21. Esto Que Siento... ¿Es Amor?

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Apenas entró en Grimmauld Place Winky se materializó en el hall. —Por aquí, por favor. —dijo ella y lo guió sin demora escaleras arriba a una de las habitaciones.

La figura sentada al borde de la cama fue lo primero que atrapó su atención... y después la sangre, parecía haber sangre cubriéndolo todo.

—¡Potter! —bramó Snape fulminándolo con una mirada negra.

—¿Qué pasó? —preguntó Harry alarmado acercándose de inmediato.

—¡Váyase! —ordenó Snape.

Snape tenía el torso desnudo y la debilidad era patente en el rostro ceniciento. La condición del pecho y de la espalda era aterradora.

—Está herido y yo soy el único que tiene a disposición, así que tendrá que aguantarme.

—Me voy a poner bien. No lo necesito aquí. —porfió Snape.

Harry no le hizo caso alguno. —¿Qué pasó? —insistió al tiempo que examinaba con mayor atención las heridas. Snape evidentemente había estado limpiándoselas y hasta había curado algunas pero la mayoría seguían abiertas y sangrantes.

Sacó la varita y se le agachó al lado.

—¿Qué cree que está por hacer?

—Voy a ayudarlo con la curación.

—¿Ha estado curando a otros esta noche? —Snape había reparado en sus ropas cubiertas de sangre.

—Sí. —contestó Harry con cautela. No era el mejor momento para ponerse a discutir sobre el encantamiento. Snape necesitaba ser curado con urgencia. Aunque se negara a que Harry lo ayudara.

—Ya veo que se puede usar el encantamiento sobre uno mismo, es bueno saberlo, pero Ud. ha perdido mucha sangre y está muy débil. Va a ser más rápido si lo hago yo. Y de todos modos no va a poder alcanzar las heridas de la espalda.

Levantó la varita. Snape le aferró la muñeca. Harry alzó una ceja. Snape lo miró directamente a los ojos escrutándolo profundamente durante un largo instante. Harry no sabía qué era lo que estaría tratando de descubrir con ese tipo de sondeo pero lo dejó hacer. Al parecer, Snape encontró lo que buscaba puesto que finalmente asintió apenas y le soltó la muñeca.

Harry se concentró en las heridas, las fue recorriendo lentamente con la varita al tiempo que iba murmurando las palabras del encantamiento. Winky le había traído toallas y un bol con agua. Cada tanto Harry hacía una pausa para limpiar las lesiones. Snape no le quitaba los ojos de encima pero no dijo nada ni interfirió con su tarea. Aprovechó una de las pausas de limpieza para tomarse un par de pociones que sacó de una bolsa que había sobre la cama.

Una vez que terminó con lo más serio del pecho y del abdomen, Harry se trepó a la cama para aplicarse a las heridas de la espalda. Hizo una mueca de desagrado. Los tajos eran mucho más profundos y más numerosos.

—Potter... —dijo Snape con un hilo de voz, comenzaba a tambalear hacia un lado.

—¿Sí?

—Necesito recostarme. —murmuró.

A Harry le costaba creer que hubiese podido resistir hasta ese momento. Se bajó de inmediato de la cama y lo fue guiando hasta dejarlo acostado boca abajo, Snape se dejó ayudar sin protestar.

Cerró los ojos, probablemente estaba al borde del desmayo. Harry volvió a subirse a la cama con cuidado y prosiguió con las heridas de la espalda. Para cuando concluyó notó que Snape se había quedado dormido. Harry controló los frascos vacíos que Snape había bebido, uno era de una poción para dormir sin sueños.

Secretos DRARRY/HARCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora