2.Victoria

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—Dámela, que quiero tenerla en brazos. —dijo Malfoy apenas estuvieron dentro.

Harry lo miró con desconfianza pero se la dio. Al parecer, Malfoy tampoco sabía cómo sostener a un bebé. Pero la miraba con una especie de asombro reverencial, como si fuera algo precioso.

—Malfoy, ¿quién es?

Malfoy respiró hondo y lo miró. —Mi hija.

Harry alzó las cejas con asombro. —¿Tu hija? —repitió.

—Sí, mi hija. —dijo con irritación— ¿Acaso tienes problemas auditivos, Potter?

Harry sabía que no tenía problemas de audición pero empezaba preguntarse si su cerebro estaría funcionando correctamente.

—Entonces… ¿no es huérfana?

—Todavía no. —murmuró Malfoy y fue a sentarse en un sofá de la sala acunando a la beba en brazos.

Harry lo siguió y se sentó a su lado. —¿Cómo? ¿Cuándo?

Malfoy suspiró profundamente y se la devolvió con cuidado. Luego se puso de pie y empezó a caminar de un lado a otro de la habitación. —Te odio, Potter.

—Eso ya lo sé. —dijo Harry con exasperación— ¿Querés que te haga una declaración formal similar? Pues puedo decirte con mucho gusto que yo también te odio.

Malfoy alzó una ceja divertido. —Es bueno saberlo. —declaró enfático. Se detuvo de golpe y lo miró fijamente— ¿Por qué me dejaste entrar? ¿Por qué no me atacaste anoche? ¿Por qué no tenías aurores esperando para capturarme cuando regresara? Y ya que estamos… ¿por qué no estás gritando y gritándome de todo?

Harry bajó los ojos a la beba un segundo luego volvió a alzarlos. —Porque quiero respuestas. Porque no creo que tu seas capaz de matarme. —Draco hizo una mueca— Y porque los gritos asustarían a la bebita.

En realidad él mismo se estaba preguntando cómo era que podía controlarse tan bien. No le había mentido a Malfoy, pero cierto era que considerando la historia entre ellos era sorprendente que se mantuviera tan calmo. Y Malfoy estaba actuando muy distinto también.

—¿Por qué me trajiste a tu hija?

Malfoy retomó su marcha de un lado al otro. —No sabía a qué otro lugar llevarla. —murmuró.

—Pero… ¡nadie le entregaría su hija al enemigo!

—Ya sé… pero es que nadie más sabe de ella.

Harry parpadeó confundido. —¿Nadie?

—Nadie que esté vivo. Aparte de mí… y ahora tú.

—Bueno… pero eso no explica por qué me la trajiste a mí.

—¿Y a quién podría habérsela llevado? A mi madre quizá… a Mamá le hubiese encantado, sí… aunque no creo que se fuera a sentir fascinada de saber que es abuela… pero no podría haberla dejado con ella mucho tiempo.

—¿Por qué?

Draco ignoró la pregunta. —Podría habérsela llevado a mi querida tía Bella.

Harry apretó a la beba contra su pecho. —¡No! —aulló.

Draco lo miró con curiosidad por un instante.

—Veamos… ¿quién más? Padre está en Azkaban… no creo que sea el lugar más indicado para un bebé. ¿Wormtail?... tampoco, él y la beba terminarían desquiciados si tuviera que cuidarla.

—¿¡Tu sabés dónde está Wormtail!? —exclamó Harry con demasiada vehemencia, la beba se asustó y empezó a llorar— ¡Mierda!

—¡Potter! ¿Qué le hiciste! ¡No voy a permitir que le hagas daño!

Secretos DRARRY/HARCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora