Pose || Na Jaemin

pose | 07: unpredictable disaster.

Jaemin salió de la discoteca, mortificado, y el frío de la noche lo golpeó directamente en el rostro como filosas púas. Igualmente, no le prestó mucha atención, demasiado enfocado en de inmediato voltear a todos lados en la desesperada búsqueda de Yura. No había podido exactamente verla saliendo por la puerta de la discoteca –siendo que de alguna manera, aunque Jaemin se diera prisa para seguirla, se le adelantó bastante–, mas al haber ella desaparecido justo por el pasillo cuyo único propósito era la misma, supo que así debió haber sido. No había otra opción, pero de todas formas no se la consiguió en seguida de cruzar la salida como hubiera deseado.

Gruñó exasperado, cubriendo su cara entre sus dos manos cuando por el lugar no consiguió más que latas vacías como dispersada basura. Por haberse tardado un poco –y no creía estar listo para asumirlo–, ahora posiblemente hasta le había perdido el rastro. A nadie menos que una considerablemente ebria modelo profesional, a pasada la media noche, en una bastante agitada isla... Eso era grave. Demasiado.

Se prohibió el darse por vencido aún y regresó la cuadra que había caminado, volviendo a las puertas de la discoteca, que eran ahora como su punto de estabilidad. Continuó caminando entonces al lado contrario para seguir buscando, frotando sus brazos para intentar traerse algo de calor. Ahí, casi ignoró cierto molesto bullicio aledaño, provocado por varias ruidosas voces. No pensó tener tiempo para demás ebrios, y solo tiró del corto cabello de su nuca con frustración al ese griterío aumentar su angustia.

Sin embargo, antes de que pudiera en verdad terminar de entrar en pánico, una carcajada medio conocida lo hizo voltear hacia el desordenado grupo sentado a unos metros de él.

En el medio de unos seis tipos que aunque no necesariamente se vieran peligrosos alarmaron desmedido a Jaemin, estaba la usualmente asocial Yura con una lata de cerveza empinada sobre su boca, bebiendo con increíble rapidez el contenido mientras a su alrededor le hacían porras. El fotógrafo no dudó ni medio segundo para correr a su encuentro, empujando al que estaba en su camino y de una vez tirando del brazo de Yura para levantarla de su sitio.

Ella, inestable, se prendió a sus hombros dejando caer la lata al suelo.

—¿Qué carajo piensan que hacen embriagando a una mujer a posta? —gruñó después de haberle hecho un rápido chequeo a la modelo, confirmando que lo único fuera de lugar parecía ser el empeoro de su estado, y fulminó a todos esos tipos que no se vieron afectados en lo más mínimo.

—Ella fue la que vino pidiéndonos cualquier tipo de alcohol, hombre —se burló uno, carcajeando junto a los demás—. Ya está mayorcita, no exageres...

Jaemin apretó la mandíbula, y aunque sintió la tremenda necesidad de írsele encima para darle una paliza se aguantó. No creyó que fuera muy prudente bajo las circunstancias, siendo que su prioridad era sencillamente cuidar a Yura y traerla de vuelta a sus cinco sentidos. No podía solo pelearse con seis tipos teniéndola ahí, eso era claro. Por más que le diera coraje, debía pensar en una solución en lugar de distraerse con hacerlos pagar por hacerla llegar a tal punto en el que no parecía ni capaz de estar de pie sin sujetarse a Jaemin.

—Váyanse a la mierda —escupió, intentando darse la vuelta sin más.

Aunque una mano sostuvo su antebrazo para impedirlo, todos sumidos en risitas burlonas y comentarios idiotas, Jaemin solo se la sacudió y siguió caminando con Yura a cuestas. Aunque los tipos intentaron provocarlo con gritos, Jaemin solo aguantó su gran enfado porque había algo más importante al momento.

La llevó hasta alejarse definitivamente de los tipos, y entonces volvió a hacerle un chequeo un poquito más tranquilo. Su escote, anteriormente ya lo bastante bajo, ahora estaba incluso peor, dejando ver gran parte de sus pechos; su cabello, anteriormente pulcro, ahora estaba desparramado como si hubiera pasado por un ciclón; sus ojos, anteriormente filosos y estrictos, ahora apenas podían mantenerse abiertos; y sus mejillas, anteriormente apenas adornadas con un poco de maquillaje, ahora llevaban el más intenso rojo delatando su ebriedad.