capítulo treinta y uno.

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Mateo.

Bufé al entrar al salón y ver desde entrada a la castaña con su nuevo novio, otra vez. Pasé caminando a su lado (aunque... ni siquiera habían registrado mi presencia) y me senté en varias mesas detrás de ellos, más precisamente en la anteúltima mesa del salón, simplemente para no tener la atención de ningún profesor como de costumbre hago. Mi humor cambió un en pequeña escala cuando la presencia de mi mejor amigo se hizo visible en aquélla puerta de entrada. Sonreí al verlo y él al instante se acercó hacia mi mesa para sentarse a mi lado.

—¿Qué onda amigo?¿Cómo estás? —preguntó saludándome con un beso en la mejilla. Se descolgó la mochila de los hombros y la apoyó en el piso mientras tenía su mirada fija hacia la misma dirección que yo; Makeyra— Otra vez está con el novio. —acotó mirando la escena, yo fruncí el ceño enojado y saqué mi vista de ellos para enfocarla en Valentín.

—Hace una semana que está con el novio y a nosotros ni nos registra boludo ¿Quién se cree que es? —pregunté con bronca, él largó una leve risa que sinceramente lo único que lograba era hacerme enojar el doble porque la situación no me parece para nada graciosa. Desde la última vez que nos juntamos en la plaza con los chicos no volvimos a juntarnos con Makeyra, no sé que le pintó por andar todo el día atrás del novio y ahora no se despegan para nada. En el grupo ya ni siquiera habla y sus recreos se basan en estar toda la mañana abrazada al imbécil de Luciano. Y aunque sé que la última vez que hablamos terminamos a las puteadas, nosotros bien dijimos que terminábamos como amigos, no entiendo porque tanto distanciamiento tan de repente.

—Bueno boludo, es el primer novio que tiene y se la ve re enganchada. —sonrió al verlos juntos, lo miré con desagrado al ver con la cara de bobo sonriente con la que observaba a la pareja.

—¿A vos no te habla tampoco? —pregunté curioso, quizás quedó enojada de la última discusión que tuvimos y el tema es conmigo, pero mi conclusión fue negada por el ojiazul mientras negaba con su cabeza.

—No, conmigo no. Igual no está enojada, me sigue mandando memes por Instagram.

—Es una pelotuda, es cualquiera la que está haciendo. —fruncí el ceño con bronca ignorando lo que mi amigo me hablaba, todo mi enojo acumulado no me dejaba concentrarme en otra cosa que no sea en ellos.

—¿Qué pasó?¿'tamos celoso?  —preguntó mientras me codeaba como si fuese un infante en plena etapa de crecimiento, rodé los ojos cansado de sus estupideces.

—No seas pelotudo Valentín, como si tuviera algo que envidiarle al feo de mierda ese.

—Si, la novia. —respondió divertido para luego largar una burlona risa, si no fuese mi mejor amigo ya le hubiese bajado un par de dientes por zarpado.

—Se la estoy prestando por unos días nada más al gil ese así se entretiene, si se sigue haciendo el noviecito bueno se la robo pa' la mierda.

—¡Ey, no hables así de Key! —me retó dándome un fuerte codazo, me quejé mientras frotaba mi zona golpeada.

—¿Qué dije de ella, pajero? Me hiciste verga el codo, hijo de puta. —acoté para luego devolverle el golpe pero en la cabeza, acto que ofendió a mi mejor amigo y que iba a encargarse de vengarse si no fuese por una voz femenina que nos interrumpió.

—¿Valen me prestas tu celular? Le quiero hablar a mamá pero no tengo más crédito. —pidió Makeyra a su amigo, ni siquiera fue capaz de saludarme mínimo por educación. Mi mejor amigo asintió sin problema y una vez desbloqueado el celular, se lo entregó en mano para que ella pudiera usarlo.

—¿Te tienen de la correa que ya ni nos hablás? —pregunté en un tono divertido mientras me amacaba en mi asiento, ella alzó su vista y me miró con ambas cejas levantadas.

objetivo; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora