por las pocas personas que en ese momento circulaban por el parque. Niños jugando, parejas caminando...

Señaló un banco cerca de ahí. 

—Vamos a sentarnos.

Ambos se acercaron al banco solitario debajo de un árbol, que proporcionaba la suficiente sombra como para que los rayos del sol no los tocará.

Dianora giró su cuerpo hacia él.

—Primero que nada, ¿Cómo te enteraste que estaba mal?

Esa no era la pregunta que realmente quería hacerle, ya que enterarse de su malestar era fácil con solo hacer una llamada a su casa. Lo que realmente quería preguntarle era sobre Ray Dark. ¿Lo habrá visto en sus visitas a su casa? Ray Dark no quería que se supiera su parentesco con él, entonces, ¿No había estado con ella esos días? ¿No sé preocupo o sintió mal? Cuando preguntó por él, Catrina le había dicho que acababa de irse. ¿Eso decía que la llegaba a ver, pero sin que Jude estuviera?

—Ray Dark me lo dijo —respondió con simpleza mirándola extrañado, más no sabía de la explosión que hubo en la cabeza de Dianora.

—¿Él? —inquirió, sin poder disimular la sorpresa en el tono de su voz —y la ligera esperanza que patéticamente sintió en su pecho—.

—Pues se supone que debe de saberlo, ¿No? —Esa respuesta puso nerviosa a Dianora. ¿Él lo sabía? Tenía miedo de que fuera así, pero a la vez, estaba emocionada de compartir su carga con alguien más. Era egoísta, pero ya no podía aguantar mantener el silencio por más tiempo. Necesitaba desahogarse.

Hasta que Jude continuó con su respuesta.

—El Comandante debe ser informado si uno de sus jugadores se siente mal, por lo que me pidió ir a visitarte e informarle de tu condición. Por si era grave.

𝐃𝐄𝐂𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍 • 𝑱𝒖𝒅𝒆 𝑺𝒉𝒂𝒓𝒑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora