TREINTA Y UNO

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Sarah escuchó el timbre de su celular y soltó un quejido

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Sarah escuchó el timbre de su celular y soltó un quejido. Al segundo timbrazo despertó y cayó en cuenta de dónde estaba, se recargó sobre un codo y miró a su alrededor. Se había quedado dormida en el borde de la cama, aún con los tenis puestos. El celular sonó una vez más y Sarah consideró la idea, de que T'Challa necesitara ayuda.

Deshizo el ovillo que estaba hecha y alargó una mano para tomar el celular de la mesa de noche, miró la pantalla y una oleada de alivio la invadió, era su madre.

— Hola mamá — saludó soltando un suspiro

— Tu padre me dijo que tenías algo importante que decirme — espetó — Te escuchó

Claro, esos dos llevan años divorciados, y aún son el equipo perfecto para reprenderme pensó Sarah

— Si, estoy de viaje con T'Challa...

— Creí que habían roto — interrumpió y Sarah se llevó una mano a la frente. Su madre se había quedado bastante atrás en la historia.

— Si, eh. Lo hicimos, pero volvimos hace poco...

— ¿Por qué ya nunca me cuentas nada Sarah? — preguntó su madre con resentimiento — Apenas me llamas, y cuando lo haces jamás me pones al día con tu vida ¿Estás perdiéndome la confianza?

— Claro que no mamá. Pero es complicado saber dónde estás, y las zonas horarias tampoco ayudan

Robert Miller era un excelente agente de ventas. Las empresas siempre estaban recomendándolo y llamándolo para contratarlo. Esa era la razón por la que nunca permanecía demasiado tiempo en una misma ciudad, y su madre había accedido a acompañarlo en cada viaje; Desde ese entonces Sarah se había distanciado un poco más de ella. La llamaba de vez en cuando y Andrea siempre le daba el nombre de un sitio diferente; Sarah era poco amante del teléfono, así que tampoco disfrutaba contarle todas sus hazañas y sufrimientos por llamada

— ¿Dónde estas ahora Sarah?

— En Berlín. Mira, es una larga historia, si tienes un poco de tiempo puedo...

— Ahora mismo estoy en Teltow — interrumpió su madre una vez más, pero Sarah se quedó estupefacta — Haz una reservación en algún restaurante y envíame la dirección. Estaré ahí en cuarenta minutos

Sarah permaneció con el celular pegado a la oreja hasta que oyó el timbre muerto del otro lado. Parecía un mal chiste. ¿De verdad, de todos los países en los que su madre podía estar había estado, tenía que encontrarse exactamente en Alemania? Quiso reírse de la ironía pero los nervios la suprimieron. Se miró en el espejo frente a la cama, y alisó las arrugas de su blusa y trató de calmar lo alborotado de su cabello.

KINGDOM; T'Challa UdakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora