capítulo cuarenta y cuatro.

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Mateo.

Me desperté con un dolor en el cuello debido a la posición en la que me había quedado dormido.  Miré hacia mi costado buscando a Key pero no estaba, tampoco Valentín ni Sashen, estaba solo. Estiré mi cuerpo acompañado de un fuerte bostezo y me dirigí hacia la pieza de Valentín en busca de la castaña, quizás se fue sin avisarme y no me di cuenta. Una vez que abrí la puerta, cerré fuerte mis ojos al ver a ambos durmiendo semidesnudos, Valentín en Boxer y por suerte, su compañera estaba tapada con la sábana y no se le veía nada, aún así bufé al ver aquélla imágen.

Salí de su habitación de mi mejor amigo y esta vez me dirigí hacia la de su madre, entré sin golpear ya que no podría encontrarme nada extraño si ella no se encuentra en la casa. Suspiré aliviado al verla acostada en la cama de la mayor tapada hasta el cuello. Me acerqué hacia ella y me senté a su lado de la cama, me causaba ternura verla dormida, hasta así sigue viéndose hermosa.

—Amor, despertate. —pedí murmurando, siempre que dormimos juntos y yo me levanto primero, la despierto simplemente para joderla. Algún día va a cansarse y me va a mandar a la mierda, estoy seguro.

Me acosté a su lado y dejé un pequeño beso en su frente, ella al sentirlo esbozó una leve sonrisa aún con sus ojos cerrados.

—No te hagas la dormida ey, te estoy mirando. —fruncí el ceño fingiendo estar ofendido, ella largó una pequeña risita, creo que es la primera vez que la veo despertarse de esa manera.

—Sos muy molesto amor, dejame dormir. —dijo con su voz ronca mientras refregaba sus ojos para tratar de despegarlos.

—Me dejaste solo gila, me re preocupé cuando no te vi. —respondí un poco exagerado, soy tan intenso que no puedo estar ni un minuto solo que ya la necesito conmigo al lado.

—Valen me dijo que venga a dormir acá, te llamé pero no te pude despertar. —explicó con sus ojos entrecerrados al sentir la luz encendida que le encandilaba.

—Se fueron a la pieza porque querían coger los hijos de puta. —conté al recordar la imágen vista hace algunos minutos en la habitación de Valentín. Ella rió levemente, apenas lograba captar lo que yo decia debido el sueño que cargaba— ¿Querés dormir un rato más? —pregunté corriendole los pelos que caían sobre su rostro, ella asintió con su cabeza y se acomodó mejor en la cama— Bueno, descansá. —me despedí dejando un último beso en su frente, pero antes de levantarme me frenó agarrándome de la muñeca.

—¿No vas a dormir? —preguntó confusa, en modo de respuesta negué con mi cabeza.

—Ya me re despabilé amor, dormí vos. —murmuré soltandome de su agarre con suavidad, ella asintió con su cabeza y nuevamente cerró sus ojos para volverse a dormir.

Me levanté de la cama y apagué la luz para finalmente dejarla tranquila, al dirigirme hacia el comedor me sorprendí al ver a mi mejor amigo sentado con las cosas del mate preparadas, menos la pava.

—Buen dia gato. —saludé sentándome frente a él, esbozó una leve sonrisa al verme y me saludó de la misma forma.

—¿Qué onda? Pensé que dormías. —dijo levantándose de su asiento para ir a buscar la pava eléctrica.  Al instante que la obtuvo se volvió a sentar en su lugar nuevamente, pero con la diferencia que esta vez traía en sus manos un paquete de galletitas Don Satur saladas.

—No, fui a buscar a Key. —conté mientras le arrebataba el paquete de las manos y lo abría hambriento.

—Te re dormiste ayer gil, ella te quería despertar pero estabas re desmayado. —contó largando una leve risa, mordí mi labio inferior sin poder creer lo que me estaba contando mi amigo, no soy de tener el sueño tan pesado.

objetivo; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora