pose | 26: oh, trouble.

2K 119 4
                                    

Rítmicos golpecitos en la puerta, casi frenéticos, y Yura apenas exclamó "pasa" desde su sitio para tener a Na Jaemin abriéndola de par en par con una sonrisa gigantesca de las suyas. Se veía imposiblemente hermoso en unos jeans claros, con una camiseta simple bajo un cardigan de rayas blancas, rojas y azules con tenues estrellitas esparcidas por ahí. De uno de sus brazos colgaba un bolso, y su cabello negro estaba tan perfectamente estilizado como parecía estarlo siempre.

Aún así, no alteró el ceño fruncido de Yura. Ni sus brazos cruzados. Ni logró que se moviera de frente de su escritorio, donde tenía la cadera recostada.

—¡Hola! —saludó él de todas formas, cerrando la puerta a sus espaldas. Dejó el bolso despreocupadamente en el piso, y empezó a caminar hacia ella sin señal de haberse siquiera inmutado de su bastante obvio malhumor—. Wow, estás hermosa. No debería sorprenderme, honestamente, siendo tú, pero– wow. Divina —le puso una mano en la cintura con naturalidad, inclinándose para intentar dejarle un beso en la frente, mas Yura lo alejó antes de que pudiera con una de las suyas en su pecho—. ¿Qué...?

Tuvo que morderse el interior del labio para no ceder ante el pucherito de Jaemin, y lo logró empujar hasta mantenerlo a la distancia de su brazo— Quince minutos —siseó, viendo sus facciones pasar en un segundo de la pura confusión a la dolorosa culpa—. Dijiste que serían cinco. Ni más ni menos.

—Aww, ¡es que el ascensor estaba demasiado lleno! Hicieron muchas más paradas de las que esperaba, y para cuando consideré que subir corriendo por las escaleras sería mejor ya era muy tarde, me faltaba un solo piso —se excusó, haciendo lo que Yura únicamente podría describir como irresistibles ojitos de cachorro.

No cedió, sin embargo.

—¿Estás consciente... —empezó, lento e irritado, entrecerrando los ojos—... de lo que me has hecho pasar todo el día? Todo el maldito día, Na Jaemin. Con tus– tus bobos mensajitos provocadores; en medio del gimnasio, antes de entrar a una junta, después de la junta, cuando debería estar contestando importantes correos, ¡incluso almorzando!

—¿Hm? —Jaemin ladeó la cabeza, aparentemente fingiendo inocencia. Ella apretó la mandíbula—. Oh, Yura, pero si yo solo estaba conversando. Te comenté sobre mis sueños, y luego respondí tus preguntas. Luego te conté sobre mis... aspiraciones.

—Ugh, cállate —espetó, rodando los ojos incluso con la cara ruborizada de tan solo recordar todo aquello. Absolutamente ignoró la sonrisita "angelical" en los labios del fotógrafo—. Eso no es todo. Los mensajitos no fueron todo, ¿o sí? De paso, tuviste que meter en mi cabeza esta ridícula, arriesgadísima, y jodidamente caliente idea de coger en la oficina. Y– y yo solo– ¡dije que sí! ¡Como una idiota! —al Jaemin abrir la boca para defenderse, Yura la cubrió con la mano, acercándolo a ella hasta que sus piernas casi se entremezclaron—. Y finalmente, cuando ya estuve convencida —habló, más bajo y más tenso – sus ojos filosos lanzando llamas—, incluso esperándolo– a pesar de todo, de saber que era una maldita locura– ¡me haces aguantar diez minutos más de lo acordado! ¡Diez!

Él con cuidado y lentitud terminó de pegarse a ella, inmiscuyendo el muslo entre sus piernas y con las manos a cada lado de sus caderas aprisionándola contra el escritorio. Le hizo los más bonitos y manipuladores jodidos ojitos de cachorro hasta que Yura liberó su boca, dejando el brazo caer a un costado.

—Yura-yah... —susurró, terriblemente meloso y convincente. Yura bufó, frunciendo aún más el ceño—, ¿tú crees que la espera no fue igual de mala para mí, hm?, con cada minuto del viaje acá pensando en ti, en lo que tendría al llegar.

Chasqueó la lengua, dedos viajando al borde del escritorio para por su cordura sostenerse de lo que fuera— Pues "la espera" fue toda tu culpa —refunfuñó.

Pose || Na Jaemin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora