pose | 14: mature cinnamon, dorky mint.

2.9K 145 25
                                    

Dios, Yura en serio no quería despertarse aún. No sabía qué hora era, y tampoco es que le importara. Bien podrían ser las tres de la tarde, pero solo quería seguir durmiendo. Estas camas del hotel en verdad eran muy cómodas, y actualmente se sentía tan calentita que no pensaba en nada peor que levantarse de esa increíble suavidad.

Trató de acurrucarse en sí misma, en ese calor, mas al chocar con una firmeza desconocida, y sobre todo atípica en sus mañanas, su cabeza se disparó hacia arriba en una exuberante combinación de confusión, ansiedad, y un pequeño pero filoso toque de pánico. Al toparse con magullados labios rosaditos, una dorada nariz de botón, y relajados párpados ligeramente revoloteando aunque todavía cerrados, los frescos recuerdos de una acalorada, osada, madrugada la inundaron como todo un tsunami.

Su rostro quemó intensamente y apretó las piernas entre sí, tensándose sus músculos por algo de fricción, apenas guiada por un crudo reflejo. Su ya acelerado corazón no dio tregua, e incluso empeoró cuando cayó en cuenta de que en parte sus extremidades estaban perezosamente entrelazadas, de que la mayoría de ese maravilloso calor que la mantenía anclada al colchón lo emanaba el dormido cuerpo de Na Jaemin.

En contra de las advertencias que chillaba sin parar todo su sistema de alarmas, fue incapaz de hacer algo más que quedarse congelada, admirándolo. Mierda. Se veía precioso al dormir. Esta calma y tranquilidad que le faltaba al estar despierto, que le hacía lucir un tanto más –de alguna manera– maduro de lo que hasta ahora lo había visto ser. Una nueva cara que no anticipaba encontrar de él, que se le hacía tan llamativa como cualquier otra.

Ambos estaban desnudos, tan desnudos como hace unas horas se habían revolcado, y esos fuertes brazos le impedían levantarse para más que estirar el cuello. No era un agarre asfixiante, sin embargo, más bien se sentía como si encajaran tan bien que sencillamente de moverse descolocaría esa cálida comodidad a un punto de no retorno. Tan bien que estaba implícitamente prohibido el interrumpirla.

Se preguntó cuánto tiempo debían llevar en aquella misma posición para que así fuera, para que de alguna manera su cuerpo ya estuviera acostumbrado. Como si allí estuviera asentada, por más que su cabeza corriendo a mil por hora quisiera buscar razones para en realidad huir.

Porque a pesar de todo esa paz y tranquilidad no duró demasiado, no con tantas incógnitas y asimismo malas corazonadas que no pudo evitar maquinar conforme más pasaba el tiempo. Y es que, ¿cómo sería cuando Jaemin despertara?, ¿cuánto le costaría volver a verlo a los ojos cuando había prácticamente rogado porque la tomara pocas horas antes?

No podía ni imaginarse en verdad lo incómodo que resultaría, y el entenderlo la mortificaba. No tenía ni idea de cómo se comportaría él, si ahora que habían tenido sexo su usual/conocida amabilidad se transformaría en rechazo e indiferencia. Pensar eso no debió dolerle como lo hizo, quizá. Pero ardía en su pecho, la posibilidad de que aquella cómica manera de actuar ya hubiera dado fruto, incluso tras ese medio caballeroso hecho de que no la cortejara sino hasta saber que también estaba interesada.

No debió haberle importado, lo sabía, pues al final ese era también su objetivo, ¿no? Ella también había buscado una caliente aventura, emocionante y contrastando a su monótona y agotante vida, por una vez antes de regresar. Si se habían usado el uno al otro, al final daba lo mismo, se suponía hasta era lo ideal.

Yura en verdad no se entendía en esos momentos. Por qué lo que teóricamente sabía, y lo que opinaba, lo que sentía al respecto, discordaba tanto.

Así que se concentró en regular su respiración, en controlar sus latidos que con cada mal pensamiento no dejaban de acelerarse. Y, cedió a sus posiblemente imprudentes deseos de, egoístamente, aprovechar esos minutos antes de que la realidad volviera a correr. Ahora estaba en pausa, su mano en el control remoto tan solo por haber sido la primera en despertar, y escogía dejarla así por un rato más. Todo lo que pudiera. Por unos minutos más acostada en su pecho, acurrucada entre sus brazos.

Pose || Na Jaemin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora