Capítulo 7

443 40 22
                                    

Durante unos segundos más los jóvenes siguieron abrazándose, pero Cobain estaba muy molesto por la situación. Todo era muy ilógico.

–¿Porqué me odiáis?–dijo tajante Cobain– Es imposible que hayáis cambiado vuestros sentimientos hacia a mí como si nada.

El llanto de los jóvenes cesó al instante. Sus brazos se separaron de la cintura de Cobain y se miraron en silencio, aunque la mirada del muchacho era demasiado asfixiante, por lo que a cada segundo que pasaba, los ojos de ambos buscaban otro lugar al que mirar.

–Necesito saber que daño os pude causar– Cobain estaba nervioso, pero aún así era casi imposible poder notar la inquietud y agitación que le generaba hablar de ese tema.

Lo había pensado durante mucho tiempo. Después de haber sentido en sus propias carnes ese desprecio tan absoluto, era inevitable pensar que podrían tener alguna razón. «"A veces una mentira contada mil veces se convierte en la realidad misma."» decía Arlet siempre. Pero ¿Y si la que verdaderamente mentía era ella?. ¿Y si Cobain solo se estuvo auto engañando al creer en las palabras de su hermana? Sí. Él ya llevaba mucho tiempo mintiéndose. Al final, quien más le odiaba en el pueblo era él mismo.

–¿No lo sabes?–dijo Azul mirando a su novio extrañada.

–No.

Azul volvió a interactuar con él a pesar de lo mucho que le intimidaba su mirada.

–Las gentes del pueblo decían cosas...Mis padres me dijeron que cuando tú llegaste a Osidia solo tenías dos años, pero aún siendo un bebé, eras aterrador.

–¿Aterrador en qué sentido?

–Una mujer del pueblo, se acercó un día a tí, para verte el rostro pero, cuando te miró a los ojos... ella vio como cambiaron de color, a un tono rojizo, como la sangre... no tenías pupilas, ni iris, todo el contorno de tus ojos era rojo–respondió Vice–como los que tendría un demonio.

–¿Pero solo os fiáis de las palabras de una mujer aleatoria?

–Cuando trataste de estrangularme en la fiesta de cumpleaños de Azul yo mismo lo vi con mis ojos. Estabas fuera de ti. Tu cara era aterradora...–rebatió Vice mordiéndose el labio con nerviosismo al recordarlo.

–Muchos más habitantes lo vieron, vieron tus ojos por la noche cuando jugabas en el parque con Arlet.

–Pero Arlet nunca me dijo nada de eso...

–Arlet lo sabía, pero parecía no importarle, actuaba con normalidad delante tuya–dijo Azul–¿Porqué crees que ibais al parque por las noches? Para que tú no te acercases a ningún otro niño. Para que nadie te viese.

El cuerpo de Cobain se tensó. «¿Están vacilándome?»pensó. Parecía que le estaban contando una auténtica película de ciencia ficción. Eso era imposible.

–Además en Osidia cuando te daban esas palizas...

–Me dabas esas palizas– puntualizó Cobain con desprecio.

–Sí, eso quería decir–su voz sonó tan débil y frágil que parecía incluso arrepentido– al día siguiente volvías sin apenas marcas.

Aunque no quisiese admitirlo, Vice tenía parte de razón en sus palabras. Para ellos era muy extraño que Cobain no tuviese ninguna cicatriz en su cuerpo, su piel era lisa y blanca como el azúcar, sin ninguna imperfección, parecía un muñeco recién salido de fábrica.
Ellos no sabían nada de su vida, era entendible tener esa incertidumbre y esas dudas, pero, Cobain estaba sorprendentemente tranquilo. Simplemente recordó las innumerables veces que llegó a su casa con cortes y morados que recorrían todo su cuerpo y como Arlet le preparaba el maravilloso "Caldo de Luna" con el que todos sus males desaparecían a la mañana siguiente.

Tras la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora