Capítulo Diez: Miradas

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Natalie Jones

Siete días después de la desaparición de Dianora

A la mañana siguiente, Natalie se levantó con los músculos de las piernas adoloridos. Estar forzando las piernas a mantenerse en equilibrio y tratar de deslizarse sin ningún problema por horas, después de tanto tiempo sin hacerlo, le iba a pasar factura en todo el día. Mientras comenzaba a alistarse para empezar el día, pensó que si seguía con ese ritmo que iba a imponerse en los próximos par de semanas, podría empezar a practicar los saltos. Iría poco a poco con su entrenamiento, para así acostumbrar a su cuerpo nuevamente.

Cuando estaba por tomar el peine de la cómoda que compartían, se dio cuenta de que las chicas ya se habían ido. Estaba tan sumergida en sus pensamientos que no se había puesto a pensar en que sus compañeras de cuerto parecían haberse ido hace mucho. ¿Qué hora era? ¿Por qué no la habían despertado para ayudar con el desayuno?

Tomó el celular de su cama.

Casi pegó un grito al encenderlo y ver que eran más de las ocho. Salió corrriendo de la habitación con el corazón acelerado. El desayuno debió haber pasado hace mucho. ¡¿Por qué no la habían despertado?!

Al pasar por el comedor, se dio cuenta que algunos de los chicos del Alpino se encontraban ahí recogiendo todo. Se acercó rápidamente al notar a Kerry, tratando de ignorar las miradas divertidas que le dedicaban. Debió de haberse peinado antes de salir.

-Kerry -llamó a la chica que le dedicó una sonrisa cuando se encontraron juntas.

-Natalie, hola, parece que descansaste bien -dijo ella mientras ponía una silla en su lugar-. Me preocupaba que tuvieras que levantarte temprano después de lo tarde que era cuando te fuiste a la pista.

-¿Qué? Pero... -Natalie se aclaró la garganta, era mejor no decir nada-. ¿Dónde están los chicos?

-Entrenando, claro. Escuché que se dividirán para jugar en equipos.

-Ah, claro -Sintió sus mejillas calientes. Debió de haberlo imaginado, pero estaba tan nerviosa de no haberse despertado a tiempo que no se le pasó por la cabeza-. Gracias, me iré ahora.

-Claro -La escuchó responder, pero ella ya se estaba alejando.

Se dirigió al campo de fútbol entre corriendo y caminando. Nunca había sido buena corriendo largas distancias, por lo que su respiración ya se había convertido en un jadeo desesperado cuando entró al campo y se dirigió hasta donde se encontraban las chicas y la entrenadora.

-¡Natalie! -Saludó emocionada Celia cuando se paró frente a ellas.

Quiso decir algo, pero su respiración era un desastre. Se apoyo en sus rodillas tratando de controlarla y poder soltar todo el discurso que venía creando en su mente en todo el camino hacia ahí.

-¿Por qué vienes hecha un desastre? -preguntó Nelly observándola con disgusto.

-Es culpa de ustedes -respondió sin aliento.

-¿Estás bien? -Natalie negó a la pregunta de Silvia- ¿Por qué estás tan cansada? -Las señaló a todas con un dedo acusador- ¿Viniste corriendo?

Natalie por fin se enderezó y la miró sarcástica.

-¿No se nota? -Tosió ligeramente, pero ya su respiración parecía estar controlada.

-¿Por qué no me despertaron? ¿Saben lo asustada que estaba al darme cuenta que me perdí el desayuno? -Se puso al lado de Nelly con desgana y puso un puchero-. Tengo hambre.

-¿Quién te manda a dormir tarde? Ni siquiera notamos cuándo entraste a la habitación -dijo Nelly sin siquiera mirarla.

Natalie decidió no responder y miró al campo, donde los chicos se encontraban reunidos alrededor de Shawn Frost y parecían estar discutiendo sobre algo. Ella no prestó atención a eso, sino al uniforme que llevaba el chico de cabello gris.

𝐃𝐄𝐂𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍 • 𝑱𝒖𝒅𝒆 𝑺𝒉𝒂𝒓𝒑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora