Capítulo 14: La familia que no eliges y la que sí

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A veces se le olvidaba por completo que su tío Charlie estaba casado. Su relación era demasiado libre e independiente para lo que Lucy Weasley había concebido, en algún momento de su vida, que era lo "normal" en una relación adulta. ¿Quién era ella para cuestionar la "normalidad" de una relación?

Como si su tío le hubiera leído el pensamiento, hacía unos días había anunciado que iban a tener una comida familiar en el apartamento que compartía con su esposa. Así como muchos otros magos y brujas no habían pensado en dejar Londres tras la caída y el derrumbe de la ciudad. Sus hechizos de protección, consecuentemente, se reforzaban.

Lucy Weasley se culpaba así misma de estar incómoda en aquella escena. Culpaba a sus prejuicios de una familia "normal" que había leído en estúpidas novelas y que había creído mamar de su propia familia. Su padre adoptivo era su tío Charlie, cuidador de dragones y magizoologista. Estaba casado con Alexis Cross, Auror y doble agente con el Ojo. Y esta, a su vez, había traído a su hija biológica, Gwendoline Cross, ex asesina del Ojo.

Se acomodó de nuevo en el mullido asiento. La decoración en el apartamento de su tío era un caos. Su antiguo apartamento -en el que vivía cuando no estaba en Raglan y que había compartido con Dominique -había sido bendecido por el exquisito gusto de su prima en reformarlo hacia un ambiente más naturalista y minimalista. Aquel apartamento, no obstante, parecía haber sido decorado con cosas que uno podía encontrar fácilmente en el vertedero. No le extrañaría en absoluto que fueran cosas de segunda mano, donadas o rescatadas de a saber dónde. La cubertería era toda formada por artículos diferentes -cucharas rosas con tenedores de madera, por ejemplo. No había juego de sillas. Los cuadros que colgaban de las paredes eran fotografías antiguas acompañadas de utensilios de sitios remotos y extravagantes.

Nunca dejaría de sorprenderse por cuán diferente era su tío Charlie a su padre.

Cogió el plato que le ofreció su tío. Lo miró con tanto escepticismo que se ganó un reproche por parte de su tío. No sabía quién había cocinado aquello. Si su tío, Alexis o un crío de cinco años. Era un sándwich. Pero estaba mal hecho. El queso estaba por encima del pan.

-Gracias, Charlie -Dijo, forzando una sonrisa.

Por suerte, no fue la única que tenía necesidad de reírse ante el plato preparado. Gwendoline Cross, a su lado, bufó.

-¿Cómo se siente al ser Auror, Lucy? -Le interrogó su tío. Mirando a su propia creación orgulloso. Lucy parpadeó. ¿Cómo había sobrevidio su tío con esas habilidades culinarias? - Ya sabes, si tienes alguna duda puedes preguntarle a Alexis -Añadió con una sonrisa.

-Eh...-Comenzó.

-Por supuesto, cielo -Insistió la esposa de su tío. Intentó no estremecerse ante aquel apelativo cariñoso. De nuevo, no fue la única que lo advirtió. Gwendoline Cross volvió a bufar. Aquella vez de forma más prolongada. - ¿Tienes algo que decir, Gwendoline?

-Es la primera vez que te veo actuando remotamente parecido a una madre -Le espetó.

Lucy Weasley quiso esconderse bajo las capas terráqueas y no aparecer jamás.

No había pensado que la asesina y la Auror tuvieran una mala relación de madre e hija. Tampoco las había visto juntas en ninguna ocasión para juzgarlo. Solo tres segundos bajo el mismo techo, Gwendoline le estaba lanzando dagas con la mirada a su madre. ¿O quizás era que no quería fingir pertenecer a una familia?

-Gwendoline, soy tu madre -Le respondió con el mismo tono de voz que su hija.

-Solo de sangre -Siseó la joven.

La tercera generación VIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora