9.De Combates, Heridos Y Armarios

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Se apareció en la pequeña localidad que los mortífagos supuestamente iban a atacar. El cansancio se le esfumó cuando se ajustó en modo de lucha, si bien se recordó que no debía mezclarse en el combate salvo que fuera imprescindible. Había muchos que ni siquiera aprobaban que se hiciera presente.

Era una población pequeña, al punto que Voldemort había considerado que la podía borrar del mapa con una dotación de cuarenta mortífagos, Harry sabía que dos grupos, de veinte mortífagos enmascarados cada uno, aparecerían en cualquier momento, uno en cada uno de los extremos del pueblo.

No iban a poder acceder a ninguna de las viviendas, sin embargo. Un grupo había sido enviado por McGonagall horas antes para proteger, sin ser notados, todas las casas con barreras mágicas. Harry no sabía con certeza cómo funcionaban esas barreras pero supuso que serían similares a las que rodeaban Privet Drive, que impedían el acceso a cualquiera que portara la Marca Oscura.

Los miembros de la Orden enviados se habían ocupado también de persuadir a los muggles de recogerse en sus hogares temprano esa noche, sin necesidad de recurrir a Imperius, obviamente; había técnicas mentales menos drásticas para influir conductas.

Las calles estaban desiertas y todo estaba tranquilo. Demasiado tranquilo. Lo cual no dejaba de ser un tanto siniestro considerando que Voldemort planeaba destruirla por completo esa misma noche. Por el momento, Harry no tenía otra cosa que hacer sino esperar. Se permitió perderse en sus cavilaciones.

Estaba nervioso. Por los miembros de la Orden, naturalmente; era muy posible que hubiera heridos... pero la mitad de su nerviosismo era por Draco y Snape. Quizá era extraño que se preocupara tanto por lo que pudiera pasarles, pero el sentimiento estaba allí. De todos modos estaba más preocupado por Draco que por Snape.

Si Draco daba un paso en falso... lo atacarían de los dos lados.

Se cubrió con el Manto de Invisibilidad y salió de su escondite, miró hacia un extremo y luego hacia el otro de la calle principal, no sabía de qué lado vendría Draco. Harry se había apostado en el centro, los demás miembros de la Orden estaban ocultos en los extremos, prestos a atacar apenas los mortífagos aparicionaran.

Fue justamente lo que ocurrió en ese instante, empezaron a oírse los ruidos de aparicionamiento y de inmediato pudo distinguir los relampagueos de los hechizos.

Tras un breve momento de indecisión se replegó en las sombras y enfiló hacia el lado en el que sabía que no estaría Moody. Moody era el único que podía verlo a través del Manto. Se fue aproximando con cautela al lugar del combate.

Ya podían verse algunos cuerpos caídos, ojalá se traten de mortífagos desmayados, pensó. Los duelos tenían lugar en un área muy amplia, en la penumbra era difícil distinguir quién era quién.

Harry conocía unos cuantos hechizos que podía lanzar sin necesidad de pronunciarlos, pero sólo uno que no diera lugar a un haz que delatara su posición. Apuntó a un mortífago y pensó: ¡Levicorpus!, el mortífago fue alzado en vilo y quedó colgando en el aire cabeza abajo.

Remus se sobresaltó por un segundo pero inmediatamente lo desmayó. Harry dejó que cuerpo inconsciente cayera. No sabía quién sería pero estaba seguro de que no era ni Draco ni Snape.

Remus giró la cabeza tratando de ubicarlo, no podía verlo pero sí olerlo y sabía que estaba cerca. —¡Ándate! —le gritó.

Remus fue a ayudar en otro de los duelos y Harry prosiguió avanzando. Se desplazó circunvalando el área de combate con la mirada muy atenta. Era un espectáculo fantasmagórico con todos esos haces de luz entrecruzándose en la casi oscuridad. No había podido hasta ese momento ubicar a Draco, rogaba que no fuera uno de los cuerpos abatidos.

Secretos DRARRY/HARCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora