pose | 25: (not) so wrong.

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—¿Aquí vives? —cuestionó Yura, una mueca de disgusto para acompañar al crítico dedo que señalaba a través de la ventana del auto hacia el tremendamente feo edificio. Creía incluso ver una grieta al costado, de verdad.

—Síp —contestó como si nada –recordándole de cierta manera a lo fresco que había estado con el asunto del destartalado carro ese después de ir a TXT–, asomándose también a verlo sobre su hombro—. Mi amigo Yangyang me ayudó a conseguirlo.

—Vaya ayuda —ironizó, todavía escaneando la estructura de arriba abajo.

No tenía muchos pisos, quizás unos cinco o seis, y se veía tan viejo como a punto de derrumbarse. Nada más el porche tenía un escalón cuya mitad literalmente faltaba, con un lado entero sin baranda. Era de ladrillo –feo y viejo– y un par de las ventanas eran remplazadas por tablas de madera repletas de graffiti.

Yura ni siquiera hubiera pensado que a día de hoy algo así fuera posible. No había forma de que aquel edificio cumpliera ni con la mitad de los requisitos de seguridad y/o sanidad, eso era claro.

Hey —se quejó Jaemin, demasiado cantarín como para preocuparla de haberlo en verdad ofendido—, la renta es barata–...

Obviamente.

—... y está muy bien ubicado —siguió—. ¿Sí viste lo cerca que está la estación de metro? También hay un parque. Es bonito, y siempre hay perros.

—Sí, definitivamente eso te hace olvidar que va a derrumbarse pronto.

—Mm, ¿quieres subir? —propuso, ignorándola rotundamente, justo rozando su oreja con los labios. Cuando ya Yura había sufrido un escalofrío por ello, que creyó que lo peor había pasado, además sacó la punta de su lengua y le bordeó parte del lóbulo con ella.

Sintió su corazón salírsele del pecho, y de una vez lo empujó para que se le quitara de atrás. No se había dado cuenta de lo cerca que estaban – por poco había quedado con su espalda al pecho del fotógrafo.

Mandó un vistazo a su chofer, pero el Señor Byun como siempre solo se mantenía con la vista al frente.

—Primero muerta —consiguió decir, y bufó al atreverse a volver a ver a Jaemin y encontrárselo sonriendo vacilón.

—Bueno. Algún día —aseguró, guiñándole un ojo.

Sin más que decir, pronto Jaemin estuvo deslizándose por el asiento para salir del carro, y ahí Yura recordó un detalle que la tuvo apresurándose a detenerlo— ¡Espera! Uh, espera.

Se volteó, alzando una ceja en confusión. Al verla desviando la mirada aún al haberlo llamado, mordisqueando su labio y titubeando para decir lo que fuera que quisiera decir, a Jaemin se le encendió un bombillito en la cabeza y sonrió.

—Oh, creí que no podía hacerlo por Ahjussi —rió en voz baja, ojeando al Señor Byun antes de inmediatamente inclinarse a dejarle un besito en los labios.

Yura jadeó de sorpresa antes de volver a empujarlo alarmada y prácticamente hacerse uno con la puerta del carro, y entonces por primera vez el chofer se vio en guardia.

—¿Todo en orden? —preguntó en su voz rasposa por el tabaco, volteando sobre el asiento para mirar a Jaemin con su ceño fruncido en una clase de amenaza que lo hizo tragar saliva.

—¡S-Sí! —balbuceó la modelo, antes de que pudiera pasar a mayores. Con un solo firme asentimiento, el hombre volvió al frente, y entonces ella le dio un manotón en el pecho a Jaemin que no hizo sino aumentar la confusión que ya lo tenía helado—. No iba a pedirte un beso, idiota —siseó, a punto de reventar de la vergüenza producto de que alguien –así fuera su discreto y reservado chofer– los hubiera visto. Era el primero en hacerlo, y Yura no se lo había esperado y por ende no había estado preparada mentalmente—. S-Solo quería que intercambiáramos números telefónicos. A estas alturas no lo hemos hecho, y es... ridículo, la verdad.

Pose || Na Jaemin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora