capítulo cuarenta y nueve.

5.2K 197 143
                                    

Mateo.

—¿Por qué no hablás con Valen, amor? —pidió apenada la castaña al ver a Valentín junto a su novia mirándome con su mejor cara de perrito mojado, lo único que logra es que le tome más bronca.

—Que me chupe la pija, yo no tengo porque ir a hablar con él. —largué mientras lo fulminaba con la mirada para tratar de intimidarlo, con lo sensible que es Valentín al instante logré que agachara la cabeza.

—Son amigos Mateo, no seas así. —acotó mirándome a los ojos, mientras yo la oía con atención pero guardaba mi carpeta abajo de la mesa para esperar el sonido del timbre— Pedile perdón. —dijo en un tono firme, fijé mis ojos en los suyos y alcé una de mis cejas con mi mandíbula tensa.

—¿Me estás jodiendo?

—No, te estoy hablando en serio. —respondió con total seriedad, necesitaba poner todo mi esfuerzo posible para no discutir con ella y para que no termine enojandome de más.

—¿Por qué le tengo que pedir perdón si no le hice nada? Él contó algo que no tenía que contar, él me pegó una piña. —le recordé ofendido, me molesta que lo defienda tanto cuando yo bien le expliqué que peleamos por culpa de Valentín.

—Valentín no te pega una piña porque sí, algo tenés que hacer para provocarlo de esa manera, no te hagas. —dijo con seguridad mientras alzaba sus cejas, refregué mi cara con ambas manos y largué un pesado suspiro.

—No quiero pelear con vos, pero me rompe mucho la pija que lo defiendas después de que te contara mil veces como fueron las cosas. —confesé tratando de sonar lo más calmo posible, ella rodó los ojos cansada.

—Sos un chiquilin. —musitó segundos antes de que el timbre del recreo nos interrumpiera, no podía quedarme callado luego de aquél comentario.

—Seré un chiquilin pero no un traidor como lo es tu amiguito al que tanto defendés. Pensá lo que quieras Makeyra. —largué  levantándome de mi asiento para salir al recreo, ni siquiera la dejé responder, me fui dejándola con la palabra en la boca.

Crucé la puerta con la intensión de dirigirme hacia el baño, pero me sorprendí una reconocida voz femenina detrás mío tratando de frenarme. Me di la vuelta al instante y allí pude visualizar a Sashen acercándose hacia mí como si nada.

—¿Qué pasó? —pregunté neutro, sin enojo pero tampoco haciendo de cuenta que nada pasó. Aún me sigue jodiendo la mirada de mierda que me dedicó la última vez que nos vimos, pero también entiendo que soy el menos indicado para enojarme sabiendo de lo que acaba de enterarse.

—¿Hablamos? —pidió de brazos cruzados y arqueando apenas una ceja. Su fulminante mirada se volvía a repetir igual que hace unos días atrás, las facciones de su rostro estaban tensas y su voz sonaba tan rígida que lograba intimidarme. Asentí con mi cabeza y me crucé de brazos de la misma forma que ella para oírla atento, mientras dejé caer mi cuerpo sobre la pared mas cercana para descansar la espalda— Me contó Valentín. —largó entre dientes, sé lo importante que es Makeyra para ella y logro entender su odio hacia mí, pero no me gusta un carajo que sea ella la que venga a hacerse la mala conmigo.

—Me parece cualquiera que te hagas la mala conmigo, no es un tema tuyo. —largué exactamente lo que mi mente pensaba igual o un poco menos enojado que ella. Al oír mi comentario arqueó una ceja y miró hacia un costado para dejar salir una sarcástica risa. Pasó su lengua por el interior de su mejilla y se animó a mirarme nuevamente, ese gestito con la lengua sé que es un claro ejemplo que moría de ganas por llenarme la cara a moretones— ¿Qué pasa?¿El wachin de tu novio no te coge bien que andas tan alteradita? Si es por eso yo no puedo hacer nada che, mi wacha es sagrada como para andar cagandola con minitas como vos, no te puedo dar el gusto te pido mil disculpas. —traté de despedirme con una sarcástica sonrisa al ver que ella no emitía respuesta alguna, no tenía ganas de perder un segundo de mi tiempo en ella.

objetivo; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora