pose | 24: baby steps.

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Yura mordió su labio. Cierto, tampoco confiaba en su autocontrol. Realmente, realmente, no quería separarse de Jaemin incluso a este punto, cuando no habían hecho más que besarse. No podía pensar en lo absolutamente tortuoso que resultaría intentar hacerlo una vez entrado en calor, separarse teniendo apenas un mísera probada de algo que sabía a gloria.

Así que, sí, había que parar ahora.

Asintió, y el fotógrafo suspiró de alivio –como si aunque supiera que era arriesgado hubiera estado dispuesto a llegar hasta al final si eso decidía Yura– mientras se reincorporó. Quedó sobre sus rodillas, y sonriente estiró una mano para ayudar a la modelo a sentarse en el sofá. Yura la tomó, y él la haló con tanta fuerza que terminó chocando contra su pecho. Se rió cuando ella jadeó de sorpresa, aprovechando para robarle un beso en la mejilla.

Tch. Qué infantil —refunfuñó Yura aunque medio flojo, tratando de ocultar un tonto sonrojo al inmediatamente huir del mueble por completo. Lo oyó reír, de nuevo, y solo le quedó fruncir los labios para evitar por su parte sonreír. Oh, sería... extraño, acostumbrarse a esta clase de cosas. Tan diferente. Aclaró su garganta, caminando adonde había dejado su cartera—. No sé si tengas algo más que hacer hoy, pero, uh, a mí aún me falta firmar un par de documentos, y eso... —mencionó, fingiendo ligereza. Se sentía afortunada de estarle dando la espalda, o de lo contrario le explotaría el corazón.

No quería dejar el asunto hasta ahí después de tanto, pero sí tenía un par de cosas que hacer antes de permitirse dejar el edificio de la compañía. Si a Jaemin... posiblemente, de casualidad también le quedaba qué hacer, sería bueno pues tendrían chance de irse juntos y continuar. A Yura le encantaría que se fueran juntos.

Directamente sugerirlo, sin embargo, era absolutamente bochornoso. Esperaba que a él se le ocurriera, o en verdad moriría.

—No, nada. Hoy se suponía que era mi día libre. Solo vine a hacer esto —respondió, y Yura frunció el ceño a la pared a falta de algo mejor. Si no tenía nada por lo cual quedarse, seguramente se iría de una vez. No sería precisamente ilógico—. ¿Quieres que te espere, entonces?, podemos salir a cenar cuando acabes. Me gustaría, bastante.

Su piel cosquilleó, una especie de ola de energía extra – como si tuviera de repente ganas o hasta la necesidad de pegar brinquitos por aquí y por allá. Mordisqueó su labio inferior, cuyo maquillaje de todas formas ya estaba arruinado por sus actos previos, y terminó de tomar su cartera. Se dio la vuelta, forzándose a lucir ilesa, no obstante Jaemin ahora estaba cerca.

Oh, demasiado cerca.

Y se acercó aún un tanto más, con sus brazos a cada lado de Yura para encerrarla entre su cuerpo y la mesita en la que había estado su bolso. Ladeó la cabeza, con una sonrisa pretendiendo inocencia, inquisitivo.

—Uhm... —relamió sus labios y tragó saliva, ante sus ojitos perdiendo casi por completo toda habilidad de razonamiento—... no estaría mal —acabó susurrando, asintiendo tontamente.

—No estaría mal —repitió Jaemin, ensanchando su sonrisa ahora como con astucia—. ¿Tienes mucho que hacer?

—No —negó, desviando su mirada al techo por un momento –para ser capaz de pensar– y repasando mentalmente lo más urgente que le tocaba—. No creo que me tome más de media hora... cuarenta y cinco minutos, máximo, si chequeo que todo esté en orden unas dos o tres veces —lo último lo dijo considerablemente más bajo, apenas un balbuceo a sí misma.

—Lo cual, déjame adivinar, sueles hacer —rió él, y Yura quiso bufar porque de paso esa cercanía le había hecho muy sencillo el escuchar ese estúpido detallito.

Pose || Na Jaemin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora