Capítulo 13: Mediadores

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En contra de la opinión popular, Lola Morgan-Brooks no se solía sentir una persona importante. Tener confianza en uno mismo, seguridad y saber que veinte de las diez veces que argumentaba algo tenía razón; no la convertían en una persona importante. ¿Su nombre para las profecías? La Nada.

¿A quién quería deprimir con sus inseguridades y las desgracias que no dejaban de ocurrirle desde que su tío Morgan llevó a casa a Imogen? Ciertamente todo el mundo prefería a la alegre Lola. ¿No? Si nadie supiera su historia, nadie habría podido decir que no sólo había sido engañada durante toda su vida y criada por una persona que ni siquiera era su abuela, a la que había visto ser asesinada; nadie sabría que se había lanzado a beber, fumar e ir de fiesta cuando aquello pasó y la mandaron a vivir a casa de su tío Morgan; ni que la aprisionó el Ministerio de Magia; que descubrió que su madre no estaba muerta (brevemente) y que tenía una hermana; que era parte de una profecía; que estuvo en un atentado en una casa en la que murió otra de sus no-figuras paternales señor Crawford; y un largo etcétera hasta quedarse escondida en un castillo reformado por una manada de licántropos y centauros. Preparándose para una guerra. No era importante, solo desafortunada.

Y, sí, Lola era insegura. No es que todo en ella fuera fachada, pues su estilo era impecable y lo sabía. También era consciente de su intelecto. Más eso era todo. La gente sólo veía una joven con un tono de voz muy alto y la diversión como lema, demasiado despreocupada para la situación, demasiado poco habilidosa para luchar, sin magia... Si hacía aquello, era para evitar pensar en lo anteriormente enumerado.

Aquel día, no obstante, y por primera vez en mucho tiempo; se sintió útil. Porque lo que hizo en la Batalla de Londres la hacía sentir culpable. Sí, sí, vencieron. Pero destruyó a la vez toda su bonita ciudad. Aquel día, no obstante, no había peligro de destruir nada.

Harry Potter también estaba allí como garantía. De hecho, solo estaban ellos dos. Antes de saber que el señor Potter era el salvador del mundo, lo había considerado un padre guay. Desinteresado, calmado, cariñoso y divertido. Secretamente, Lola había imaginado que su padre era algo así. Por allá cuando nadie le contaba que Adam Brooks era un arrogante rompecorazones con cerebro. Tener a Harry Potter allí, con el solo objetivo de ayudarla... Eso la hacía sentir importante.

Se había traído material. No era él el que había planeado la sesión, sino Hermione Weasley. Oh, Hermione Weasley. Era el ejemplo de que muchas mujeres estaban más capacitadas para el liderazgo que otras personas por saber hacer más de una cosa a la vez. ¿Qué tiene que recuperar la estabilidad mágica y muggle en Inglaterra? Dale solo cinco minutos para elaborar una teoría sobre el poder de Lola y cómo examinarlo mejor. Una fuerza de la naturaleza extraordinaria, esa mujer.

Habían llegado a la conclusión de que Lola podía bloquear la magia -y, no, gracias a Theia Malfoy, se había comprobado que no podía bloquear un ataque físico. Los primeros entrenamientos habían consistido en, simplemente, detener hechizos mágicos. Los segundos fueron su reacción ante objetos mágicos -que era de un cero por ciento.

Entre medias, Lola investigaba por su cuenta y mandaba sus resultados a Hermione Weasley. Podía bloquear hechizos que les lanzaban (como un escudo), pero no detenerlos cuando ya estaban en curso, como en el caso de Frank Longbotton. Ahora bien, ¿qué le había respondido Hermione Weasley a aquello? "Aún no has entrenado lo suficiente".

Pero, ¿de qué se trataba su poder exactamente? No sólo funcionaba de escudo, como parecía estar limitado. En Londres, en la Batalla, rebotó toda la magia de Cornelia y causó el apagón mágico -como lo bautizó Frank. Lo cierto era que no lo sabían. La profecía solo decía que era la Nada. Y otras señales del futuro como Malfoy la miraban como si tuviera algo molesto en la cara que quisiera golpear; o los centauros que se aseguraban de alejarse de ella cada vez que pasaba por su lado. En resumen, no eran buenas señales, ¿no?

La tercera generación VIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora