Tras la sangre

Capítulo 37

–Señora presidenta, varios países están pidiendo explicaciones sobre lo ocurrido en el Edificio de Cristal.

–Os dije que no me interrumpierais en medio de una partida.–dijo entre dientes derribando la reina negra con su torre blanca.

–Los microchips de varios dirigentes en china e Inglaterra han dejado de funcionar por unas horas... la LOM cree que están intentando...

–Sublevarse.–interrumpió.

Se levantó con cansancio y acomodó su falda de tubo. Caminó varios pasos con lentitud hasta posicionarse en frente de su consejero. Miró a los guardias que estaban a su lado y sonrió.

–Ya sabéis lo que debéis hacer. Enviad varios aviones e iniciad una nueva tormenta. Creo que en esas zonas ha llovido poco últimamente ¿no creéis?

–Pero señora... ¿Qué haremos después? Sin los informes y documentos de la investigación de Scilla pronto no solo serán pocos países. El mundo entero se nos echará encima.

–Por eso tenemos que conseguir a Cobain como sea y si es necesario diseccionarlo.

–Él y sus amigos mataron a Eiden. También se llevaron a Cero y...

–Lo se. El diario de Jade también lo robó y además ese sucio traidor que tiene como padre también ha desaparecido del mapa, resulta imposible localizarlo.–sonrió con malicia.–Aunque me importa más bien poco su paradero ahora mismo.

–¿Traemos a Cobain ante ti?

–No. eso ya resulta del todo imposible, sus habilidades son mucho más potentes de lo que pude imaginar. Necesitamos que venga el solito y si es necesario lo sacrificaré todo para conseguirlo.

[...]

Cobain se sentó con cansancio en una de las sillas destartaladas del bar y aunque sus amigos le hablaran, solo podía escuchar pitidos. Le retumbaba el sonido seco del disparo, sus manos le temblaban y el rostro de su padre invadió su mente.
«Espero estar haciendo lo correcto, Arlet...»

Cuando Azul dejó caer a la mesa todos los informes y el diario de Jade, Cobain pareció despertar de la espiral de recuerdos en la que se estaba dejando arrastrar.
Alzó la vista y vio el ceño fruncido de su amiga. Al lado suyo, Vice apretó su hombro.

–¿Quién lo hizo?

Cobain tragó saliva sin entender muy bien a que se refería su amiga y agachó la cabeza para mirar los informes.

–¿William está tieso en el puto suelo y nadie nos va a explicar nada? ¡Joder!

–Cálmate guaperas.–Ian acababa de tapar el rostro de Jade y se estaba acercando a la barra del bar para limpiar sus manos con una bayeta casi igual de sucia.–William nos engañó a todos, él fue el que provocó la muerte de vuestros padres, también mató a un amigo mío.

–A tu novio.

Ian miró con desaprobación a Cobain, ya estaban bastante jodidas las cosas como para añadir una discusión más y aún peor sabiendo que era por una tontería como esa. Caminó al lado de la barra del bar sin siquiera mirar a Cobain y cogió una manzana roja de una cesta. Se la llevó a la boca sin apartar la vista de las botellas de whisky, sabiendo que en esos momentos prefería un buen copazo.