XLVII: Baile

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15 de octubre, hoy era el tan esperado famoso baile.

El servicio daba los últimos toques de limpieza al castillo. Hoy incluso tenían un uniforme especial, sus trajes eran enteramente blancos con una flor dorada y plateada bordada en la parte izquierda. Todos lo portaban.

Sonic y Blaze daban un último vistazo a lo que sería su vestimenta para esa noche. Por suerte habían podido elegir el diseño de sus trajes, pero no los colores. Ambos irían conjuntados de plateado. Ya se imaginaban el porqué, a su madre le gustaba el asunto de las temáticas.

No habían visto en todo el día a sus dos pequeños amigos del servicio, tampoco a Vainilla. La inflexibilidad de su madre respecto al trabajo era muy notable. Esperaban que la conejita pudiese trasmitirles el mensaje a los hermanos.

En el pueblo también sabían que se celebraba el baile en honor al príncipe Sonic, aunque no entendían muy bien por qué se realizaba dos días antes de su mayoría de edad. ¿Así lo hacían en la realeza? Algunos habitantes habían intentado acercarse a las puertas del palacio para poder averiguar como era la temática del evento, o simplemente para ver a alguien importante, pero fue inútil. Además de que todavía era muy pronto, los guardias no los dejaron siquiera aproximarse un poco.

Mientras todo esto sucedía, en casa de los Rose la situación era un tanto distinta. Estaban muy nerviosos. Ellos se iban a meter de pleno en la boca del lobo.

Su madre estaba trabajando, como habitualmente. Pero esta vez era un tanto distinto, pues con el resto de costureras estaban acabando un gran tapiz de regalo de cumpleaños para el príncipe. Debían tenerlo finalizado para el domingo. Aún no sabían cómo iban a hacer para desaparecer de casa sin que ella se percatase. Sería de mala educación llegar tarde al baile. Ahora todo era un dolor de cabeza tras otro.

Picaron a la puerta y Amy se dispuso a abrir. Se sorprendió al ver quién era la visita.

-¿Cream? ¿Qué haces aquí? -dijo la chica haciendo un gesto invitándola a pasar.

-En el castillo debe haber demasiado trabajo hoy -añade Silver también gratamente sorprendido.

-Así es, pero he tenido que venir para comunicarles un mensaje de sus majestades.

-Dinos. -Amy termina cerrando la puerta.

-El baile comenzará a las diez y media, pero sobre las nueve aproximadamente, habrá una gran cena con todos los invitados. Incluidos ustedes. -Los hermanos se miraron entre sí. ¿Encontrarse allí a las nueve? ¿Cómo demonios lo iban a hacer si esa era la hora a la que se acostaban en casa?-. Antes deberán estar en la masía para que los peinen, maquillen y marchar. Me dijeron que la princesa Acorn enviará a unos estilistas para que los ayuden en todo lo que necesiten, algo así como a las siete y media de la tarde.

-Eso va a ser imposible -dice Silver angustiado.

-¿Cuál es el problema?

-El tiempo Cream, ese es el problema. Nuestra madre llega a casa a las ocho, cenamos y nos acostamos a las nueve. Es imposible estar allí a las horas que nos piden.

-El príncipe y la princesa lo sabían e intentaron cambiarlo, pero este horario está decretado por la reina Aleena. Lamento decirlo, tendrán que ingeniárselas para llegar a tiempo. Su majestad es muy estricta con la puntualidad.

Si no tenían antes la suficiente presión sobre sus hombros, ahora desde luego que sí.

-Gracias por avisarnos Cream. Estaremos allí a la hora -dijo el albino en una falsa promesa. Sabía que era del todo imposible cumplirla. A no ser...

-A ustedes por atenderme. Les deseo lo mejor para esta noche. Me retiro de nuevo a palacio con vuestro permiso. -La niña se despidió con la mano y se fue por donde había venido.

Prejuicios [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora