Capítulo 21

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Ángela Brown

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Ángela Brown.

Despierto por el calor que siento en el cuerpo.

Tengo los brazos de Gil rodeándome fuertemente. Estamos desnudos tapados con una fina manta, ya que no abrimos la cama solo la desordenamos.

Me permito cerrar los ojos y disfrutar del calor de su cuerpo, antes de ver el reloj.

4:57 a.m.

Mierda.

Me levanto de un salto de la cama buscando mi ropa interior a través del cuarto oscuro.

— ¿Qué haces despierta tan temprano? — su voz es ronca de recién levantado.

No lo volteo a ver por qué después no seré capaz de irme.

—Tamara debe de estar preocupada por mí no le avise que llegaría tarde— mentira, le dije que tal vez me quedaría a dormir en casa de mi papá, que es mi código para noche de sexo—¿Por qué no me despertaste?

— Pensé que te quedarías a desayunar.

—Claro que no, vine como tú dijiste por qué traía ganas, solo eso— encuentro mi sostén, pero no mis pantis.

—¿Quieres un cigarro? — pregunta mientras yo lo veo de reojo todavía acosado en la cama.

—Ya te había dicho que lo deje— me siento en la orilla de la cama para ponerme los tacones, porque no veo por ningún lado mis demás prendas.

—Como quieras— me contesta mientras enciende el cigarro.

Nos quedamos en silencio, él fuma y yo busco mi ropa. El olor a tabaco ya inundó la habitación, aunque siempre ha olido así solo que ahora es más fuerte.

—Me encanta que vengas, pero no entiendo por qué conmigo si puedes escoger a cualquier otro.

— Siempre has sido un buen polvo— suena feo, pero no es del todo mentira.

— ¿Solo eso? — Paro de buscar mi vestido.

—Si solo eso— afirmo encarándolo, ya se puso su bóxer, pero eso no evita que me siga pareciendo extremadamente tentador.

Me volteo para seguir en la penosa tarea de buscar mi vestido.

— ¿Incluso esa vez en el campamento?

<<Como se atreve a mencionarlo.>> El pequeño recuerdo de nosotros bajo las estrellas abrazados llega a mi mente, pero la alejo tan rápido como si fuera ácido.

—Incluso la vez que me quitaste la virginidad— solo escucho detrás de mí un pequeño "Aja" junto con una sínica risa de, no me lo creo nada, por lo que agrego— No podía llegar con alguien como Marcus siendo virgen. 

—Interesante— comenta levantándose de la cama— que yo sepa no estabas interesada en él cuándo tú y yo estábamos juntos.

Detesto lo sínico que puede llegar a ser. Lo volteo a ver por qué lo que tengo que decirse se hace de frente.

Entre besos y engaños. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora