Capítulo 31

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Ángela Brown

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Ángela Brown. 

Cuando todo parecía empezar a volver a tener sentido en mi vida Sebastian le hace un drama a Carter por alguna razón desconocida. No quiero entrar a ciegas en una relación que no estoy del todo segura si quiero de verdad.

Tamara fue a ver cómo van los dos, pero todavía no vuelven lo que me hace pensar que hubo un malentendido.

—Deja de preocuparte de seguro es una tontería de mejor amigo sobre protector del tipo de "Wey te dije que no salieras con ella porque la vas a cagar y todo va a ir a la mierda con mi novia y sus amigas." — comenta Pamela viendo mi cara de estrés que supongo ya es evidente.

Aparto la vista del camino que siguieron los chicos y luego mi amiga para enfocarme en la rubia que trae puesta ropa deportiva fosforescente muy ajustada.

—¿Ahora si me vas a decir todo lo que le dijiste a Carter?

—No sé a qué te refieres — se hace la desentienda bebiendo de un vaso rojo que no de donde saco.

—Pamela por Dios solo dime que le dijiste, prometo no matarte el día de hoy— digo en broma, bueno más o menos.

—Ángela tranquila ya tienes a Carter cacheteando las banquetas por ti, si Pamela le dijo que te masturbabas pensando en él es lo de menos— informa Diego apareciendo para abrazar a su novia.

Estoy rezando porque sus palabras sean broma, pero la cara del chico me dice que es verdad. En este momento no sé si matarla o reírme.

—Ya me exhibiste, se supone que tienes que estar de mi lado— lo regaña Pame.

—De todos modos, se hubiera enterado.

La pareja se queda peleando por lo que decido darles privacidad, pero no es como si de verdad pelearan es solo que es viernes y algunos viernes pelean sin sentido para poder terminar, pasar el fin de semana cada quien por su lado y volver el lunes como si nada.

Carter sale de la habitación creo buscándome, pero Alessandro se me atraviesa impidiendo que el pelirrojo me localice.

—Tan rápido te olvidaste de mi hermano— menciona el troglodita extranjero.

Traigo tacones por lo que no me dejo intimidar por su altura ni su presencia.

—Pensaba ignorarte toda la noche, espero lo mismo de tu parte y para aclarar no tengo nada con tu hermano— contesto alejándome del intento homo-sapiens lo más que se puede.

La presencia del italiano termina por descomponer mi humor. Me desespera ver como todos parlotean a su alrededor preguntándole sobre su país y este como el maleducado que es los ignora o les contesta con monosílabos de forma cortante.

No me calló bien desde la primera vez que lo conocí, aunque claro esa vez estaba demasiado alcoholizada para darme cuenta de mucho, pero los siguientes encuentros con el pelinegro me confirmaron que no me agrada. Que sea pariente de Rolland y de la bruja que tiene por madre es solo un bonus extra a mi desagrado por él.

Entre besos y engaños. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora