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Me acordaba de su cara a la perfección, pero con la luz de los focos, me resulta mucho más atractivo. Lleva un uniforme de color azul cielo, un pañuelo en la cabeza atado en la parte de atrás de la cabeza y unas carpetas en la mano. Está hablando con una compañera, y por un instante dudo si interrumpirle para hablar con él, hasta que Shelby se percata de que uno de los trabajadores del hospital que hay en el pasillo es él y se gira para mirarme con cara de asombro.

-Thor en persona... -Dice Shelby susurando.

-Shel, ¿pero qué dices? No se parece en nada a Thor. -Suelto una carcajada, y Liam se gira hasta que nos quedamos mirando.

-Vaya, ya te ha visto. Buen truco el de la risa, me lo apunto. Ahora vengo. -Dice y se marcha antes de que pueda decirle que no ha sido ningún truco.

-Hola. -Y mi voz de repente suena tímida en recordar como ayer me curaba en la oscuridad las heridas.

-Hola...

-Madison, perdona...

-Madison, ¿Cómo te encuentras? Veo que caminas mejor.

-Sí, la verdad es que no me duele tanto, ya puedo caminar sin depender de nadie. Esto...Gracias otra vez por ayudarme.

-No tienes porque darme las gracias, es parte de mi trabajo, me dedico a curar a chicas guapas cuando están en problemas. -Y automáticamente, me sube la sangre a la cabeza de la vergüenza.

-Si sigues diciendo eso, al final me lo voy a creer. -Y cuando va a contestar, el ruido de mi teléfono nos saca de la conversación que iba por bastante buen camino. Veo el teléfono de Kim en la pantalla, e imagino que debe de estar esperándonos. -Tengo que irme. -Digo al colgar la llamada.

-De acuerdo. Oye... Me preguntaba, si te gustaría ir a tomar algo algún día. -Fijo la vista en sus ojos azules, que por las luces se ven cristalinos como el color del mar, y automáticamente asiento con la cabeza. Le doy mi número de teléfono, y salgo del hospital hasta llegar al coche de Shelby.

-Dime que has quedado con él. -Dice abriendo la puerta del coche.

-¡No!, No he quedado con él, pero me ha dicho que me llamaría para tomar algo. -Digo sacando la lengua. Sé que nos ha visto a través del cristal.

-Y quedarás con él, porque si no, lo haré yo. -Sé que solo lo dice para motivarme, la conozco demasiado para saber que no lo haría jamás.

-Venga, vamos que Kim ya me ha llamado, debe de estar de los nervios.

Al llegar al apartamento de los chicos, todos me preguntan por como estoy, pero detecto que falta alguien. Bryce.
Pasamos la tarde hablando y comiendo nachos con queso. Les explico a los chicos como fue todo lo que pasó, y a Shelby le da por empezar a explicar que Liam me ayudó en la mitad de la noche y que me ha pedido el teléfono. Esa parte la iba a omitir, porque son chicos y no les parece importante.
Me suenan varios mensajes en el móvil, y veo que es mi hermana la que me esta escribiendo.
Decido subir a la terraza para llamarla porque Chad y Mason están echando un pulso para ver quien friega los platos esta noche, y con el ruido que hacen sería imposible mantener una conversación normal. Marco su número de teléfono y le cuento lo que me pasó, pero le pido que no se lo explique a nuestros padres. Solo me faltaba que se presentarán aquí ahora mismo. Yo estoy bien y no me quitaron nada, así que no tienen porque enterarse. Después de explicarme como ha sido su primer día, porque en el instituto empezaban hoy, y de contarme que papá está buscando coches para mi, me despido de ella y cuelgo el teléfono.
Por un momento miro hacia el cielo que ahora mismo está teñido de un tono rojizo precioso, que se difumina con el azul claro de la tarde.

-Te estaba buscando. -Dice una voz a mi espalda, y sin girarme sé que es Bryce.- ¿Cómo estás?

-Estoy bien, gracias. -Mi tono es un poco seco. No sé porque me siento un poco decepcionada. Me esperaba un poco de su atención teniendo en cuenta que últimamente ha estado buscándome las cosquillas. 

-Te veo bien. -Dice dándome un repaso de arriba a bajo. -Estas guapa. -Suena el teléfono, y veo el nombre de Crystal en la pantalla. Vaya.

-Te dejo que puedas contestar. -Digo dándome media vuelta para marcharme, pero me lo impide.

-No. Puede esperar. Quiero hablar contigo. -Dice colocando un mechón de mi pelo detrás de la oreja. Bryce es un chico vacilón y duro, no es el típico al que le gusta decir cosas bonitas, así que ese gesto me pilla totalmente fuera de juego.

-Me hubiera gustado que me mandaras algún mensaje. -Digo apoyando la espalda contra la pared.

-Lo siento. Había pensado en hacerlo, pero iba a ir a verte más tarde a vuestro apartamento, hasta que me ha dicho Ethan que os ibais a pasar por aquí. -Al ver que no obtiene respuesta, agrega: -Siento lo que te pasó ayer. Me come la rabia por dentro saber que alguien haya podido hacerte daño.

Levanto la cabeza por el asombro de sus palabras, y me encuentro con sus ojos clavados en los míos. Puedo ver la rabia en la mirada.
Se acerca y me acaricia las heridas de la cara hasta que se me escapa una mueca de dolor y aparta la mano. Se siente bien el tacto de su piel con la mía. Se acerca un poco más, apoyando la mano en la pared, de manera que quedo atrapada y recorre mi cara detenidamente, desde mis ojos, bajando por la nariz hasta llegar a mi boca. Me está matando de los nervios, puedo escuchar su respiración y por un momento creo que mis piernas van a fallarme. Sin pensar, me agarro a su brazo apoyado en la pared. No puedo parar de pensar que en cualquier momento pueda besarme, y ahora es lo único que quiero que haga.
Se me queda mirando, hasta que baja la cabeza a sus pies y suelta el aire por la nariz que estaba conteniendo con fuerza.

-No pasa nada... -Mi voz suena entrecortada. Sabe que estoy nerviosa porque al escuchar mi voz, levanta la vista para mirarme.

-La próxima vez, que te pase algo, prométeme que vas a llamarme. Lo digo enserio Madison. Le partiría la cara a los gilipollas que te han hecho esto. -Dice alejándose de mí. No entiendo porque se separa, mi cabeza solo esta pensando en la distancia que ha puesto entre los dos. -Dímelo. -Insiste sacándome de mi pensamiento.

-Sí, te llamaré. -Respondo rápidamente para que se calme un poco.

-Vale. -Vuelve a acercarse a mi apoyando esta vez las dos manos en la pared a la altura de mi cabeza. La tensión que me crea Bryce cuando está tan cerca de mí es demasiado fuerte y me sorprende lo bien que me siento cuando noto como me intimida con su forma de mirarme. Acerca su nariz a la mía y respira profundamente mientras cierra los ojos. Mi cabeza solo puede centrarse en el olor de su colonia, y en lo cerca que están sus labios de los míos.

-Bryce...

-Dime que pare y pararé. -Dice rozando su nariz contra la mía.

Soy incapaz de decirle que pare, así que me quedo callada y toma mi silencio como permiso, para pegar sus labios contra los míos con fuerza.

Después de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora