Andaba sin rumbo por entre las callejuelas de ese apestoso lugar ante la mirada de varios hombres y mujeres de dudosa confianza y con el corazón en la garganta.
«Soy un cobarde, siempre lo he sido...» sin pretenderlo recordó cada uno de los golpes que recibió por parte de su padre y como él lloraba y gritaba el nombre de su madre en busca de ayuda. No había cambiado lo más mínimo en ese tiempo. Seguía siendo ese asustadizo y prepotente niñato, seguía teniendo secretos, seguía ocultando su verdadera personalidad por miedo a perder a las únicas personas que amaba en esos momentos. Seguía gritando en busca de ayuda, pero ahora en silencio.
Había cometido el error de confiar en el gobierno, se había dejado llevar por la desesperación y el miedo a morir. ¿Acaso nadie tiene miedo a la muerte?
Es curioso, las personas no entienden la muerte como tal pero la temen de forma instintiva.Esas frases eran las que se repetía una y otra vez para dejar de sentirse tan culpable por traicionar a el único amigo real que había tenido.
Sus miedos y temores habían sido opacados por la figura de Azul, el apoyo que ella le brindaba siempre había sido su refugio y sin darse cuenta se había acostumbrado a ello. Su estabilidad dependía de ella en todos los sentidos. Pero ahora, ella había dejado de confiar en él ¿esto podría haber roto aquello tan bello que tenían? Puede que hubiese sido un amor tóxico en algún punto de su relación, pero habían empezado a trabajar en ello. «Supongo que eso ya no sirve de nada...» pensó.–Oye chaval, ¿tú venías en el camión con Cobain Patterson verdad? Creo que eres amigo suyo.
Vice se giró con brusquedad, seguía muy nervioso tras aquella discusión y no pensaba de forma coherente. Apretó los puños y lanzó en un vuelo curvo su brazo derecho para golpear a aquel que lo había hablado. El hombre, que no pudo reaccionar, cayó al suelo por el golpe. Cuatro pandilleros más lo rodearon y apuntaron con pistolas y navajas.
Fue en ese momento cuando echó en falta su katana extensible y las piernas comenzaron a temblarle de miedo.–Vas a tener que acompañarnos guaperas.
–No quiero causarles más problemas a mis seres queridos. Podemos llegar a un trato.–su intención no era bajo ningún concepto preocupar a Cobain y a Azul.
–¿En que mundo crees que vives?
Trató de resistirse pero le taparon la boca y le forzaron a respirar en un trapo que lo hizo desmayarse.
–Tranquilo, tú no nos importas lo más mínimo, pero si Cobain es un buen amigo, irá en tu busca.
[...]
Entreabrió los ojos con dificultad ya que su cabeza seguía dando vueltas como una noria de feria y apenas podía fijar la mirada en un punto concreto.
Se encontraba tumbado en un estrecho colchón que acariciaba el frío suelo. Estaba húmedo, las sábanas que lo cubrían estaban encharcadas de su propio sudor y pudo notar como le palpitaban los párpados hinchados. Torció con debilidad el cuello y observó por una diminuta ventana. Tal vez para cerciorarse de que estuviese bajo el mismo cielo gris de siempre, para asegurarse de que, en realidad, no se encontraba en el mismísimo infierno.–Ya has despertado.
Una sonrisilla de satisfacción bastante común en Ian curvaba sus labios café. Sus pupilas dilatadas recorrieron con detenimiento todo el cuerpo de Cobain, esos curiosos ojos lo analizaban como si trataran de ver a través de él.
–Solo te has desmayado durante unos veinte minutos, pero has estado gritando en sueños.
Lo sabía, lo sabía a la perfección. Había vuelto a repetir la pesadilla de esos últimos meses. Solo que esta vez no fue un simple sueño, una parte de aquello había ocurrido en la realidad.
Volvió a analizarlo todo en su cabeza. En primer lugar veía como la figura de Vice se alejaba de él y algo le empujaba para que no pudiese acercarse a su silueta. Después aparecían los ojos de Azul que lo observaban en la oscuridad. Veía lágrimas tristes en la oscura piel de Ian. Una declaración de amor desesperada gritada a pleno pulmón. Un sonido de un disparo en la lejanía. Gritos embotellados como si estuviesen dentro de una discoteca. Las manos de Cobain llenas de sangre. Una sonrisa de satisfacción.
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Tras la sangre
AdventureEl mundo ahora se rige por siete normas impuestas para proteger y salvaguardar el planeta y así, evitar la extinción del ser humano. La Ley de Orden Mundial. Solo existe un único gobierno absoluto y todos y cada uno de los continentes ahora forman u...