"Wakanda jamás permitirá una extranjera en el trono, pero daré mi vida si es necesario para que ella porte la corona"
Disclaimer: Ningún personaje de Marvel me pertenece.
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—La ceremonia se lleva a cabo en el río junto a las cascadas — explicó Shuri con rapidez, mientras tomaba a Sarah del brazo y la conducía a una especie de flota. La chica no tuvo tiempo de percatarse de la inmensidad de los barcos — Las canciones son repetitivas y fáciles de memorizar, pero no debes cantar si no lo deseas. Ah, y T'Challa beberá la hierba corazón para adquirir la fuerza y habilidad de la pantera. Cuando lo haga solo debes cruzar los brazos sobre el pecho y rezar para que su cuerpo la reciba con éxito — se detuvo un momento mientras las Dora Milaje subían también y las rodeaban. De pronto añadió — Pase lo que pase, no te separes de Xoliswa ¿De acuerdo? Muy bien, creo que eso es todo
Sarah procesó la información y asintió mientras tragaba en seco. No había podido dormir bien la noche anterior, pero los nervios no le permitían sentirse cansada. Tenía un nudo en el estómago y una sensación ligera de náuseas. Estaba a punto de presenciar la coronación Wakandiana. No importaba cuantas veces se lo repitiera, a veces, todavía no llegaba a creer el giró tan brusco que su antigua vida ordinaria había tomado.
Se alisó los flecos de su atuendo y recordó no pasarse la mano sobre el rostro. Esa mañana, la habían maquillado de la forma tradicional conforme la tribu dorada. Había pequeños círculos de color blanco al rededor de todo su rostro; Desde la parte baja de los ojos y el puente de la nariz, hasta el contorno de sus pómulos y cejas. Llevaba el cabello recogido, adornado también con pequeñas perlas. La música comenzó a oírse y Sarah alzó la cabeza para observar los barcos de las demás tribus acercarse. Todos cantaban y bailaban; La sensación de alegría comenzó a invadirla; Shuri y su madre bailaban al centro de su flota mientras las Dora Milaje llevaban el ritmo con la base de sus lanzas. Un inmenso paisaje de montañas rocosas se hizo presente a medida que navegaban por el río. Todas las flotas se detuvieron en el medio de dos altas cascadas. Cada tribu tomó lugar en una roca diferente rodeando el río donde se llevaría a cabo la ceremonia. Sarah siguió el consejo de Shuri en todo momento y permaneció dentro del círculo que formaban las guerreras custodiando a Shuri y a la reina.
Cuando todos estuvieron en sus posiciones, se oyó el característico sonido de un Quinjet a la distancia y un hombre se colocó justo en la mitad del río. La nave aterrizó en el borde del acantilado y T'Challa salió semi desnudo de ella, portaba una especie de escudo y tenía pintura que simulaba pelaje sobre el pecho. Todos los Wakandianos comenzaron a entonar una canción que Sarah no tardó en entender y unirse también.
— ¡Yo Zuri! — habló el hombre en el centro al momento en el que el Quinjet despegaba y se alejaba — Hijo de Badu, les presento al príncipe T'Challa, la Pantera Negra.
Después de la reverencia. Zuri le ofreció la hierba a T'Challa. Sarah hizo lo que Shuri le había dicho, su esposo se inclinó sobre una rodilla mientras la hierba recorría su cuerpo. Cuando T'Challa se irguió de nuevo, Zuri hizo la oferta del duelo. Preguntó a cada tribu si deseaba pelear por el trono y por cada respuesta negativa, Sarah soltaba un suspiro de alivio.
