Capítulo 6 - La Fiesta

168 48 21
                                    

Ángela Brown

Las fiestas son lo mío, ya sean un coctel con los del club, una lujosa recepción en un salón de eventos o como en esta ocasión, una desenfrenada fiesta universitaria para festejar el principio del verano.

Pamela esta como siempre en medio de la fiesta robando la atención de todos con sus sensuales movimientos que hacía a más de una persona replantarse su sexualidad. Natalia por su parte ayuda a que todos estén bien atendidos y que el evento no se salga de control. Tamara en otras ocasiones se quedaba sola en un rincón hablando ocasionalmente con alguien, sin beber, sin bailar, deseando estar en cualquier lugar menos en ese. Por mi parte yo hago de todo un poco, bailo con la sensual rubia, ayudo a la altruista morena, monitoreo a mi tímida amiga en el rincón, y socializo con todos en la fiesta con la mejor sonrisa en mi cara.

Esta fiesta no es diferente de las otras a excepción del rubio que tiene toda la atención en mi mejor amiga.  Tengo que vigilar que todo salga de maravilla y todo está excelente menos el hecho que mi novio no llega. Siempre es lo mismo con él, a sus compromisos él pone su mejor cara y siempre hace tiempo mientras que para mis cosas, llega tarde y sin la mínima disposición de disfrutar. Me saca de mis casillas que no pueda ser parejo en esto.

— ¿Por qué tan sola, campanita? — pregunta una varonil voz a mis espaldas. No por favor.

Volteo y efectivamente es el pelirrojo infernal que está demasiado bueno para ser legal— Hay no, otra vez tú, ¿Qué no te basto la cachetada que te di? — evito su mirada, verlo a sus penetrantes ojos no es bueno para mis hormonas.

—Tienes la mano pesada no pensé que una muñeca como tú pegara tan bien— dice divertido pasando su mano por su creciente barba escarlata. Al parecer no verlo a los ojos no es suficiente porque ese gesto hace que mi boca se seque.

— Quedamos en que no sabías nada de mí —me doy la vuelta para evitar fijarme en su atractivo ser y agarro mi botella de agua.

— En eso quedaste tú— dice inclinándose sobre mi oído para escucharlo atreves de la música, mi cuerpo se eriza por su cercanía. Mierda. — Yo quede en que finges muy bien y me muero por descubrir que ocultas debajo de esta actitud de chica perfecta— menciona seductor.

Nota mental darle la espalda, mala idea.

—¿Me vas a estar siguiendo toda la noche? — pregunto un poco alto encarándolo y poniendo distancia.

—Es probable, no yo creo que Sebastián suelte a tu amiga. — contesta señalando a la pareja del rincón que charlan animadamente— ¿Y tu novio?

— No tarda en llegar, en cuanto llegue te lo presento — informo con una sonrisa de manera cortés, aunque no sé por qué continúo siendo educada con el neandertal.

—Si es que llega y no lo estás inventando —dice burlón.

—¿No tienes nada mejor que hacer? — lo cuestiono, intentando que se largue de mi presencia.

—En realidad no, mi hermano iba a venir conmigo, pero no pudo, te caería bien es igual de controlador que tú.

— De seguro le dices controlador a todo aquel que tenga planes y metas en la vida.

—Nah, solo a ti, porque en verdad eres controladora, mira que planear la cita de tu mejor amiga de principio a fin no es muy normal que digamos. Y mi hermano es más bien mandón.

— No te ves como si tuvieras un hermano, más bien pareces el típico hijo único mimado que se cree el dueño del universo.

— Ahora quien está juzgando a quien, segura no te estas describiendo a ti misma.

Entre besos y engaños. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora