capítulo uno.

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Makeyra.

Mi mirada estaba fija en el grupo de adolescentes que se encontraba a unos metros nuestro. Eran cuatro chicos, estaban al lado de mi salón riendo a carcajadas por cosas que hablaban entre ellos. Solo conocía a uno de ellos; Valentín Oliva, mi compañeros de curso y el "chico" de mi mejor amiga.

Uno de los jóvenes  me llamaba bastante la atención; era el más bajito de los cuatro, al único que no conocía.
Sé que hoy lo pasaron a nuestro curso, él iba al turno tarde pero por temas personales que claramente no nos contaron, lo pasaron al turno mañana, con nosotras. 

Tiene un buzo azul Adidas y llevaba puesto unos anteojos de sol que le quedaban hermosos, más con los claritos que resaltaban en su pelo morocho. La única razón por la que debe llevar puesto anteojos de sol a las nueve de la mañana y en el medio del colegio, es para ocultar sus ojos rojos causados por la cantidad de porros que se habrá fumado antes de entrar, o por el pedo que debe cargar de lo que tomó en la famosa joda que se hizo hoy entre mis compañeros de curso.

—Cerrá la boca que se te cae la baba. —me burló mi amiga al darse cuenta que estaba tildada mirando al morocho.

—Dios, colgué. —reí nerviosa ante el comentario que había largado Sashen.

—¿Cuál es? —preguntó curiosa, llevando su mirada a la misma dirección que yo.

—¿Cuál es qué? —pregunté en el mismo tono que ella, sacando mis ojos del grupo de amigos para mirarla confundida.

—¡El que te gusta, boluda! —largó en voz alta, ganándose un pequeño golpe en la nuca por haber gritado tan fuerte, teniendo a pocos metros a los chicos de quienes hablábamos. Por suerte no llegaron a escuchar, pero aún así me puse súper nerviosa.

—¡Tonta! Hablá más bajo. —reté con vergüenza a la rubia— El más bajito, el que está apoyado en la pared. —respondí a la pregunta que me había echo anteriormente.

—¿Justo ese, boluda? —rodó sus ojos mordiendo su labio inferior. ¿Qué tan malo era que me parezca lindo aquél morocho?

—¿Qué tiene? —pregunté sin entender su negativa reacción.

—¡Es un gato, Key! ¿No lo conocés? —negué con mi cabeza, dándole el lugar para que me cuente sobre él— Como tiene facha todas las pibitas andan atrás de él. Se chapa a una, garchan y después al otro día hace lo mismo con otra. Nunca vas a verlo en una relación estable, es un mujeriego de mierda.

Con esa simple descripción me sacó todas las ilusiones que me estaba haciendo, él busca a pibitas para garchar y yo sigo siendo la virgen del colegio.

A diferencia de cualquier piba de mi edad, yo nunca estuve con nadie, nunca tomé, nunca salí a bailar y ni siquiera pude estar en una relación con ningún pibe. Todo lo contrario a mi amiga, quien sale todos los fines de semana a bailar y se la pasa tomando y fumando.

A veces me dan ganas de experimentar todo eso, de salir de mi burbuja y salir a probar cosas nuevas, Sashen siempre me ofrece salir con ella, pero sinceramente no me veo yendo a boliches o quebrando por la cantidad de alcohol que pueda ingerir, soy totalmente diferente.

—¿Vos te hablás con él? —pregunté con curiosidad, podría ser la mejor forma de poder conocer en profundidad al morocho.

—Algo hablamos, gracias a Valen. —respondió llevando una de las galletitas a su boca y dándole un mordisco.

—¿Y qué onda vos con Valentín?¿Cómo van las cosas? —la codeé alzando mis cejas. Hace semanas me viene hablando de él, y a diferencia mía, Sashen es más sociable y enseguida encaró a a hablarle.

A principio empezaron a hablar normal, ella me contaba con emoción  los primeros avances como los "Valen me empezó a seguir", "Valen me respondió la historia", "Valen me pasó su número" y así, hasta que me contó que finalmente las cosas con el ojiazul iban avanzando, tanto que hoy hasta caminan agarrados de la mano y andan todo el día a los besos. No entiendo que esperan para empezar una relación formal, si esta clarísimo que los dos se aman.

—Es un sol ese pibe, te juro. —una sonrisa inconsciente se había formado en su rostro— No sabés lo bien que me trata y lo dulce que es conmigo. —me contó posando su mirada en el rubio.

Me encanta verla feliz con Valentín, es una persona con cero maldad y se nota que la ama. Las veces que se ha juntado con nosotras en algunos recreos o en la casa de Shai, me cayó bastante bien, hasta podría decirse que somos buenos amigos.

—Lo invocaste. —reí mirando como se venía acercando a nosotras el recién nombrado. Se acercaba con tanta pesadez y cansancio que parecía un zombie, pero a diferencia de su amigo no necesitaba disfrazar el pedo que traía, estaba bastante rescatado.

—¡Hola, Key! —me saludó con un beso en la mejilla, el olor a vino que tenía en su boca me inundó las fosas nasales— Qué linda te ves hoy. —halagó a mi compañera con una sonrisa, acercándose a ella para dejar un pequeño beso en sus labios.

—Estuviste toda la noche conmigo Valen, ya me lo dijiste. —largó una risa Sashen. Ambos estuvieron en la joda de hoy, fue casi todo mi curso menos yo, claramente. 

Valentín apoyó su cabeza en el hombro de mi amiga y cerró los ojos al sentir los mimos en el pelo que ella comenzó a hacerle. 

—¿Qué onda, Key? Te vi fichando a mi amigo, eh. —habló con los ojos cerrados, largando una pequeña risa. Mis pómulos se pusieron rojos como un tomate. ¿Tanto se notaba que lo estaba mirando?¿Se habrá dado cuenta el morocho? Rápidamente llevé mi mirada hacia mi amiga, quien abrió grande sus ojos al escuchar las recientes palabras que habían salido de la boca del ojiazul.

—N-no, n-nada que ver. —tartamudeé nerviosa, odio cuando la lengua comienza a fallarme en este tipo de situaciones. Valentin rió al escuchar como mi lengua se trababa a causa de los nervios que me generaba aquél comentario. Abrió sus ojos nuevamente y llevó una de sus manos a mi hombro.

—Tranqui, no se dió cuenta y no te preocupes que yo no le voy a decir nada. —me calmó con aquélla respuesta. Sé que Valentín no sería capaz de mandarme al frente con su amigo.

—Igual no pienses que me gusta, me parece lindo, nada más. —le aclaré alzando mis cejas para que no piense cualquier cosa, él largó una pequeña risa pero al instante se puso serio. Levantó su cabeza del hombro de la rubia y me miró a los ojos.

—No te la quiero bajar, pero no te veo con Mateo, Key. —opinó el ojiazul, tirando a la basura el último granito de esperanza que me quedaba. Sashen le dió un pequeño golpecito en el hombro al escuchar esas crudas palabras de su compañero— Lo que quise decir, es que vos capaz te re ilusionás con él, cuando él está con minas sin querer ningún tipo de relación con ellas. Tenés un corazón re lindo Key, no se lo des al boludo de Mateo porque vas a sufrir un montón.

—Igual no me iba a ilusionar con Mateo, Valen. —lo corregí ante su consejo— Quiera estar en una relación con alguien o no, un pibe así no se fijaría ni en pedo en mí.

—¿Qué decís, ey? —me retó mi amiga con el ceño fruncido— Sos hermosa amor, algún día vas a encontrar a un pibe que te merezca de verdad. —habló separándose del ojiazul para darme un fuerte abrazo. —Yo si fuera torta, te daría, estás perrísima. —susurró en mi oído,  logrando que ambas larguemos una carcajada, Valentín no entendía nada.

—¿Qué mierda les pasa a ustedes? —preguntó confundido sin entender el motivo de nuestras exageradas risas.

—Cuidala bien porque vos y yo amigos no somos. —bromeé dandole un pequeña palmada en la espalda, comentario que hizo nuevamente estallar de risa a Sashen.

Valentín al entender esa referencia me miró indignado, llevando una de sus manos a su pecho y abriendo grande su boca. En un instante los tres pasamos a estar tentados de risa.

—¡Son unas taradas! —largó el ojiazul calmandose del ataque de risa que nos había agarrado. Una vez que nos calmamos los tres, volvió a apoyar su cabeza en la de la rubia, ambos cerraron sus ojos por el sueño que cargaban. Estuvieron despiertos toda la noche y ahora los ojos se les cierran solos, pero al instante volvieron a abrirlos cuando el timbre sonó; lamentablemente el recreo había terminado.   

objetivo; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora