—¿Cómo? —expresó incrédulo. De todo lo que podía pedirle, eso era algo que nunca se habría imaginado. Dentro de la casa las reacciones no eran distintas. Los hermanos completamente atónitos, sin entender absolutamente nada, y una Amy que quería que la tierra la tragase.
—Lo he pensado mucho y quiero casarme con Amelia. —Volvió con su propuesta.
—Silver pestañeó unas veces lentamente. No, había escuchado bien por desgracia—. ¿Sabes que aún no tiene ni dieciséis años, verdad? —dijo para ver si se daba cuenta de la locura que acababa de decir.
—Sí, lo sé. Esperaremos hasta que ella tenga dieciocho años. No soy ningún perturbado.
—Oh, por supuesto que lo eres. —Pensó el albino. Enfadado, pero con mucho autocontrol, se dispuso a hablar—. Ante todo, un par de cosas sin tener en cuenta su edad. Lo primero, yo no soy nadie como para decidir sobre su vida. Y si alguien por algún remoto caso tuviese que hacerlo, esa sería nuestra madre.
—Por supuesto que sí lo eres. Eres su hermano, el hombre de la casa.
Amy quería salir a demostrar todo el control que tenía sobre su vida, aunque un brazo furtivo la detuvo: Sonic. Este la echó para atrás e indicó que se mantuviese en silencio, al menos por el momento. No le gustó ni un pelo lo que el chico dijo. Notablemente, a Blaze tampoco; sin embargo, no debían intervenir. Aun sin ver la escena sabía que Silver estaría extremadamente furioso, pero pondría al tal Álvaro en su sitio. Lo haría de una manera formal y elegante. Ya había calado al erizo plateado, confiaba en él.
—Te repito, no soy nadie para decidir sobre ella, por mucho que tú así lo creas. Segundo, no te ama.
—¡Por supuesto que lo hace! Lo que pasa es que es una chica tímida en el amor que no sabe como expresar sus sentimientos hacia mí.
Sonic apretó el agarre de nuevo, ya que la eriza volvió a hacer el gesto de querer marchar.
—No, de hecho es totalmente lo contrario. Una chica extrovertida a la que le encanta conocer y relacionarse con la gente, que no teme mostrar sus sentimientos. Y no, no le gustas en lo más mínimo. —La voz de Silver era firme, al igual que su postura, parecía inalterable.
—¡Se acabó! ¡Nos vamos! —Dio un paso, casi pisotón, para entrar a la casa. Una vez más vuelve a ser detenido por el plateado.
—No vas a entrar a esta casa, mucho menos si es para tocar a Amy. —La firmeza de Silver era inalterable. A pesar de que el chico era mayor que él, de altura le sobrepasaba una cabeza y era bastante más corpulento, no se dejaba intimidar. Álvaro, de un empujón, lo estrella contra la puerta, liberando así el paso.
Amy tiraba con fuerza, pero Sonic no la soltaba de ningún modo. Sabía que el erizo amarillo iba a recibir una lección. No era necesario que nadie actuase.
El chico alcanzó a dar dos pasos antes de ser golpeado por albino en el estómago. Se agachó cogiendo la zona golpeada. El erizo golpeaba fuerte, muy fuerte.
—Este se acercó y cogió al sujeto del cuello de la camiseta, obligándolo a dar unos pasos hacia atrás saliendo de la casa—. Escucha. Escúchame bien porque solo te lo diré una vez. Como te acerques a mi hermana, juro por mis padres que ni Chaos te podrá librar de mí. —Lo suelta tirándolo al suelo—. ¡Largo de mi vista! —Cierra con fuerza la puerta. Sonic libera por fin el agarre, orgulloso de que las intuiciones que tenía sobre su amigo fuesen acertadas. Los tres salen del pasillo viendo a Silver soltar un suspiro pesado, abrumado por la situación—. Me sorprende que no hayas salido —dice mirando al suelo, calmándose lentamente.
—Digamos que cierto erizo azul no me ha dejado intervenir.
—El plateado alza la mirada hacia Sonic—. Gracias. —El príncipe se limita a sonreír. Sabía que había hecho lo correcto.
—¿Estás bien? —pregunta la gata morada acercándose y posando una mano sobre el hombro de él. Había alcanzado a asomarse unas pocas veces, viendo en una de estas como el erizo era estrellado contra la puerta.
—Sí, no te preocupes. —Permanecieron en silencio, asimilando la escena. Unos minutos bastaron como para que los ánimos volviesen a ser los de antes.
Retomaron la tarea de limpiar la cosecha y de clasificarla, serenos de nuevo. Pasaron la tarde, hasta más o menos las seis, donde los hermanos decidieron volver a palacio para no levantar sospechas. Además, tenían un hambre atroz.
Acordaron que, para no tener que usar su ropa formal, entrarían por el túnel secreto. Lo que deberían estar al tanto con los guardias. A pesar de haberles dicho que eran invitados especiales, si entraban a palacio sin un permiso físico, podrían atacarles. Esto no lo podían evitar, órdenes directas de la reina. Se despidieron dejando a los Rose sumidos en sus pensamientos.
—Si alguna vez ese imbécil se acerca a ti, dímelo. No trates de ocultarlo, porque lo acabaré sabiendo. —Inició él.
—No se acercará, eso tenlo por seguro. Pero si te hace feliz lo haré de todas formas.
Después de esa conversación, no hablaron más hasta que no llegó su madre.
Ascendían por el pasadizo hacia su hogar, aún un poco desconcertados por lo que había ocurrido, pero no hablaron de ello. Vigilando no ser vistos por sus guardias, entraron a sus habitaciones. Agradecían entrar de manera discreta, aunque la parte de que esa zona estuviese tan desprotegida les preocupaba.
Se cambiaron de ropa y bajaron al comedor, sería muy extraño que no se presentasen a la merienda teniendo en cuenta que se habían saltado la comida. Seguramente las mucamas estarían preocupadas, sobre todo Cream y su madre. Siempre se preocuparon por ellos de una manera especial, y ellos de ambas. Entraron a la gran sala encontrándose con un guardia, el cual parecía ansioso.
—Sus majestades, hemos supuesto que estarían ocupados y por esa razón no han asistido a la comida —habla. En la mano derecha sostenía una lanza, el otro brazo lo ocultaba tras su espalda.
—En efecto —responde Blaze. Ser de la realeza era no tener que inventar excusas, los demás sacaban sus propias conclusiones.
—Este mediodía ha llegado una carta de la reina para ustedes. —Extiende el brazo izquierdo entregando la carta—. Con permiso, vuelvo a mi puesto de trabajo. —Se retira del comedor. Ellos se sientan uno al lado de otro en la mesa, abriendo el sobre.
Queridos Sonic y Blaze,
Esta carta es para notificaros de que, en aproximadamente unos veinte días, estaré de vuelta en palacio.
Espero que todo esté exactamente en el orden en el que lo dejé, que os hayáis encargado de los papeles pertinentes y de controlar el reino. También deseo que cuando vuelva ya tengáis una idea de con quien os casaréis.
En el caso de que esto último no sea así, lo hablaremos a mi vuelta.
Firmado:
Reina AleenaEso no era una buena noticia.
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Prejuicios [Editando]
Fanfiction‼️TEMPORADA 3 EN CORRECCIÓN‼️ El reino De Mevius esconde muchos secretos tras sus muros, y pronto todos ellos serán revelados. El príncipe Sonic y la princesa Blaze conocen a los hermanos Rose, Silver y Amy, luego de un desafortunado incidente que t...