28. Las Ruinas Y El Pozo

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De camino hacia las afueras, Harry iba pensando en cómo habría sido crecer en un pueblo acogedor como ése. Le recordaba mucho a Hogsmeade. La principal diferencia era que Godric Hollow estaba habitado en su gran mayoría por muggles.

Le resultó muy desconcertante que hubiera algunos que lo reconocieran. Recibió varios saludos con la cabeza y hasta hubo algunos que agregaron un amable "Señor Potter". Todos fueron muy respetuosos y ninguno se detuvo para una conversación más prolongada.

Finalmente tomaron por un sendero serpeante bajo una línea de árboles. Desembocaron en un muy amplio prado. Estaba todo muy crecido y descuidado, naturalmente. Había un área donde crecían muchas flores… quizá ahí había estado el jardín de su mamá. E incluso en estado silvestre el prado era precioso… y muy extenso… había lugar incluso para una cancha de quidditch.

De la casa quedaba muy poco y su presencia rompía la sensación pacífica que inspiraba el resto de la propiedad. Lentamente, Harry caminó hasta las ruinas, atraído por la casa en la que había vivido los primeros quince meses de su vida. El porche estaba sorprendentemente intacto, pero no había puerta que atravesar; quedaba algo de las paredes y alcanzó a divisar un tramo de la escalera que no se había desmoronado como el resto. Lo demás no era sino una pila de escombros.

Había algo que estaba… mal.

Se sobresaltó un poco cuando vio un breve relumbrar delante de él. Draco había abierto apenas una ranura de la Capa. —La Marca me arde. —siseó— Creo que él sabe que estás acá.

Harry había sentido un cosquilleo de magia unos segundos antes al ingresar al porche, había pensado que era un remanente de las viejas defensas. Se dio vuelta para mirar a los otros que respetuosamente se habían detenido varios metros atrás. Alzó la varita adoptando instancia de combate.

—Creo que disparé una defensa de advertencia. Voldemort sabe que estamos acá.

—¡Si es así, tenemos que escapar de inmediato! —exclamó Ginny.

—No… ahora estoy seguro de que lo que busco está acá. —replicó Harry.

—¡Harry, no! —gritó Hermione ansiosa— ¡No podés estar seguro!

—¡Tienes razón…! —le gritó Harry a su vez— ¡Pero la probabilidad es alta y no voy a perderlo!

—¡Que se escondan bajo encantamientos de mimetismo! —le siseó Draco al oído— ¡Ya!

Harry les trasmitió la orden. Con bolígrafo y papel que le pasó Hermione, escribió una rápida nota para McGonagall: Ataque en Godric Hollow, ¡en este mismo momento! Llamó a Fawkesy lo mandó de vuelta con la nota. Unos segundos después empezaron los pops de los mortífagos aparicionando.

La cicatriz de la frente de Harry explotó de dolor. Voldemort se había hecho presente.

—¿Dónde está? —gritó alguien.

—Está aquí. —dijo la voz helada de Voldemort— Puedo sentirlo.

El corazón le latía desbocado en el pecho, el martilleo en la frente era agonizante. No estaba preparado para enfrentar a Voldemort todavía. Tenía que buscar algún modo de sacárselo de encima y sin sufrir bajas entre los de su grupo, nada más. ¡Y nada menos!, pensó sarcástico.

De pronto estallaron petardos y luces brillantes de fuegos artificiales detrás de la línea de mortífagos. Harry aprovechó la confusión para desmayar a un par de atacantes lanzando certeros hechizos. Al parecer los otros habían hecho lo mismo puesto que seis mortífagos más cayeron abatidos.

—¡Harry Potter! ¡Sé que estás aquí! —gritó Voldemort furioso— ¡Muestrate y sal al frente!

La tentación era grande, pero prevaleció la sensatez. Harry permaneció prudentemente quieto y atento.

Secretos DRARRY/HARCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora