Ángela Brown, ante los ojos de la gente siempre ha sido la chica perfecta, ahora en la universidad tiene todo lo que siempre ha deseado; vive con su mejor amiga, estudia en una de las universidades más prestigiosas del país, tiene un grupo de amigos...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ángela Brown
La mirada de este chico me hace sentir muy incómoda y al mismo tiempo eriza mi piel. Es algo raro de mí sentirme intimidada de esta manera, pero gracias al cielo llega Pamela y Diego a nuestro rescate o al menos así lo veo yo.
— Mira, pero si son Sebas y Ben, hace mucho que no los veía, ¿Qué hacen por aquí? — dice el novio de mi amiga llegando a nuestra extraña y nada improvisada reunión.
— Le enseñamos a mi amigo Carter la ciudad — comunica Sebastian señalando al pelirrojo que no deja de verme.
— ¿Ustedes se conocen? — pregunto voleando a ver a Diego. A cualquiera para no correspónderle la mirada a esos ojos color ámbar, que causaban una rara sensación en mí.
— Claro, ellos eran las estrellas de futbol en la prepa, ellos y Clark que se graduó junto conmigo. —dice Diego todavía abrazando a la rubia.
— Y cómo olvidar al terremoto García— anuncia el rubio emocionado— él y Cárdenas ganaron el campeonato de básquet dos años seguidos antes de graduarse— explica— cuando ustedes se fueron no volvieron a ganar ni un solo partido.
Había olvidado por completo que Sebastián asistió con Diego y el hermano de Pamela, Christian Cárdenas, a la misma escuela con la diferencia de un año.
— ¿Por qué no vienen con nosotros? — pregunta Pamela abrazada de Diego — entre más mejor.
¡Eso Pamela! Como si te hubiera contado mi plan.
— Claro, estaría genial— dice Ben, el moreno con cara de malo.
— Así nos cuentas de los días de gloria de mi hermano y este tonto ─ comenta Pamela señalando a su novio.
— Será mejor que comamos aquí que hay espacio para todos— sugiero apuntando a las mesas cuadradas del área de comida.
Todos ordenamos de un puesto de hamburguesas cercano y nos sentamos. En una mesa Diego, Pamela y Tamara de un lado, y del otro Ben y Sebastian. Yo estaba a punto de sentarme enseguida del rubio, pero Natalia me jala a la otra mesa de enseguida. El último en sentarse es Carter, para rematar justo frente a mí. Por lo tanto, voy a hacer lo que cualquier chica educada y con novio haría: ignorarlo épicamente y actuar como una perra.
Corazón tú no necesitas actuar, tú eres una perra.
— ¿Entonces eres nuevo en la ciudad? — pregunta cordialmente la morena a mi lado, mientras desenvuelve su comida.
<<No Natalia no hagas conversación con él por favor.>>
— Algo parecido — informa el pelirrojo, pero al ver la cara de confusión de mi querida amiga continua — mi papá vive en la ciudad y tal vez venga a estudiar aquí, no es definitivo— dice con una sonrisa de lado— por lo pronto disfruto de mis vacaciones, en unos días me regreso a mi ciudad.