Cobain apretó los puños y mordió su lengua. Trataba por todos los medios de controlarse. Dio un paso atrás de forma inconsciente cuando Jade se llevó una de las manos a la americana y sacó un mechón de pelo, una especie de rasta castaña envuelta en un coletero.
No se dio cuenta hasta que Ian con los ojos completamente abiertos se removió en el sitio.
Era una de la rastas de Gael, de su difunto novio al que asesinaron los Crips.–¿Qué haces tú con eso William? ¡Que coño haces con eso!–gritó el cisne sin entender nada.
–Él también era un obstáculo para mi plan. Supongo que nunca hubiese dejado que te fueses conmigo a la Asociación, no confiaba en mí.
–¿Tú...? No puede ser.–se llevó una mano a la frente.–Todo este tiempo me has estado mintiendo...manipulando a tu antojo.
Intentó acercarse a Jade pero Cobain se lo impidió. No podían perder los nervios tan rápido, eso era lo que buscaba "El Oso". Pero Ian no tenía pensado agredirlo ni mucho menos, para él, Jade había sido como un padre después de todo. Solo necesitaba respuestas, buscaba que todo fuese una broma de mal gusto, pero Cobain no lo veía así. Su rostro sólo denotaba una ira y un dolor indescriptible, quería rebanarle el cuello allí mismo, ansiaba una venganza que era del todo enfermiza e Ian lo conocía demasiado bien–o tal vez nada–como para poder creer que ese al que estaba mirando era el mismo Cobain que conoció alguna vez.
–Sí. ¿Pero ya que importa que lo sepas o no? Cobain ya ha elegido el bando.
–¿De que hablas?
–Debía elegir entre el gobierno o yo, entre el mal y el bien. Es un niño cobarde y desgraciado. No ha entendido absolutamente nada.
–¿Entre el mal y el bien? Como si existirá algo así...–rio con flaqueza su hijo.– ¿Vas a obligarme a provocar un golpe de estado como planeabas? ¿Aún crees que puedes hacerlo?.
–Aún...aún puedo...
Cobain se acercó a él y le arrebató la rasta en su mano.
–Ya has matado a demasiada gente por tu fantasía imposible.
–Hasta que no acabes conmigo no podrás detenerme. ¡No dejaré de intentarlo!
–Entonces que así sea.
Alzó los brazos y lo empujó con toda la suavidad que pudo emplear, se agachó con rapidez y lo golpeó en el estómago con la pierna, haciendo que cayera al suelo al instante.
Sacó de sus pantalones una pequeña navaja que había estado guardando y antes de hacer cualquier cosa, Ian lo derribó con un placaje.–¿Qué coño haces?–chilló Cobain.
–No vas a matar a tu padre. Ni siquiera has pestañeado, joder.
–¡Él mató a Arlet!–levantó la navaja y la posicionó entre Ian y él, creando una distancia invisible que no solo era física.–Apártate.
–¿O si no también me matarás? ¿Qué narices te han hecho en ese sitio? Tú no eres el Cobain de quien me enamoré.
–Puede que nunca haya existido, puede que nunca hayas dejado de amar a Gael.–dijo lanzándole el mechón de pelo sin mirarlo.
Jade ya se había levantado cuando Cobain volvió a tirarlo al suelo. Su fuerza era mucho mayor que la de su madre. Era descomunal. Pero aún así sus golpes eran rabiosos y frenéticos. Se desestabilizaba con cada puñetazo y perdía el equilibrio por pocos segundos que Jade aprovechó a la perfección.
Lo golpeó pocas veces pero de forma contundente. Le fracturó dos costillas y cuando se preparaba para romperle una tercera, dijo.
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Tras la sangre
AventuraEl mundo ahora se rige por siete normas impuestas para proteger y salvaguardar el planeta y así, evitar la extinción del ser humano. La Ley de Orden Mundial. Solo existe un único gobierno absoluto y todos y cada uno de los continentes ahora forman u...