Pose || Na Jaemin

pose | 06: come on.

Después de botar a Johnny junto a Dongwoo como si nada hubiera pasado y regresar medio tambaleante frente a Jaemin, Yura le exigió al chico aquel tercer chupito que bien sabía a estar alturas no podía tomar. Le gustó el provocar que sus ojos se ampliaran de la sorpresa, y entonces ella soltó la primera risita de la noche, cantarina y alegre. Jaemin, hechizado ante el panorama y confiando ciegamente en que la chica podría manejar aquello, pidió otra ronda para ellos dos.

Siendo que él podía con eso y mucho más, no creyó que fuera la gran cosa.

Para cuando Yura hubo tragado aquel feo licor, ella misma le pidió al cantinero que le diera su más dulce coctel. No podía seguir soportando esos chupitos, pero debía continuar al menos con algo así. Lo negaría a toda costa, pero se debía al arrepentirse de acabar de perder la oportunidad de bailar con Jaemin a causa de sus irracionales nervios, y buscar la forma de quitárselo rápido de la consciencia. Sentía que había sido, con este chico siempre falto de segundas intenciones, un único chance que sin más desperdició.

Teniendo ya varios tragos encima, no había mucho de la usualmente racional Jeon Yura que sabría eso era una idiotez.

—¡Hey~!, no hay prisa —reclamó Jaemin, con su ceño medio fruncido, al ver que apenas tener aquel coctel en manos Yura le dio un larguísimo sorbo. Siseó, alternando su mirada entre la modelo y el vaso, y entonces ella le sacó la lengua antes de volver a beber. Él bufó, creyéndolo una mala idea pero viéndose incapaz de en verdad evitarlo—. Sí sabes que cocteles como ese tienen muchísimo alcohol, ¿no es así?, por más que no lo parezca...

—¡Nop! —contestó ella, negando con entusiasmo. Jaemin inmediatamente pensó que se veía como una niñita malcriada, y comenzó a cuestionar su propio juicio al antes darle tantos tragos y tan rápido. Por su parte, había incluso tomado un chupito más y estaba casi perfecto, así que concluyó que sencillamente el aguante de la modelo debía ser una absoluta mierda. Se culpó a sí mismo por no haber comenzado con simples cervezas o algo así—. Esto sabe a ricas frutitas, ¿entiendes~?

—¿Y eso qué tiene que ver? —abultó los labios entre preocupado y nervioso, volteando sobre su hombro para darle un vistazo al guardaespaldas que entendía que si se enteraba de que (accidentalmente) había terminado embriagando a la modelo, lo mataría. Él no les estaba prestando atención alguna, pero no hacía falta demasiado para que eso cambiara.

—¡Pues que sabe ricoo~! —soltó Yura entre sorbitos, abriendo los ojos ampliamente para hacer énfasis, y mordisqueando el pitillo que reposaba sobre sus labios.

Se comenzó a balancear en su sitio, de lado a lado y torpemente al ritmo de la canción de fondo, soltando esporádicos soniditos que aunque a Jaemin en el fondo le resultaron tremendamente adorables no pudo disfrutar por completo en esa situación. En el caso, eran más bien algo alarmantes.

¿Cómo alguien podía prácticamente convertirse en otra persona con unos pocos chupitos y un bobo coctel?

Jaemin apretó los labios, tamborileando con sus dedos de la mano inzquierda sobre la barra y viéndola con esmero, analizando qué tan mal estaba hasta ahora— Disfrútalo, porque es el último que tendrás.

Bueno, no era muy grave. Si Yura dejaba de tomar ahora mismo y, quizás, iba a la pista de baile a sudar un poco, el asunto podría resolverse antes de llegar a innecesariamente alarmarse demasiado.

Sí, Jaemin tenía que resolverlo para mantener su lindo brazo intacto.

—¡Nooo~! —lloriqueó Yura, dejando el vaso ya vacío sobre la barra. Con un gran puchero en los labios, en un veloz movimiento se prendió a los hombros de Jaemin y se acercó hasta que casi se tocaron sus pechos. Él, petrificado, tan solo pudo permitirlo—. ¿¡No te dije que estaba muuy rico, Jaemin-ah!? ¡Quiero otro, dame otro~!