16. De Carácter Energético Y Con Mucha Personalidad

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Ni a Fred ni a George se les pasó por alto que Harry había mantenido la puerta del departamento abierta algunos segundos más de lo estrictamente necesario.

—¡Oh cuán notable! —exclamó Fred— Parecería que hoy has venido acompañado, Harry.

Harry asintió. —¿Tienen puestos encantamientos silenciadores? —preguntó.

—Naturalmente. —afirmó Fred con displicencia— Los ruidos extraños que suelen abundar en el departamento podrían asustar a los clientes en el negocio de la planta baja.

—¿En qué andás, Harry? —preguntó George con vivo interés— Para una cita furtiva con Ginny en nuestro departamento no hacía falta que la trajeras bajo el Manto.

—Uno nunca sabe que tortuosas intenciones pueden haberlos motivado a apelar a tal recurso. —apuntó Fred alzando y bajando las cejas en rápida sucesión.

—Una observación muy atinada. —admitió George.

Harry revoleó los ojos. —Por si no lo tenían del todo claro, les recuerdo que ya no estoy saliendo con Ginny. —se volvió hacia su acompañante invisible y le hizo un breve gesto.

El Manto se hizo visible en el aire y Harry murmuró un encantamiento. Malfoy apareció al lado de Harry, con los ojos recelosos fijos en los mellizos.

Ni Fred ni George pudieron disimular del todo la sorpresa. Intercambiaron una mirada y luego se volvieron inquisitivos hacia Harry.

—¿Supongo que sabrás que es Malfoy el que te acompaña? —preguntó Fred.

Harry asintió con la mirada fija en ellos.

Fred y George asintieron a su vez y se tomaron unos momentos para digerir la información.

—Bueno, Harry... —dijo George— Debo admitir que ya había supuesto que lo que había entre Ginny y tu difícilmente duraría, pero mal podía haber anticipado que tu siguiente conquista fuera nada menos que Malfoy.

—¡Él no es mi...! ¡Yo no soy...! —farfulló Harry indignado.

Fred y George sonrieron, encantados de haberlo dejado mascullando incoherencias. Era una forma de desquite.

Draco alzó una comisura. —Tienes que reconocer, Harry, que estamos durmiendo juntos.

Harry lo taladró con una mirada feroz, los mellizos estallaron en carcajadas. —¡Pero no estamos acostándonos juntos! —protestó.

—Pero tu te ves tan sexy en mis piyamas. —ronroneó Draco con voz seductora.

Harry alzó las cejas. —Pero... nosotros no...

—Nuestro pequeñín Harry... ¡Cuánto ha crecido! —arrulló Fred.

—¡Bueno, basta! —explotó Harry irritado, miró a los tres con ojos asesinos. Furioso fue a sentarse en el sofá.

—Eh... Harry... ¿te parece prudente que le demos la espalda a este tipo? —preguntó George.

—Probablemente no. —gruñó Harry— Seguro que aprovecha para evaluarles el culo.

—¡Potter, eso es repugnante! —exclamó Draco. Los mellizos se deshicieron en risitas.

Los dos fueron a sentarse en el sillón frente a Harry. Harry miró por encima de su hombro, Draco seguía de pie en el mismo lugar con expresión de asco. —Déjate de boludear y ven a sentarte acá, pajero.

Draco vino a sentársele al lado con una mueca de desdén en los labios.

—Entonces, Harry... —empezó a decir Fred con tono dialogal— Supongo que sabrás que lo sensato sería torturarlo un buen rato y luego entregarlo a las autoridades.

Secretos DRARRY/HARCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora