1.Visitante Inesperado

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Estaba sentado mirando por la ventana. Se había vuelto una costumbre durante las últimas dos semanas. El sueño era esquivo y cuando venía, lo hacía acompañado de pesadillas. Era quizá la manera en que su mente le hacía saber que se negaba a cerrarse.

Y estaban todavía a mediados de junio. Otros años, a esa altura, todavía habría estado en Hogwarts. Y sin embargo ya llevaba dos semanas en casa de los Dursley, cumpliendo con el tiempo requerido para la protección de sangre. Durante todo ese intervalo no había hecho otra cosa que pensar. Tenía demasiadas preguntas y casi ninguna respuesta. Repasaba una y otra vez la información con la que contaba en concreto, con la esperanza de poder obtener de lo que sabía, algo que tuviera sentido. Hasta ese momento no había tenido demasiada suerte, ¡era frustrante hasta lo indecible!

De pronto se paralizó, ojeó con atención las sombras al final de la calle. Estaba seguro de lo que había visto. Alguien acababa de aparecerse en Privet Drive. Tenía que determinar si se trataba de amigo o enemigo. Pero quienquiera que fuera, lo cierto era que se afanaba en todo instante de quedar amparado por la oscuridad.

Sin embargo mostraba cierta falta de cautela, parecía tener mucha prisa. Unos momentos después se aproximó a ver de cerca el número de una casa y quedó iluminado por unos segundos. Harry se puso tenso del shock, ¡llevaba ropas de mortífago! ¡Y peor... había alcanzado a distinguir unos mechones de pelo rubio platinado! Sólo podía tratarse de una persona.

Tras vacilar apenas un segundo, Harry salió de su habitación y bajó corriendo las escaleras. Abrió la puerta de calle con precaución y apenas lo suficiente como para poder salir.

—¿Potter?

—Malfoy, ¿qué estás haciendo acá? —prácticamente había escupido las palabras, Malfoy estaba de pie a unos metros, justo en el límite de la propiedad.

—¿Potter? ¡Oh, gracias a Merlín! —murmuró Malfoy.

Harry frunció el ceño, ¿Malfoy daba gracias de verlo? —¿Cómo me encontraste? —demandó.

—No es difícil encontrarte... pero eso es algo que no tiene importancia ahora... Necesito que me ayudes.

—¿Necesitas mi ayuda? —repitió Harry sin poder creer lo que había oído— ¡Tú eres mi enemigo, Malfoy!

—Ya sé... —replicó—...pero necesito que te hagas cargo de ella.

Se desplazó unos pasos hasta quedar bajo el halo de luz de la farola. Los ojos de Harry se desorbitaron. Llevaba en brazos un hatillo no muy grande... ¡que se movía! Le recordó la imagen de Wormtail en el cementerio llevando en brazos a... De repente Malfoy se le antojó muy peligroso y Harry comenzó a recular.

—¡No te acerques, Malfoy! —exclamó imperativo.

—Shh... —siseó Malfoy— ¡Hablá en voz baja!

Harry tragó ostensiblemente. En ese momento poco le importaba quien los escuchara.

Malfoy arrugó la frente y miró el rostro de Harry que mostraba gran confusión. —¿Qué te pasa, Potter?

—¿Qué es eso? —preguntó Harry y se maldijo por lo bajo porque no había podido evitar que algo de miedo se le colara en el tono.

—Una beba, Potter. Tu ya te enfrentaste con el Señor Oscuro varias veces... ¿no me digas que le tienes miedo a una bebita indefensa?

—Muestramela. —exigió Harry.

Así lo hizo Malfoy, apartando un poco la manta, y le dejó ver a la beba.

Harry suspiró aliviado, pero luego volvió a endurecer el tono. —¿A qué estás jugando, Malfoy? ¿Por qué tienes una bebita? ¿Y por qué estás acá?

Secretos DRARRY/HARCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora