Capítulo 1

2.2K 106 93
                                    

Osidia, año 2057.

Un chico pálido y de aspecto cansado miraba distraído el precioso amanecer desde la ventana de clase, absorto por los maravillosos prados verdes que poco a poco, tras la subida del sol se dejaban ver con mayor claridad.

–Cobain ¿otra vez estás en tu mundo?

El muchacho sin apenas mover la cabeza rodó sus ojos hasta poder apreciar la silueta de su profesor, como siempre su mirada era fría, casi inexpresiva, mostrando así su indiferencia ante esa situación.
Tras un pesado silencio de unos segundos casi interminables el profesor continuó.

–A...anda presta atención, esta lección es importante– El tono de su voz era nervioso y algo agitado, el profesor que al principio se expresó con determinación y burla ahora parecía tener miedo, inseguridad, tal vez fuese por los rumores que contaba la gente de ese pequeño pueblo a cerca de Cobain.
Se escucharon varias risas y susurros en el aula, referentes al joven.

Terminó la lección y el sonido de la campana que avisaba el final de las clases retumbó en toda la sala, Cobain se dispuso a recoger sus cosas y salir lo más rápido que pudiese de esa asfixiante aula donde se sentía tan rechazado. En cuanto quiso levantarse, una mano le empujó de nuevo a la silla, retrocediendo esta unos centímetros debido a la brusquedad del golpe.

–Hoy es tu día de suerte, creo que te ha tocado la lotería– Dijo esbozando una sonrisa radiante un joven pelirrojo mientras cuatro chicos más rodeaban a Cobain.

[...]

–Cobain cielo, hoy llegas muy tarde, la comida se ha quedado...– un pequeño grito ahogado interrumpió la frase, Cobain llegó malherido y muy magullado, apenas se podía mantener en pie.

–Lo siento...– susurró Cobain antes de desplomarse en el suelo a los pies de la joven. Arlet transformó en un instante su asombro en una mueca de preocupación debido a que esto, no era la primera vez que pasaba.
Levantó al muchacho como pudo, lo cargó a su espalda y lo llevó con un gran esfuerzo hasta su habitación.

Tras unas horas Cobain comenzó a recobrar la conciencia, sentía como le palpitaba la parte superior de una ceja, el recorrido que hizo la sangre, ya seca, confirmaba que tenía una buena brecha. Notaba un tremendo dolor en el estómago, como si se le hubiesen descolocado los órganos, aunque esto no estaba muy lejos de la realidad, realmente le habían dado una paliza que podría haberle matado.

–¡Ya has despertado! me tenías muy asustada–dijo Arlet pausadamente.

–Me caí por las escaleras del...

–No Cobain, ya vale de excusas, los dos sabemos que ha pasado y esta vez casi te matan cielo–interrumpió mientras trataba de peinar su maraña de pelo. Sus mechones castaños siempre se recogían en un desordenado moño, aunque muchos de ellos escapaban de la goma que trataba de sujetarlos.

–A veces pienso que no sería tan malo que me matasen, supongo que si me odian tanto será por algo.

El enfado de Arlet se transformó en tristeza, sus ojos brillaban por el cúmulo de lágrimas que estaba reprimiendo, sus labios se curvaron levemente hacia abajo y apretó los puños.

–Cielo, no digas esas cosas, sabes que me tienes a mí y que te quiero con locura–tragó saliva con dificultad–Se que es difícil no mostrar tus emociones ante ellos, no poder defenderte físicamente, como te pedí... pero créeme, si lo haces solo te verán como alguien débil. –Era curioso como le pedía siempre aquello y aun así, ella mostraba cada una de sus emociones ante las gentes del pueblo.

Arlet era cálida, risueña y amigable, su voz era muy reconfortante y apacible. Pasase lo que pasase, por muy malo que fuese, con escuchar su voz sabías que todo iba a estar bien. Mientras la escuchaba, Cobain siempre acababa contando todas y cada una de sus pecas. Nunca lograba saber cuantas tenía exactamente.

Tras la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora