capítulo dieciséis.

8.1K 317 236
                                    

Mateo.

—¡Al fin te viniste para estos lados, gil de mierda! —largó mi primo dándome una fuerte palmada en la espalda con una sonrisa— ¿Qué onda tu vida? Contame trolo. —habló esta vez con la pava en mano cebándose un mate— Sabés que por acá te andan reclamado un par de amigas. —sonrió pícaro, haciéndome reír.

—Ya no estoy para esas, hermano. —negué entre risas, Facundo alzó las cejas sin creerme una sola palabra. Él siempre fue mi compañero de jodas y siempre me hacía la segunda con las minas, especialmente sus amigas que la mayoría me tienen ganas.

—¿Que te hacés el santo? —preguntó mordiendo su labio con el ceño fruncido— Acá abrieron un boliche nuevo que se re pone, vamos a ir. —me señaló con su dedo índice, no puedo negarme a una buena salidita.

—Bueno eu pero noche tranquila sin minas. —avisé esta vez señalandolo yo, recordando aquélla vez donde borrachos volvimos con una pibita cada uno y mi tía nos sacó a las patadas.

—¿Vos no estarás casado, no? —interrogó refiriéndose a estar de novio, yo largué una fuerte carcajada al oír aquélla suposición.

—¿Justo yo hermano? Me extraña que pienses eso. —consulté mirándolo desconfiado, él reía.

—Y bueno, me decís "sin minas" y es lo primero que se me ocurre, al menos que patees para el otro lado. —largó alzando ambas cejas asumiendo que soy homosexual, no puedo creer las cosas que se le ocurren por simplemente no querer estar con una mina.

—No estoy casado pero hay alguien ¿Te va? —rodé los ojos cansado de sus interrogatorios, él sonrió expectante para que le contara y alzó ambas cejas dándome el lugar a empezar— O sea no es mi novia, sería como mi garche fijo pero sin garchar o como amigos que se viven comiendo la boca. —expliqué confuso, en realidad no sé que título ponerle a mi relación con Makeyra— Mi objetivo, eso puede ser.

—Ah, te la querés cojer pero por el momento solamente se están comiendo la boca. —asumió a la perfección mi primo, parecieramos gemelos por la forma en la que nos conectamos tanto a la hora de pensar o de relacionarnos— Pero vos tenés que hacerlo de una, porque después capaz la minita te empieza a gustar y te vas a querer cortar los huevos.

—Es que no lo puedo hacer de una boludo. —rodé los ojos pensando en como podría explicarle ese detalle.

—¿Es virgen? —preguntó alzando ambas cejas, yo asentí con mi cabeza. Sin dudas tenemos alguna clase de telepatía sino no se explica— No entiendo para qué te la agarrás entonces, buscate una más facil. —rodó los ojos haciéndome reír, mientras me pasaba un mate.

—Sino no tiene gracia hermano. —negué con mi cabeza riendo— Igual no sé boludo, ahora medio que me da cosa hacerle eso. La mina es re buena conmigo, cuando tenía mambos con mi vieja siempre era ella la que estaba para escucharme y ahora que me fui de mi casa la primera en preguntarme que me pasaba fue ella. —expliqué dándole el último sorbo al mate y devolviendoselo.

—Si te da cosa entonces hacelo con los ojos cerrados, no sé. —bromeó riéndose él solo por su propio chiste, fue malísimo— Pero dale gil, si ni novios son ¿Por qué no podes estar con otras minas?

—No es que no puedo, no me interesa. —alcé mis hombros desinteresado.

—Es hasta que veas un par de wachas, ya se te va a pasar. —me compadeció golpeando mi hombro, ni que fuese tan grave.

—¡Facu! ¿Jugamos a la play? —gritó mi hermano mientras venía corriendo hacia nosotros.

—¿Ya me cambiaste por este roñoso? —consulté ofendido, el menor rió mientras agarraba de la mano a mi primo para llevárselo a jugar.

objetivo; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora