SIETE

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— Eso definitivamente no es bueno

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— Eso definitivamente no es bueno. Hay que repararlo

— Sarah, no sé una mierda sobre reparar cosas

Maia y Sarah miraban a la cafetera que descansaba sobre el mini frigorífico de su habitación, esa mañana había dejado de calentar agua y ambas chicas trataban de solucionarlo.

— Llamaré a Lizzy — dijo Maia buscando el contacto de su novia en su celular

— No — le puso una mano en el hombro para detenerla —¿Qué tan complicado puede ser?

Sarah se encogió de hombros y arrodilló para ver mejor, Maia busco  videos y la ayudó a desarmar la cafetera , después de varios intentos está había vuelto a su funcionamiento.

— ¿Saldrás hoy con Adam?

Sarah negó

— ¿Por qué no? Creí que se darían una oportunidad

— No Maia — respondió guardando varios libros en su mochila — No tiene caso encariñarme con el para después verlo marchar

— Vamos Sarah, las relaciones a distancia no son tan malas como crees

— Suiza está muy lejos — mustió

Maia rodó los ojos con fastidio

— Tu te lo pierdes, solo espero que no estés lamentándote cuando ya sea demasiado tarde — se detuvo por unos segundos y después continuó — ¿Puedes ayudarme con estadística? No entiendo un carajo, y el examen es pronto

Sarah se colgó la mochila al hombro — Seguro, estudiaremos cuando regrese

— Sarah — habló su compañera de cuarto con cautela — ¿Has superado por fin el asunto del vibrando?

— Vibranium — corrigió — Y no ¿Estoy siendo patética por preocuparme tanto?

Maia reprimió las ganas de decirle que si — No, escucha es normal que te preocupes pero no por qué sea un metal raro significa que la gente siempre lo compre ilegalmente, además piénsalo bien, aparte de los fines científicos ¿Para que querrían Vibranium ese?

Sarah se pasó una mano por el rostro con frustración — Es muy versátil

— No todo tiene un trasfondo macabro Sarah, es solo un proyecto escolar, trabaja duro y lleva ese título a casa

— Trataré

Maia sonrío con satisfacción — Nos invitaron a Lizzy y a mi a un bar esta noche, no está lejos de aquí. Quiero que vengas con nosotras

Sarah se negó de inmediato — Sabes que Lizzy me agrada pero odio ser mal tercio

— Quiero que esta noche saques tu trasero de la cama y te arregles; te ayudará a sacar ese episodio de criminal minds que estás haciendo en  la cabeza

Sarah río ante el tono de voz de Maia — Bien

Ambas se despidieron y comenzaron con sus actividades habituales.

***

— Chicago, Nueva York y recientemente Cambridge son, según nuestros infiltrados, los lugares con más tráfico de Vibranium — habló Okoye con firmeza mientras conducía

Después de haber visitado —sin éxito— los primeros dos destinos, Okoye y ambos Udaku ahora se dirigían hacia Massachusetts con una última esperanza; Atrapar al comprador del vibranium y así mismo al traficante.

T'Challa recargó la frente contra la ventana del auto y miró la ciudad a la que ingresaban. Algunos establecimientos lucían antiguos, mientras otros recién construidos.

— La compra será esta noche, hay un sitio muy popular aquí donde se realiza la mayor parte de tráfico de armas en la cuidad, es muy probable que esté ahí — habló Okoye mirando por el retrovisor al rey — Yo en su lugar me pondría el traje, su majestad

El rey asintió distraído y T'Challa cruzo los brazos sobre su pecho, oyó a Okoye explicar la técnica de ataque y como llevarían a cabo el plan

***

El lugar era pequeño y a pesar de haber frecuentado algunos bares durante las vacaciones, Sarah jamás había estado ahí antes, las paredes lucían descuidadas y las luces neón eran demasiado intensas, pero la mano de Maia al rededor de su muñeca guiándola a través de la multitud le daba valentía, también se sorprendió de ver a Michael Morris sentando en un viejo sofá junto a otros chicos.

— ¡Pediremos algo para beber! — gritó Maia a través de la música, sobre su hombro Sarah pudo ver a Lizzy acercarse, ambas se sonrieron con calidez y se acercaron a la barra.

Mientras los tragos iban y venían Sarah se esforzó por tratar de olvidar sus asuntos universitarios, se llevó el pequeño vaso a los labios pero antes de beberlo pudo ver a Michael al final de la barra, hablaba con otro hombre, demasiado cerca uno del otro. Sarah regresó el vaso a su posición anterior y los observó con cuidado.

El extraño era notablemente mayor que Michael, movía las manos sobre la barra, como si trazara un mapa imaginario sobre la superficie de madera, súbitamente ambos se pusieron de pie y se alejaron. Sarah buscó con desesperación a Maia o a Lizzy pero no pudo encontrarlas. Sin pensarlo se levantó también y se abrió paso entre las personas bailando en el medio del lugar.

Tuvo que ponerse de puntas varias veces para cerciorarse de que no perdía de vista a Michael y al desconocido. No sabía por qué estaba siguiéndolos pero la punzada en su pecho le decía que quizá podría resolver algunas dudas haciéndolo.

T'Challa se estacionó en la parte trasera del lugar, era un callejón apenas lo suficientemente estrechó para que el auto entrara sin dificultad, parte del espacio estaba ocupado por varios contenedores de basura y bolsas de plástico al rededor, los muros y el suelo aún estaban húmedos por la lluvia de hace unas horas; T'Challa sonrío para sus adentros mientras escuchaba la música salir a través de las paredes, aquel escenario de intercambio ilegal de Vibranium era bastante predecible y común.

Su padre estaba en el techo, agazapado sobre el borde como de costumbre, esperando el momento para saltar, Okoye estaba cubriendo la otra entrada del callejón, dentro de otro auto. Lista para perseguirlos si se daban a la fuga; T'Challa apretó el volante cuando observó a dos hombres salir por la puerta oxidada dejándola entre abierta, uno se acercó al auto en el medio del callejón. Justo frente a el, abrió el maletero y se agachó para buscar, T'Challa se levantó un poco de su asiento para ver mejor, la oscuridad le era favorable para que no reparan que estaba vigilándolos, observó un maletín plateado salir de la cajuela, T'Challa estuvo apunto de girar la llave en el contacto cuando vio salir una tercer figura por al puerta.

Era una chica, usaba un pantalón de cuero ajustado y una blusa blanca escotada, su cabellera castaña se asomó con cuidado por la apertura de la puerta y salió dando pasos cuidadosos.

Frunció el ceño confundido mientras la miraba fijamente, se movía con cuidado como si tratara de evitar que los traficantes la miraran.

Hay una chica aquí. Parece no estar involucrada, no ataquen — habló de inmediato y oyó a Okoye soltar una maldición a través del comunicador

T'Challa tiró de la manija del auto y salió.

KINGDOM; T'Challa UdakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora