Caminaban con sigilo a través de las callejuelas que conducían a la casa de Shadow. El silencio predominaba en el lugar.
Todo era tan complicado realmente. Es decir, ¿por qué? ¿Por qué las personas eran poseídas? ¿Quién lo había originado? ¿Con qué objetivo?
Los escritos y dibujos de Shadow no habían aportado tanta claridad como esperaban en un principio. Solo había conseguido asustarlos más y dejarlos confundidos. En ellos se agrupaban testimonios de personas que vivieron o vieron una posesión, exorcistas que lograron sanarlos y que no, viejos dichos sobre cómo protegerse... Pero lo verdaderamente destacable era la historia de los portadores de la magia.
“Años atrás, no se sabe cuantos, siete amigos encontraron un libro jamás antes visto. En él se hablaba de algo denominado magia. Explicaba que era esa noción y el mundo que abarcaba.
La magia exactamente era el conjunto de conocimientos sobre las fuerzas de la naturaleza, las actitudes de los organismos vivos y el concepto de la muerte. En el libro se decía que había siete tipos de magia: roja, azul, verde, rosa, gris, blanca y negra. Pero, por alguna razón, esta última no estaba explicada.
La magia roja se resumía en la atracción, la sexualidad y, en menor medida, el amor de los seres vivos. Se dedicaba a encontrar, acumular, expandir, moldear y enviar energía a los sujetos. En pocas palabras, la fuerza que representaba la pasión entre dos individuos y la fertilidad en segundo plano.
La magia azul era el control del agua y sus derivados, canalizando la energía de esta para realizar distintas acciones. Como por ejemplo: purificación, revelación o conexión espiritual entre seres.
La magia verde representaba la naturaleza, adorar a esta y proteger a quienes forman parte. Su principal fuerte era la curación de todos los organismos que vivían en la tierra.
La magia rosa era una variante de la roja, centrándose en el punto más débil y contrario de esta: el amor. Se dedicaba a unir a los seres de manera profunda y espiritual.
La magia gris consta del beneficio propio del que lo practica y de la persona sobre la que actúa, siendo bueno para ambas partes. La única parte moralmente cuestionable era que el sujeto afectado por esta no sería consciente de sus actos, convirtiéndose más bien en un títere en manos del practicante.
La magia blanca era la concepción del bien. Todo aquello que fuese beneficioso se haría, siendo las entidades afectadas por ella siempre conscientes de los actos realizados.
Los amigos decidieron aprender los tipos de magia y sus habilidades. En poco tiempo se dieron cuenta de que resaltarían solamente en uno, eso solo seis. El último estaba frustrado. Todos habían conseguido destacar en algún tipo, menos él. Sentía como si los poderes que quería dominar no lo aceptasen.
Cansado y fallido, se alejó del grupo con el libro entre las manos, con la intención de estudiarlo más tranquilo. Pasando las páginas, unos folios que estaban en blanco comenzaron a ser escritos: era el capítulo de la magia negra. Emocionado por el hecho, corrió a mostrárselo a sus amigos, pero ellos, confusos, respondieron que esas hojas seguían blancas. Y era cierto, no veían nada escrito. Él, extrañado por el suceso, les siguió el juego de lo que le habían dicho, argumentando que se lo habría imaginado al haber pasado tantos papeles.
Volvió al lugar anterior, no sin antes observar a sus amigos. Veía como controlaban y disfrutaban de sus poderes obtenidos. Sintió unos amargos celos. Se sentó sobre la hierba a leer el capítulo que nadie podía ver, nadie salvo él. Se explicaba la magia negra igual que lo había hecho con las otras. Era parecida a la gris, pero con la diferencia de que solo buscaba el beneficio del practicante. Frunció el ceño. Eso no era lo correcto, ¿no? Continuó leyendo. Según iba avanzando, el texto argumentaba que no era malo buscar el provecho del practicante, ya que, para “ayudar” a otros, necesitaba que el obrador estuviese bien consigo mismo.
Cerró el libro y se dirigió de nuevo a sus amigos, con la intención de borrar ese capítulo inservible de su mente. Aunque habría calado en ella más de lo que pensaba.
Pasaron los días. A pesar de no obtener ningún poder apartó los celos a un lado, estaba orgulloso de sus amigos. Siempre portaba el libro consigo.
Mientras paseaban, de las sombras de las calles salieron unos individuos que atacaron a quien dominaba la magia rosa. Inmediatamente, fueron a separarlos, sin éxito. De hecho, comenzaron a atacarles también. Él, desesperado, abrió el libro y buscó alguna manera de ayudar a sus amigos. Llegó a las páginas en blanco que, de nuevo, empezaron a ser escritas.
Un aullido de dolor lo sacó momentáneamente de su labor. A uno de sus amigos le habían arrancado un trozo de oreja. Furioso leyó el conjuro denominado como Haliaeetus¹.
—Et ossa vestra quasi putredo consumendus conteram ut animus sit. ¡Demorimini!²
Los sujetos sintieron como lentamente empezaron a partirse los huesos de sus pies, tibias, peronés, rótulas y fémures. Cayeron al suelo. Sus amigos observaron horrorizados. ¿Qué había hecho?
Él, por mientras, seguía con su ira, apretando el libro con fuerza. Otro crujido los escandalizó: pelvis rotas; costillas siendo impulsadas hacia abajo como teclas de piano; manos y brazos partidos cuál palillo. Pensaron que era el final cuando vieron los cuellos de los sujetos romperse, pero una última estructura se hundió dejando una horrible escena: cerebros saliendo de sus cráneos. Algunos no pudieron contener sus estómagos y vomitaron por lo visto.
Repuestos, los que permanecían enteros dirigieron al grupo lo más lejos posible del crimen. Si eran vistos serían declarados como culpables. Acababan de presenciar el asesinato más brutal y retorcido jamás realizado. Él, por su parte, se sentía calmado, incluso con pequeños ápices de felicidad. Pensaba que había hecho un bien al librarse de aquellos individuos.
Sus amigos, aún en pánico, le reprimieron con temor. Ellos podían ser los siguientes. Fingiendo un poco de serenidad, le pidieron amablemente que les entregase el libro. Confuso se negó. No había hecho nada malo, pensaba. Esto generó una discusión.
—Eres incluso peor que ellos. ¡Eres el mal personificado!
Esas palabras calaron en su corazón y en su mente, hiriendo su amistad y a él.
La guerra comenzó entre los portadores, una que aún perdura a día de hoy. El libro va pasando de mano en mano a las generaciones que dominan la magia negra. Al igual que los distintos conocimientos del resto de clases a los descendientes de aquellos amigos.
Cada cierto tiempo la batalla se reanuda y el mal se intensifica. Solo una gran fuerza hará destellar a la oscuridad para que vuelva el equilibrio”.
¹Quebrantahuesos.
²Tus huesos se quebrantan tanto como podrida esté tu mente. ¡Pereced!
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Prejuicios [Editando]
Fanfiction‼️TEMPORADA 3 EN CORRECCIÓN‼️ El reino De Mevius esconde muchos secretos tras sus muros, y pronto todos ellos serán revelados. El príncipe Sonic y la princesa Blaze conocen a los hermanos Rose, Silver y Amy, luego de un desafortunado incidente que t...