—¿Estáis lista?— preguntó nuevamente la pelinegra.
Era la quinta vez en los últimos diez minutos que la española hacía la misma pregunta. La castaña se giró sobre el banquillo frente a su tocador para mirar a su ansiosa novia, le regaló una sonrisa antes de volver a girarse y seguir en lo que estaba.
—De acuerdo, eso significáis que me marchéis— murmuro.
—Sabes que te adoro pero ahora mismo eres como un grano en el trasero— bromeó.
La pelinegra la miro con supuesta molestia, algo que hizo sonreír a la más baja. Manuela poseía una cara bastante tierna cuando intentaba fingir enojo.
—Sabéis que puedo irme sin ti, ¿cierto?— hablo con seguridad.
Machu con tranquilidad camino hasta su novia, dejó un beso en su mejilla antes de salir de la habitación.
—Dudo mucho que me dejes— sus palabras desbordaban seguridad —Amas mi compañía— agregó.
Antes de siquiera poder bajar las escaleras Machu sintió como unos fuertes brazos se aferraron a su cintura, no debía ser un genio para saber de quien se trataba.
—Amo todo de ti— murmuro antes de besar su cuello.
Automáticamente una sonrisa boba apareció en los labios de la más baja, era simplemente irreal lo dulce y encantadora que podía ser Manuela. Quizás su relación no era tan larga pero sin duda ya se amaban, porque para ambas el tiempo no determinaba su amor, solamente lo sentían.
—Podría quedarme así toda la vida— susurro dejándose mimar por la pelinegra.
Jamás lo aceptaría frente a sus amigos, pero Machu estaba completamente derretida por la Española, por sus besos y caricias. Con ella todo se sentía mucho, mucho mejor.
—Podes hacerlo— hablo entre besos.
—Sabes que eres Española no argentina, ¿verdad?— quiso molestarla Machu.
Un bufido salió de los labios de Manuela antes de que se alejara por completo de la castaña.
—Pasó mucho tiempo con Claudio— se encogió de hombros.
Tomadas de las manos ambas bajaron las escaleras, Machu se despidió de sus padres y juntas caminaron hacia el vehículo de la Española, un lindo Mustang 67 en color negro.
Como ya era costumbre Manuela rodeó el auto para abrirle la puerta a su novia, gesto que la más baja agradeció con un tierno beso en los labios.
El camino transcurrió entre bromas de la Española, comentarios subidos de tono de la castaña y risas de ambas. Sin duda tenían una increíble relación.
El coche se detuvo frente a una gran casa color celeste, a simple vista podía decirse que el anfitrión de la reunión vivía muy a gusto. Y lo hacía, los padres de León eran unos importantes empresarios, por lo cual el dinero no era problema.
—Estoy algo nerviosa por conocer a tus amigos— confesó la castaña en cuanto Manuela la ayudó a salir del coche.
Lo único en lo que la Española podía pensar era lo tierna y hermosa que su novia podía ser, jamás entendería por completo que cosa genial había hecho para que Machu estuviera con ella. Sin embargo, esperaba tenerla siempre a su lado.
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One Shots - Multifandom
FanfictionPequeñas historias de mis ships favoritos. De todo un poco.