22. Interrogatorios Y Entredichos

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Los estaban esperando en los portales de Hogwarts.

—Harry, llegás tarde. —lo acusó Hermione— Te estamos esperando desde hace media hora.

Antes de que Harry pudiera replicar de mala manera, intervino Remus. —Me temo que fue mi culpa, yo lo entretuve más de lo debido, necesitaba hablar con él. Mis disculpas.

—Ah... —dijo Hermione y tuvo que tragarse los reproches. Harry le sonrió con suficiencia.

Hermione los guio a una sala próxima al ala hospitalaria. Los Weasley, la directora, Tonks y madame Pomfrey estaban allí congregados esperándolo.

Madame Pomfrey insistió que les enseñara primero el encantamiento de curación y que les explicara todo lo que supiera al respecto. Harry procedió a mostrarles la técnica y repitió varias veces la formulación para que todos pudieran memorizarla.

—Creo que ya lo aprendí. —dijo Ron no muy seguro.

—¿Tienes una navaja a mano? —le preguntó Harry en un aparte a Charlie.

Charlie lo miró con desconfianza. —Sí. —contestó hesitante.

—Préstamela un momento. —le pidió Harry— Hay una forma rápida y fácil de comprobar si Ron puede o no pronunciar el encantamiento de manera eficaz.

—¿Y vas a cortarte adrede y dejar que Ron pruebe su presunta destreza? —preguntó Charlie como si no pudiera creerlo.

Harry sonrió. —Bueno, ahora que lo pones de esa forma... suena muy riesgoso.

Charlie sacudió la cabeza pero igual le entregó la navaja. Harry se hizo un corte en el antebrazo, ni muy largo, ni muy profundo, lo suficiente como para practicar; así y todo empezó a sangrar de inmediato.

—Bueno, Ron, apúrate a curarme esto porque me duele una barbaridad. —dijo Harry extendiendo el brazo e ignorando el coro de exclamaciones contenidas.

—¡Harry!¡qué hiciste! —exclamó Ron.

—Procede que me estoy desangrando. —lo urgió Harry.

Ron se le acercó, tragó nerviosamente, tocó la herida con la punta de la varita y canturreó las palabras. Ante la vista de todos, el tajo fue cerrándose.

—¡Brillante! —jadeó Ron con asombro y entusiasmo— ¡Lo logré!

Frunciendo un ceño desaprobador ante la heterodoxia de los métodos de enseñanza de Harry, madame Pomfrey usó un par de rápidos y eficaces encantamientos para limpiar la sangre, Harry iba a pedirle que se los enseñara pero no le dieron tiempo.

—Señor Potter, eso fue una insensatez innecesaria. —lo amonestó McGonagall.

—Como Ud. diga, profesora. Pero ahora Ron ya sabe sin lugar a dudas que puede hacerlo... y si ya terminamos con el encantamiento de curación, hay algo que quiero mostrarles. —rebuscó en la mochila y sacó la víbora enrollada en su antebrazo.

—¡Harry! ¡¿Eso es una serpiente?! —exclamó Ron con ojos asombrados.

—Sí, ésta es Gryff. —dijo Harry con calma y levantó el brazo para que todos pudieran verla bien. Era un secreto que podía revelarles sin riesgo. Y si los distraía con la serpiente quizá se olvidaran de hacerle preguntas sobre otras cuestiones mucho más críticas. Sonrió, era indudable que había conseguido capturar la atención de todos.

—¿De dónde sacaste esa serpiente? —preguntó Ron con una mueca de asco.

—Nosotros se la regalamos. Un presente de cumpleaños adelantado. —intervino George.

Secretos DRARRY/HARCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora