Mala decisión. Definitivamente, había perdido la cabeza ya. Había sido una mala decisión, producto de una idea aún peor, y siempre lo supo pero de todas formas lo terminó llevando a cabo. Solo pensó que, últimamente, había estado tomando una serie de malas decisiones después de una vida fríamente calculada y eso lo medio justificaba. Por lo menos, lo balanceaba.
No es que ceder a voluntarios errores fuera exactamente liberador, seguía crispándola como siempre la habían crispado las malas decisiones, pero iba descubriendo que a pesar de esos nervios y ansiedades que le provocaba el continuar, no se acababa el mundo.
Que estaba permitido tomar una mala decisión si de alguna manera sentía que era necesario. Si aún sabiendo que no era del todo correcto, quería llevarla a cabo.
Esta última, sin embargo, solo era fruto de la desesperación, frustración consigo misma, y el puro hecho de que no sabía a quién más acudir –pues estaba claro que la respuesta no la conseguiría por su cuenta.
No se acababa el mundo, no lo haría, pero ciertamente se sentía que lo estaba haciendo con esos dos pares de ojos taladrándola como hienas hambrientas.
—Y yo que siempre pensé que eras la más lista de todos nosotros —suspiró Dongwoo tras un rato en terrible silencio –donde Yura apenas pudo mordisquearse el labio inferior a la espera de la final reacción–, llevándose el dorso de la mano a la frente con sobreactuada decepción—. Resultaste una total estúpida, eso es en verdad sorprendente.
—¡No te conté toda esa mierda solo para que me insultaras! —espetó Yura, prácticamente clavando sus uñas en los reposabrazos y apretando la mandíbula con dolorosa fuerza.
Había sido un puto infierno, entre tartamudeos, y balbuceos, y pausas por algo de agua, y un insufrible sentimiento de vulnerabilidad que se sentía como si la despellejaran viva; pero, les había contado desde la isla con cuantos detalles podía sin de hecho morirse.
—¿Y para qué lo hiciste, entonces? —cuestionó la morena, una expresión autosuficiente en su carita que empeoró desmedida al Yura intentar contestar.
—Y-Yo... Uh, bueno...
—Pienso que sabes que la cagaste y ahora buscas que alguien te insulte para apropiadamente revolcarte en tu miseria.
—En realidad —habló Donghyuck –quien no estaba precisamente invitado a la conversación sino que entró sin tocar a la oficina de Dongwoo más o menos a la mitad y exigió que le contaran al ver a Yura toda rojita y luciendo como a punto de desmayarse–, parcialmente absorto en mirarse sus perfectas uñas—, yo creo que hiciste lo correcto.
El pecho de Yura ciertamente no debió hincharse de orgullo como lo hizo por la simple "aprobación" del moreno. Mas, asimismo, no tardó en regresar el patético sentimiento que la estaba atormentando desde la aún más patética semana anterior.
Una semana en la que todos sus días pasaron como en piloto automático, su mente perdida en la incomodidad de aquello que no terminaba de comprender y, según veía, no creía poder manejar.
Si era sincera, hubiera querido que por lo menos tomara un poco más de tiempo para dar su brazo a torcer en el asunto, llegar a esta medida tan desesperada como lo era pedirle ayuda a sus bobos amigos. Pero, ya no aguantaba. La única vez en esos días en la que por los pasillos de Full-Sun se cruzó con Na Jaemin, éste la saludó con una cordial reverencia y la sonrisa más tensa que Yura hubiera visto en su vida.
Sobra decir que, en absoluta contra de su voluntad y para su tremenda mortificación, la modelo sintió como si le hubiera más bien dado un empujón sañoso. No pudo evitar compararlo con su antiguo entusiasmo, ojitos radiantes. Se espantó de casi extrañarlos, de querer darse la cabeza contra la pared por haber sido la sola causa de que ese comportamiento cambiara.

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Pose || Na Jaemin
Fanfiction"¿Se suponía que de alguna forma comenzaría a trabajar con el tipo que en poco más de tan solo un fin de semana la tenía... como sea que la tenía ya Na Jaemin? Oh, Yura subestimó el poder de la vida para complicar las cosas." Jeon Yura, una famosísi...