Capítulo 35

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Es muy bonita la fachada pero una vez entras en la casa puede que todo sea muy diferente. La verdadera personalidad de alguien solo la comparte con sí mismo y el resto, solo conoce lo que deja que vean. Incluso aunque todo sea oscuro en él, tiene el poder de camuflarlo con matices y pinceladas bellas si así lo desea.
Pero todo lo podrido acaba oliendo.

–Creo que la última persona en llamarme así directamente fue Sussanah.

–¿También la vendiste al gobierno como hiciste con Arlet?

Ian no entendía nada de lo que hablaban, ¿vender al gobierno?, William nunca se asociaría con esa gente que tanto los había perseguido y asesinado cuando ya no eran de utilidad.

–Ella se enteró de cosas que no debería haber sabido nunca. Trató de alejarme de ti todo el tiempo que pudo incluso muerta.–su sonrisa afable cambió drásticamente por una más rasposa y fría. Sus planes se habían visto truncados, Cobain ya no confiaba en él y por tanto aparentar ser un buen padre ya no era necesario.– y dejó de creer en nuestro sueño.

[...]

En algún lugar de Orión, año 2040.

En el Cuadrante de Orión hacía un frío invernal en Mayo, pero siempre era conveniente tener cerca alguna camiseta de manga corta. Arlet había estado entrenando durante varios meses allí, ya que tenía un gran contraste en cuanto al ecosistema. Pasaba de enormes árboles como los del bosque de Circine a dunas arenosas y casi desérticas que cuando nevaba se convertían en enormes explanadas de hielo.

Arlet preparaba sonriente varias blusas y faldas de colores llamativos en una maleta algo vieja. Acababa de cumplir catorce años unas semanas atrás y había estado contando los días para volver a reunirse por fin con todos sus amigos en la Asociación. Sobre todo esperaba un cálido abrazo de Silene. Anhelaba escucharla hablar sobre matemáticas o informática, lo hacía con tal entusiasmo que, aunque no entendiera absolutamente nada, no podía dejar de prestarla atención. Aunque siempre acababa distrayéndose con sus enigmáticos labios y su nariz respingona.

En su última despedida se besaron, mucho. Y de solo recordarlo sus mejillas enrojecieron. ¿Cómo la saludaría después de tanto tiempo? ¿Con un abrazo? ¿Tal vez un dulce beso en los labios? ¿Sería correspondido? No podía esperar hasta descubrirlo.

–¿Estás lista cielo?– preguntó con dulzura Sussanah entreabriendo la puerta.

–¡Sí, maestra! Solo me queda el traje térmico.

–Ya te he dicho que me llames por mi nombre, deja las formalidades para cuando estemos en presencia de Jade.–sonrió.–estos meses has mejorado mucho en tu entrenamiento, creo que ya estarías preparada para defenderte si el gobierno...

–Lo se.–interrumpió Arlet haciendo desaparecer su sonrisa.–Pero quiero formar parte de la Asociación. Vuestro sueño también es el mío.

Al decir aquello pensó en Silene, no podría separarse de ella justo cuando estaban a punto de reencontrarse. Y mucho menos abandonar a la única madre que había tenido en su vida. Sussanah era para ella mucho más que una maestra.

–Quiero cuidar de este pequeño.–continuó acercándose a Sussanah y acariciando su vientre.–Deseo que algún día, pueda vivir sin esconderse.

–Serás una gran hermana entonces.–contestó besándole en una mejilla.

Durante el viaje, Sussanah la comentó que pronto implantarían un túnel de teletransporte para la Asociación y que así no se le harían tan pesados los trayectos de vuelta a casa. Arlet era muy impaciente.
Jade decidió que viajarán juntas a Orión no solo para formar a Arlet. La meta principal era que nadie viera a Sussanah embarazada, ya que, podrían llegar rumores a la LOM y optarían por llevarse al niño que logró sobrevivir aún teniendo ambos padres con la enfermedad sanguínea. Pero la LOM siempre terminaba por saberlo todo.

Tras la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora