37

4 0 0
                                    

-Bailas muy bien. -Dice el chico en mi oído.

Su voz ronca y grave me hace sentir un latigazo por el cuerpo, que me obliga a girarme. Cuando estamos cara a cara, caigo en que es el chico que me miraba de lejos cuando estaba en la barra. La música cambia a una de Prince Royce con Shakira, y mientras el DJ anima por el micrófono a bailar arrimados a toda la discoteca y me tiende la mano para invitarme a bailar.

-¿Sabes bailar esta música? -Pregunto sin apartar la mirada de la suya.

Tiene una mirada intensa, los ojos grandes y negros y el pelo largo alborotado que le cae en la frente. Es un poco más alto que yo (teniendo en cuenta que llevo tacones), y lleva una camisa blanca con tres botones desabrochados en el pecho, que deja entrever una cadena de plata con una cruz.

-Algo se hacer.

Entrelazamos los dedos de las manos y empezamos a movernos de un lado a otro al paso de la bachata. Él lleva el ritmo, y yo me dejo llevar impresionada porque se le da mucho mejor de lo que imaginaba.

-Ya veo que se te da bien.

-La clave es una buena pareja de baile.

Después de hacerme girar sobre mis talones, tira de mí acercándose completamente a mi cuerpo, y dejando una mano a la altura media de mi espalda. Dejo mis manos apoyadas sobre sus hombros y seguimos bailando completamente pegados ondulando las caderas. Volvemos a separarnos, y a juntarnos nuevamente hasta quedar mejilla con mejilla. Siento su aliento en mi oído, y el sonido de su respiración profunda que  se mezcla con la música de fondo.

-No suelo hacer esto con ninguna chica. -Dice colocando mi pelo tras la oreja.

-¿Tengo que sentirme afortunada?

-Al contrario. -Responde sonriendo mientras seguimos bailando.

Pasa la lengua por sus labios para humedecerlos lentamente y no puedo evitar dirigir mi mirada a su gesto. Se inclina hacia delante para besarme, y dejamos de movernos para centrarnos en el beso. Entrelaza su lengua con la mía y jugueteamos durante unos instantes sin separarnos, mientras sus manos recorren mi piel como si quisiera memorizar cada rincón de mí. Nos separamos para coger aire, pasa su pulgar por mi labio inferior y me muerdo los labios saboreando la humedad que ha dejado sobre mis labios. Cuando inclino la cabeza para buscar a las chicas, solo me encuentro con la fría mirada de Bryce, apoyado en la barra mirándome fijamente. Está claro que ha visto todo el espectáculo, porque me fijo en que su copa está casi vacía, por lo que debe de llevar un rato aquí.

-¿Estás bien? -Dice el chico al que todavía no le pongo nombre.

-Sí. Claro.

-¡Mad! Llevo rato buscándote -Dice Kim tocándome el hombro. -Shelby no se encuentra bien. Está fuera con Chad... Y no va muy bien la cosa.

-Joder... Vale ahora voy.

-¿Problemas en el paraíso? -Dice el chico.

-Sí. Me necesitan...

-¿Puedo al menos saber tu nombre? Ya que secuestran a mi pareja de baile... -Dice posando su mano en mi cadera.

-Madison.

-Espero verte otra vez por aquí, Madison.

-Vengo poco, pero si sé que vuelvo a bailar contigo, me pasaré más. -Digo coqueteando con él.

El chico me pasa su Instagram, y antes de marcharme, vuelvo a dirigir la mirada hacia donde había localizado a Bryce, pero veo que ya no está. De camino a la puerta, miro el móvil, y le echo un ojo a las fotos que tiene colgadas. Está claro que tiene dinero, y le gusta presumir de él. Se llama Taylor y la mayoría de sus fotos son en restaurantes caros y elegantes, y en fiestas privadas. Para nada un chico en el que me fijaría, pero si me vuelvo a cruzar con él, no le negaría otro baile. Me ha gustado sentir esa conexión con alguien que no conozco y dejarme llevar ha sido fácil con él. Cuando abro la puerta del local para salir a la calle, echo un vistazo pero no veo por ningún lado ni a Shelby, ni a Kim, acepto la sugerencia de amistad de Taylor, y cierro su perfil para llamar a mis amigas.

Después de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora