Capítulo 33

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Se miraron pero ninguno se reconoció en un principio. Cobain vestido de esmoquin y con sangre ya seca en la camisa, sujetando la mano de una niña que parecía un fantasma. Ian con su traje térmico que ahora estaba recubierto de los restos de todas esas personas que habían muerto en sus manos.

Se acercaron lentamente pero sus pasos se aceleraron a medida que se aproximaban más. Se rompieron en un bruto abrazo repleto de sentimientos que aún no podían identificar. Ian se apartó y volvió a mirarlo de arriba a abajo pero volvió a abrazarlo, tal vez temiendo que si se alejaba de nuevo, volverían a llevárselo lejos de él.

Cobain alzó la cabeza y rozó las mejillas café del cisne. Toda su cara estaba bañada en sangre. Ian sujetó su mano con fuerza y la besó sin perder de vista al muchacho. Él aceptó el beso, pero necesitaba más. Lo necesitaba a él.

Se puso de puntillas para rozar la comisura de sus labios sin pensarlo dos veces.
Ian no soltó su mano, con la que tenía libre lo rodeó con fuerza y se dejó llevar. Fue un beso frenético, cargado de impotencia, suplica y con sabor a sangre. Juntaron sus frentes y ambos cayeron al suelo sin dejar de comerse con la mirada.
Ahora de rodillas uno frente al otro, se sentían frágiles.

Cobain se había enamorado, llevaba mucho tiempo enamorado en realidad. Y al ver su sonrisa después de esos dos últimos días tan horribles, todos sus demonios parecieron desaparecer, al menos por unos segundos.

–¿Donde...donde están los demás?–susurró Cobain.

–Pronto los volverás a ver. ¿Quién es ella?–dijo sonriente.

Cobain se dio la vuelta para mirar a Cero que estaba completamente colorada por lo que acababa de ver. Agachó la cabeza para dar la impresión de que no había visto nada.

–Se llama Cero. Se viene con nosotros.–contestó con una tímida sonrisa.

Ian le sujetó el rostro repleto de adrenalina y volvió a besarlo con dulzura.

–Sonríeme siempre como ahora lo haces.–se levantó y miró de nuevo a Cero con una sonrisa más amplia.–Vamos a buscar a nuestros amigos. ¿Puedes levantarte?

Cobain trató de hacerlo pero cayó al suelo llevándose una mano al estómago. Habían vuelto a abrirse sus heridas y aunque intentara disimularlo, la sonrisa del cisne desapareció.

–Quien te ha hecho eso.

–Ian...

–Voy a matarlo.

[...]

La respiración de Azul era acelerada y entrecortada. Su frente estaba bañada en sudor y sus piernas apenas podían mantenerla en pie. Ella miró a su novio con la esperanza de que se encontrara mejor que ella, pero Vice estaba de rodillas y con los brazos apoyados en el suelo por el cansancio.

«Estamos bien jodidos... sin Ian aquí, no sé si podremos salir de ésta.» pensó.

–Niños retroceded.–Ordenó Lago completamente seria.–Evitad que os toque.

En medio del pasillo, Eiden se cruzó de brazos con molestia. Miró a su alrededor y chasqueó la lengua. Todos sus soldados estaban o muertos o gimiendo y suplicando por sus vidas.

–Habéis matado a todo mi escuadrón. No puedo perdonarlo.

–¡Como si sus vidas te importasen lo más mínimo!–gritó Azul.

–Maldita zorra estúpida.–se acercó lentamente y todos ellos retrocedieron. Sonrió y con gran velocidad sacó una pistola de su ajustado traje. La alzó hacia Azul y disparó sin pensarlo.

Tras la sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora