Capítulo 14

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Ángela Brown

Las cuatro llegamos a la entrada del nuevo antro de la cuidad. Es una noche espectacular y cálida se nota que todavía es verano. Todas lucimos radiantes, incluso yo. Parecen siglos desde que no salimos las 4 solas y menos de noche. Recuerdo como fue la primera vez que llevábamos a Tamara a una discoteca, también recuerdo que tardamos mucho en convencerla de ponerse un vestido azul ceñido y corto. Pamela coqueteaba con todos los chicos a su paso, Natalia terminó ayudando a una chica que estaba demasiado tomada para caminar y Tamara no se me despego en toda la noche, pero al final la hice bailar un poco, fue una noche especial, mucho antes de Marcus y todo el drama.

—Hola chicas, ¿No las hice esperar mucho? — la voz de Sebastián me trae de vuelta a la realidad, y recuerdo que esta no es una noche de chicas.

—Llegaste a tiempo, acabamos de llegar— contesta Natalia.

—Hola—saluda Sebastián dándole un beso a Tamara en los labios.

—Hola— contesta Tami en un susurro mientras se sonroja y se hace pequeña, algo muy extraño para alguien alta como ella.

Tamara y Sebastián ya llevaban saliendo casi un mes, fueron a una cita doble con Pamela y Diego (de la cual estoy segura que se arrepintieron), han estado conmigo en el departamento y salido a solas un par de veces, pero a Tami le pone muy nerviosa salir con a bailar con él por varias razones:

1- Tamara no sabe bailar

2- Es en un antro y estar con mucha gente la pone inquieta.

3- Porque es "de noche" me dijo mi amiga.

—Qué tal si ... tú sabes... las cosas se ponen... mm no sé, no quiero ir sola— todavía escucho las palabras de amiga en mi cabeza. Entiendo que quería decir, pero con alguien como Sebas sus miedos eran infundados.

Solo por eso me convención de salir de mi estado dramático-depresivo para acompañarla.

—Hay que entrar— demanda Pamela — Diego dijo que se iba a tardar y que nos veía adentró.

Mientras caminamos a la entrada se podía apreciar mejor su outfit, lleva un vestido rojo de hombros descubiertos, pero con mangas, unos tacones dorados y su pelo rubio, que normalmente lleva sujeto, esta suelto y lacio. Le encanta llamar la atención y siempre esta lista para comerse el mundo.

Hay mucha gente tanto adentro como afuera, al ser un lugar nuevo no podemos entrar sin hacer fila como acostumbramos, nadie nos conoce todavía. Nos formamos en la fila para entrar, Pamela al frente, yo con Natalia y al final Sebas y Tamara.

—Te ves preciosa— le dice Sebas a Tami.

—Tú también te ves muy bien— dice mi amiga sonrojándose.

—Si sebas, primera vez que te veo peinado decentemente—comento en tono burlón.

—Y todo por nuestra Tamara, awww cosita— se une Pamela a la conversación.

—Pues la verdad es que sí, me aliste así solo por ella—debate Sebastián orgulloso.

Tamara solo se sonroja a su lado, pero no comenta nada.

—Tranquilo, solo te están molestando—explica Natalia—también Tamara ve vistió así solo por ti.

Esta vez ambos tortolitos se sonrojaron. Sebastian ve a Tamara de reojo empeorando el color de su cara. Sebastian tiene apariencia y complexión de jugador de futbol, grande e imponente, pero por dentro es de esos que son tiernos como un enorme oso de peluche.

Tamara lleva un vestido plateado de tirantes con brillos, con zapatos a juego y su pelo negro lo lleva rizado. La verdad es que se ve muy hermosa, más de lo normal. No le gusta llamar la atención así que rara vez se pone algo tan llamativo.

—¿Estás bien? — me gusta Natalia dulcemente.

Todos esperan mi respuesta, algo que me fastidia, no me gusta que me traten como si fuera a romperme a llorar en cualquier momento. Entiendo que se preocupen por mí y no estén acostumbrados a esta patética versión mía, pero estoy segura que en menos de nada voy a ser la misma o hasta peor.

—Sí, estoy bien, me alegra estar aquí con ustedes— le contesto convencida.

Natalia me sonríe como si quisiera darme ánimos. Lleva un vestido beige con la espalda descubierta que la dejaría ver casi toda, de no ser por su pelo café oscuro casi negro. El color del vestido en su piel morena claro hace un contraste muy bonito.

No bromeaba cuando pensé que todas nos vemos espectaculares.

Por mi parte llevo una minifalda negra y una blusa del mismo color con trasparencias, mi cabello lacio por debajo de los hombros y unos tacones enormes que disimulan mi baja estatura.

Puedo estar deprimida, pero nunca mal vestida.

—Por fin—exclama Pamela, cuando ya es nuestro turno— Diego se va a tardar un millón de años en entrar.

—Va a entrar por atrás no te preocupes— le explica Natalia. Según tengo entendido este antro el del mismo dueño del bar donde trabaja el moreno así que tiene acceso como empleado.

— Más le vale no tardarse, no me hago responsable de mis actos después de varios tragos— alardea Pame.

Todos los presentes volvemos a ver a la sínica rubia. Yo sé que ella es una descarda y a su novio no le importa, con tal de tenerla y ser su "favorito" es capaz de aguantarle todos sus caprichos e ideas locas. Es algo que me di cuenta después de un tiempo, pero Natalia piensa que su hermano y nuestra amiga tienen una relación soñada, aunque si es buena solo ellos dos saben sus términos. Son algo reservados, al menos con nosotras y está bien, por algo han durado tanto tiempo juntos.

—No me vean así, estoy jugando, claro que pienso esperar a Diego— declara la rubia, pero al menos yo no estoy muy segura de sus palabras, teniendo en cuenta su antiguo historial.

Pamela se mete y nos arrastra a cada problema, pero nunca nos dejamos morir entre nosotras. Siempre arreglo sus desastres y estoy segura que ella haría lo mismo por mi o cualquiera del grupo, al igual que Natalia y Tamara.

La morena a mi lado ya no le presta atención a su cuñada solo se queda viendo a las personas que salen del antro, pero sin ver a nadie en específico. Así es ella, se pierde en su propio mundo. El de seguridad nos abre la puerta y nos ponen la debida pulsera a cada uno (a Sebastian y Pamela la de mayores de 21, a Tamara, Natalia y a mí la de menores). Pronto la música retumba en nuestros oídos, las luces de neón nos envuelven y yo deseo con todas mis fuerzas olvidarme de todo por un rato.

Entre besos y engaños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora